- Bartolina Sisa Vargas, ¡ por la libertad de mi tierra!
La lucha de Bartolina Sisa y Túpac Katari trazó un camino al pueblo para una liberación política, cultural y económica. La memoria de Bartolina es una luz para todos los pueblos.
Fernando Huanacuni Mamani
Era un 5 de septiembre de 1782, cuando el sanguinario oidor Francisco Tadeo Diez de Medina sentenciaba a Bartolina después de haberla tenido presa por más de un año; tiempo que valientemente soportó torturas, el encierro en un calabozo frío, oscuro y húmedo, la falta de alimentos y la tristeza e impotencia al saber de la horrorosa muerte que dieron los españoles a Túpaj Katari, su esposo y compañero de lucha.
Desnuda, atada a la cola de un caballo, el cabello rapado, los senos mutilados, cortada la lengua, es arrastrada por la Plaza Mayor (hoy conocida como plaza Murillo), mientras hombres y mujeres la apedrean, le escupen y se burlan de su dolor.
Gota a gota su sangre se derrama mientras la piel se desgarra, aún así ella se mantiene erguida y firme cuando es levantada y llevada a patadas hasta la horca.
No satisfechos los cristianos, aún después de muerta descuartizan su cuerpo para exhibirlo en los lugares por los que comandó a los ejércitos indígena originarios.
Bartolina Sisa Vargas, hija de Josefa Vargas y José Sisa, nació en el ayllu de Ocuire, cantón Caracato, provincia Loayza, en Qullasuyu.
En las dos confesiones de Bartolina, se dice que se la ve como de más de veinte años. El padre Borda le supone de unos 26 años en el momento de su muerte. Si unimos la declaración de Bartolina, que afirma que nació un 24 de agosto, y la declaración del padre Borda, podemos concluir que nació el 24 de agosto de 1756.
En nuestra cosmovisión se es ‘gente’ (jaqi en aymara y runa en quechua) sólo cuando se vive en pareja, por lo que el Consejo de abuelos y abuelas, de yatiris y amawt’as encomendó y dio el ajayu Katari Amaru, “la estrategia de la serpiente que resplandece”, a Tomás Katari y Kurusa Llawi, que tomaron la Real Audiencia de Charcas; Túpaj Amaru y Micaela Bastidas, que tomaron Cusco; Andrés Túpaj Amaru y Gregoria Apaza, que tomaron Sorata; y Tupaj Katari y Bartolina Sisa, que tomaron Puno y La Paz.
Por declaraciones de Bartolina, después de su arresto, se sabe que para articular esta estrategia se prepararon durante 10 años.
Como mujer de campo aprendió de su madre desde muy pequeña a hilar caito y a tejer y como hábil hiladora y tejedora, ha hilado las páginas de nuestra historia y tejido nuestros sueños de libertad.
Los que la mataron, los que la sentenciaron, creyeron que con esas acciones borrarían por completo su memoria, su vida, pensaron que con la crueldad con que la mataron pondrían en escarmiento a todos los que veníamos detrás.
Han pasado 230 años y debemos decirles desde aquí, sus hijos y sus nietos, primero que no la mataron, pues su memoria hoy pervive en este territorio sagrado; y, segundo, que tampoco hicieron retroceder la rebelión, más aún hoy estamos más fortalecidos con su memoria. Más bien los que la mataron sí han muerto en el olvido de su craso error histórico.
Cuando levantemos un monumento a nuestra abuela e irpiri Bartolina Sisa, tiene que estar en el lugar en el que fue derramada su sangre. Ahora, el mejor homenaje es hacer que su sacrificio nos siga inspirando.
Por eso guardamos en nuestra memoria y en nuestro corazón sus palabras, que aún recorren las montañas sagradas de los andes: “!Yo muero por la libertad de mi tierra… por la libertad de mi pueblo!”
2 Las respuestas a “La lucha de Bartolina”
Rolando Prudencio Briancon
Bartolina Sisa el silencioso símbolo que significa que sigue la lucha
No basta con reivindicar lo que rebeldemente representó, quien fuera no sólo fue compañera de Tupak Katari; si no que debemos comprender que fue protagonista de la lucha por la liberación de quienes no sólo eran oprimidos, si no que no contaban como personas para quienes los sometieron, si no que eran vistos como animales trabajo.
Por ello no es correcto considerarla como compañera, tal como de forma inconsciente la historia interpreta, que fue la figura de Bartolina Sisa. Vale decir; no fue la ocasional compañera de Tupak Katari, si no actora; y con las arrolladoras ansias de libertad que corría por sus venas, como fue también por las de Julián Apaza, o Tupak Katari.
Fue por ello que, no en vano la muerte de Bartolina fue similar a la de Tupak Katari; es más, luego del descuartizamiento fue rematada a picotazos en la hoy plaza Murillo, o plaza mayor de aquel entonces, para que sirviera como un estremecedor escarmiento a quienes se osaran desafiar el desquiciado orden omnímodo de la corona.
Así que si ha surgido la sugerencia de cambiar el nombre de la plaza Murillo, por el de Bartolina Sissa, es porque fue ése el espacio de su estremecedora ejecución, y lo que precisamente se pretende con el cambio de nombre, es que sea un recinto para la rememorada resistencia, que se traduce en aquella célebre sentencia de Tupak Katari: A mi me sólo matan, pero volveré y seré millones.
Y es que, lo que inútilmente intentó la historia oficial de las «oligarquías» fue invisibilizar a los indígenas. No en vano el presidente Evo Morales ha manifestado: Si no hubieran existido líderes indígenas -refiriéndose a Bartolina Sissa y Tupak Katari- habría habido exterminio».
Es por ello que este intento de invisibilizar a los indígenas, todavía está latente; tal como sucedió hace 226 años. Aunque no en éste momento, por el proceso de Cambio que vivimos, y porque tenemos hoy a un indígena como presidente, pero retrocedamos un poco, casi 9 años atrás -2003- y preguntémonos; ¿contra quienes cometieron ese genocidio, el gobierno de Goni -quien hasta hablaba con acento extranjero- y compañía? Fue precisamente contra la población alteña; mayoritariamente inmigrantes indígenas del altiplano paceño. Y es por ello que hoy es provocadoramente está protegido por el imperio; que igualmente exterminó a sus indígenas.
Entonces se entenderá que no es suficiente homenajearla a Bartolina Sissa, si no rememorarla recuperando espacios que expresen el eterno ejemplo de emancipación por la que ella luchó.
¡Honor y gloria a Bartolina Sissa!
Juan
Lamentablemente seguimos escarmentados, tanto que no aceptamos este sistema discriminador y esclavista? tanto que nos despreciamos entre nosotros y bajamos la cabeza al usurpador e invasor de nuestra tierra… Escribe desde Cbba Bolivia