- SIMÓN REYES Y EL PARTIDO COMUNISTA
Max Murillo Mendoza
Hasta rotativos de ultraderecha y colonialistas, como El Deber de Santa Cruz, le hacen homenaje a Simón Reyes, importante personaje del PCB y conductor en los años 80 del anterior siglo de la Central Obrera Boliviana.
Ciertamente un dirigente esclarecido y comprometido con sus ideas, a pesar de lo equivocadas y fuera de contexto histórico. La prensa al final para lo único que sirve es para ensalzar o destruir a alguien. En este caso ensalzan la vida de un dirigente comunista, quizás el más esclarecido y comprometido con la clase obrera de su tiempo.
Pero Simón Reyes perteneció a ese partido comunista que traicionó al Ché Guevara, dejándolo abandonado hasta su muerte por razones absolutamente mezquinas y de poder. Fue el partido comunista boliviano el gran culpable de aquellos sucesos de los años 60.
Respondían nomás a las directrices de Moscú durante la guerra fría, y las consignas que llegaban de ese otro imperio tenían que obedecerse a pie puntillas. El Ché debía morir, porque estaba en el patio trasero de Estados Unidos, y eso Moscú lo respetaba con todo respeto.
El partido comunista tuvo tremendos errores de interpretación de nuestra realidad, como los troskistas (Filemón Escobar, Lora, etc) consideraban a Bolivia parte de las provincias de Rusia, por lo que sus esquemas de interpretación eran nomás valederas.
Aquí no existían quechuas, aymaras, guaraníes, sino bolcheviques rojos, ateos y mineros sin cultura, tan occidentales como los mineros rusos. Con sindicatos occidentales, es decir sin organizaciones propias como los ayllus o tentas. En estas tragedias históricas, esta izquierda trans -plantada por las oligarquías blancas y blancoides radicalizadas de Bolivia, quizás tiene en sus manos las mayores tragedias humanas en Bolivia.
La izquierda ha sido peor que la misma derecha, o la oligarquía. Esos errores han costado miles de vidas humanas, en masacres, en crímenes de las dictaduras y destrucciones de familias. Sus errores, poco investigados hasta hoy, han sido culpables de muchas destrucciones de procesos sociales bolivianos. Por eso no me extraña que hoy sean parte de la oposición colonial, racista y occidental en Bolivia.
Pues Simón Reyes perteneció a la mayor élite de la izquierda de Bolivia, al mismo tiempo al mayor fracaso histórico generacional de Bolivia. A esa izquierda sin ideas, sin propuestas, sin sospechas de nuestras realidades, absolutamente querellante, repetitiva de las consignas que venían de Moscú, la Habana o Pekín. Miopes, que confundían ficción con realidad. Que veían todo rojo cuando nuestras realidades más bien son variopintas y con muchos contrastes culturales y sociales. Con religiosidades milenarias, con mentalidades milenarias y organizaciones milenarias.
Esa misma izquierda actualmente no sale de su asombro, de que indígenas se hayan acercado al poder sin permiso de ellos. Y como antes, no tienen idea de lo que ocurre. Sus mentalidades patronales y racistas, se refugian en excusas.
Ante su tremenda inutilidad se asoman oportunistamente al MAS o a la ultraderecha, creen que es izquierda y sus rojas e inútiles miradas se confunden con la confusión de varios ex rojos del MAS: troskistas, comunistas, miristas, etc, etc. Esta generación de fracasados acabará en las cantinas del olvido, farreando sus nostalgias traicioneras como si de triunfos se tratara. Actitud repugnante como final de una historia.
Ya se termina esta generación del fracaso, que nada hizo por este país. Sino aprovecharse para disfrute suyo como moda y oportunidades de viajes, congresos, farras y becas para sus hijitos. Los obreros y mineros de base siguieron y siguen tan jodidos como siempre: tragándose el polvo de la derrota y la vida miserable cotidianamente, cuando los “mandarines” del poder reciben homenajes y viven como reyes, disfrutando en sus farras nostálgicas de las gloriosas jornadas del poderoso movimiento obrero minero.
Y quién reivindicará la vida de esos miles y miles de desconocidos, anónimos y sin número de obreros y mineros, que se sacaron la mierda para que sus dirigentes les representen dignamente, pero que sólo recibieron el olvido y despreció de sus mismos dirigentes? Ese es el asco de la traición de los altos “mandarines”, tan impune como las matanzas de las oligarquías y las dictaduras.
Muchas veces la historia es la hipocresía y el desfile de todos los traidores, cabrones y doble rostros del poder humano, en eso no hay diferencia alguna entre izquierda y derecha.