Piñera, Pinochet

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    Piñera, Pinochet y los aymaras

Idón Moisés Chivi Vargas / cambio.bo
Pensar que Chile pueda agredir militarmente a sus vecinos no es algo inverosímil.

Fronteras de Bolivia antes de la Guerra del Pacífico Lo hizo en 1879 y se robó a mano armada nuestra costa marítima, para beneficio inglés y reproducción del orden colonial en el siglo XIX.

Si vemos la historia de nuestro país después del latrocinio, encontraremos consecuencias funestas, no sólo respecto al guano, el salitre y el cobre, sino además por la ruptura definitiva del sistema de control de pisos ecológicos, que nos habían heredado los primeros habitantes de estas tierras.

Este control de un máximo de pisos ecológicos había unido expansión territorial, construcción de gobierno y dignidad de vida. Era el modelo político que le había permitido al incario su expansión exitosa en pocos años y un grado de adhesión impresionante hacia las políticas del inca.

Como señalamos arriba, los señoríos aymaras Pakajakes y Karankas fueron víctimas de un descuartizamiento brutal, que representa para la historia de los pueblos indígenas algo más que una simple guerra.

Los aymaras quedaron divididos entre Bolivia, Chile y Perú. Fueron víctimas del mayor despedazamiento cultural y territorial que nunca habían imaginado. El colonialismo por vía de república había mostrado, —una vez más—, su eficacia anti-indígena. Los estudios históricos sobre la Guerra del Pacífico olvidan olímpicamente este detalle.

La historia oligárquica, al igual que los medios de comunicación privados, miente por lo que dice, por lo que calla, por lo que anuncia y por lo que nos obliga a olvidar…

Si algún gobierno ha hecho esfuerzos únicos para la causa marítima es precisamente el gobierno de un indígena.

Evo Morales no sólo ha puesto en aprietos al gobierno del Estado chileno, sino también, —y aquí lo mejor—, a su rancia oligarquía. Por eso Evo Morales es el mejor aliado que los estudiantes chilenos tienen hoy en su causa popular.

Ha sido precisamente el presidente Morales quien recalcó que en el siglo XXI no se puede aceptar “ni colonialismos internos ni colonialismos externos”. La educación privatizada es una forma de colonialismo interno, es un sistema educativo que privilegia a los que más tienen y desprecia a los que nada o poco tienen.

El orden colonial guerrerista se expresó a través de Piñera, lo dijo con toda claridad, con “todas las fuerzas del mundo”.

El mundo para Piñera y la oligarquía pinochetista sigue siendo Gran Bretaña. Así como en el principio, así se muestra el fin…de la oligarquía.

La Guerra del Pacífico fue una muestra trágica de una guerra en la que las botas chilenas y los zapatos peruanos se juntaron con las ojotas bolivianas.

Fue una guerra oligárquica, que fue decidida oligárquicamente, y que se mantuvo así desde el siglo XIX hasta principios del XXI.

Aniceto Arce, Pando y otras especies menores hasta Hugo Banzer Suárez y el Abrazo de Charaña son eso, Pinochetistas y oligárquicos, en ello, si le confiáramos el tema al experto Loayza, acabaríamos perdiendo hasta el agua potable, perdiendo antes el Titicaca.

Goni nos propuso gas por mar y lo echamos. Bolivia dejo atrás esa maldición. Para hacer del mar una cuestión de pueblos, no una mentira oligárquica…

Para hacerla memoria indígena plurinacional, no patrioterismo barato…

Es un indio aymara quien nos lo recuerda, en cada lugar donde el mundo se reúne o donde la región necesita de su palabra clara y sincera.

Nada pasa en Bolivia sin los indios’ dice un viejo grafitti en Oruro, y cuánta razón tiene…

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