- La COB (Central Obrera Boliviana)
David Acebey
No es el mismo asco que sentí por los que nos persiguieron, torturaron, encarcelaron, confinaron y exiliaron. Es un asco mayor y con vergüenza ajena.
Por favor retrocedamos al abril de 2011. Observemos el desabastecimiento promovido por los de siempre, la coincidencia de la prensa golpista con la dirección cobista y leamos una nota inspirada en esos días.
Si Bolivia no tuviese ¡tanta riqueza!, conjeturo que seríamos un país muy desarrollado en las artes del vivir inteligentemente, igualitariamente… No nos hubiesen colonizado para robarnos la plata, no nos hubiesen masacrado para robarnos el estaño, no nos hubiesen invadido para robarnos el caucho, no nos hubiesen enclaustrado para robarnos la KK y no nos hubiesen conducido al fratricidio para robarnos el petróleo.
Tampoco hubiésemos sentido el dolor de ser traicionados por esa organización que durante las dictaduras fue nuestra vanguardia revolucionaria: la Central Obrera Boliviana.
No culpo a todos los obreros que acataron el paro convocado por la COB ni a la totalidad de dirigentes que apoyaron el pedido político de aumento salarial. Culpo a los medios de comunicación del imperio, en especial a PAT, Unitel y a la Red Uno.
Ellos promovieron día a día y durante más de tres meses el agio, la especulación y el contrabando con su táctica de magnificar el desabastecimiento para dar la sensación de que era cien veces superior a la carestía provocada por el cambio climático.
Su táctica fue exitosa: crearon pánico hasta lograr que germinen las condiciones “objetivas y subjetivas” para el pedido de un descomunal aumento salarial y colocaron al Gobierno entre la cruz y la espada, entre el reprimir a obreros que agredían con dinamitas a pobladores y policías o aprobar un aumento salarial que destruiría nuestra economía para favorecer el retorno de las transnacionales. (¿Cuándo tendremos una ley que proteja a la Patria de la libertad de prensa?)
También culpo a mi gremio —me refiero a los escritores latinoamericanos comprometidos con los procesos de cambio— por nuestro descuido o flojedad para construir los antídotos artísticos que contrarresten el mortal virus mediático creado por quienes financiaron el terrorismo separatista de 2008. (1).
Pregunto a los dirigentes obreros: ¿no es aumento salarial, además del 10% aprobado por el Gobierno, el millonario desembolso para pagar la Renta Dignidad y los bonos a niños y mujeres embarazadas? ¿No es aumento salarial las miles de obras construidas en toda la patria, las nuevas escuelas, las computadoras gratuitas, los focos ahorradores, la subvención a la electricidad, a la harina, a los combustibles o la inversión en el satélite Túpac Katari, que abaratará la comunicación y universalizará el conocimiento de diez millones de compatriotas?
¡Los aumentos sectoriales no son revolucionarios! Y aunque maestros y trabajadores de la salud no lo crean, millones de bolivianos nos sentiríamos dichosos de recibir la mitad de un salario mínimo. ¡No nos desesperemos! Los tiempos mejores ya están a la vista.
Y que Dios y la Pachamama me manden al infierno si estoy equivocado: el paro de la COB fue una jugada maestra del imperio, en su afán de desgastar al Gobierno para adueñarse de las mayores reservas mundiales de litio.
¡Maldito litio! si su presencia provoca más traiciones a la Patria. ¡Bendito litio! si su presencia es para favorecer el desarrollo, la convivencia, la inteligencia…
Nota (1) Peligra la Patria y no tenemos ni un medio de comunicación estatal dedicado a la ciencia, arte que nos legó Luis Espinal en sus Cuadernos de Cine para construir los difíciles pero no imposibles contravenenos mediáticos.