- La oposición no tiene un discurso sólido, por lo que no le queda otra que colgarse a cualquier conflicto
Reymi Ferreira / la-razon.com
Los conflictos que algunos sectores alientan y que han generado congestión del tráfico en varias ciudades del país, agresiones, marchas y la paralización de los servicios de salud, del transporte, del sistema universitario, son conflictos que obedecen a determinadas demandas de los sectores de la sociedad, que en algunos casos pueden ser legítimos, pero que en otros obedecen a una óptica economicista, que no obedece a los intereses generales de la sociedad boliviana.
Los entes gremiales que aglutinan a esos sectores tendrán sus razones, y consideramos que habrá que analizarlas en esa perspectiva.
Lo que nos parece cuestionable es la actitud oportunista de algunos dirigentes políticos de la oposición y del aparato mediático-empresarial que los secunda (o los impulsa), que buscan desgastar el régimen político imperante y crecer políticamente.
Esto es absolutamente legítimo, siempre y cuando sea una adhesión coherente y sincera a lo que se pide y no la grosera y abierta manipulación de conflictos sectoriales a los que estos dirigentes se cuelan.
Es tal la carencia discursiva de la oposición conservadora, que se aferra a cualquier conflicto para apoyarlo aunque a veces hasta sea contradictorio con sus posiciones e intereses.
De ahí que no resulta raro que los que no dijeron nada cuando los madereros de Santa Cruz depredaron medio país, ahora se conviertan extrañamente en furibundos ambientalistas y defensores de los pueblos indígenas a los que siempre desconocieron en sus derechos.
Resulta gracioso y hasta un insulto a la memoria que exministros neoliberales ahora apoyen abiertamente las acciones de la COB en su demanda de un incremento superior al 8%, cuando en el pasado eran inflexibles en mantener las drásticas medidas del 21060. Pese a que saben que un incremento superior al 8% obligará a cerrar cientos de empresas y a generar una crisis inflacionaria, no vacilan en apoyar estas medidas por simple interés político.
Ahora nos sorprende que algunos de estos dirigentes y empresarios apoyen a las universidades para que tengamos un sueldo superior a los 15.000 bolivianos, cuando en los gobiernos del pasado, muchos de estos exministros se negaban a otorgar incrementos al soporte presupuestario, lo que nos obligaba a marchar para evitar el cierre de las universidades.
La verdad que la impostura da para todo, pero lo que sí queda claro es que la oposición no tiene un discurso alternativo sólido, por lo que no le queda otra que colgarse a cualquier conflicto y atraer agua a sus molinos, al precio que sea, y aunque lo que se pida sea diametralmente opuesto a sus discursos y prácticas del pasado y del presente.