- El brazo armado del pueblo: Las FFAA y organizaciones sociales garantizan transformación del país
katari.org – cambio.bo
La Parada Militar realizada en Tarija, este 7 de agosto de 2011, puede ser considerada quizás una muestra clara de que los soldados bolivianos marchan a paso acelerado hacia la refundación de la institución castrense, es decir hacia la descolonización definitiva. La demostración de las FFAA —ayer en tierra de Moto Méndez— fue otra prueba evidente de que las cosas en Bolivia han cambiado.
Descolonizadas, anticapitalistas y antiimperialistas eran rótulos impensables hace décadas atrás para una de las instituciones que está vinculada de manera inexcusable con la historia boliviana.
Su historia, en realidad, es la historia de Bolivia
No obstante, los sucesos políticos que marcaron la vida institucional de la república hicieron que las FFAA sean un instrumento de las clases dominantes y, por ello, se vieran enfrentadas casi siempre con el pueblo, siendo que la tropa misma de la institución está compuesta por los hijos de campesinos y obreros.
Los golpes de Estado daban testimonio de aquel choque fratricida que era provocado por la injerencia externa y órdenes que provenían del Palacio Quemado.
En aquellas vergonzosas batallas que libraban las viejas Fuerzas Armadas, eran los hijos de esta patria los que caían muertos y heridos, o eran presos y torturados.
La instauración de las dictaduras oprobiosas y su actuación incluso en democracia, para defender intereses foráneos, hizo que las únicas victorias militares sean contra un pueblo desarmado y hambriento de justicia y libertad.
Ésa fue una constante en la historia boliviana, una lacerante realidad que tiene hitos marcados en las masacres mineras de Catavi (1942) y Siglo XX (1967), en Tolata (1974) bajo la dictadura de Hugo Banzer y, peor, durante el neoliberalismo de más de dos décadas cuando los militares provocaron muertes y heridos en la ‘guerra del agua’ en Cochabamba (a través de francotiradores); en la guerra con la coca en Chapare (bajo el mando de la Embajada de Estados Unidos) y finalmente en la ‘guerra del gas’ en 2003.
Estas páginas sangrientas crearon un abismo entre las Fuerzas Armadas y el pueblo. Ésta fue otra de las graves heridas infringidas a Bolivia por quienes gobernaron no para beneficio del país, sino respondiendo a las directrices e intereses de los Estados Unidos y de las transnacionales.
Aquellas páginas negras han quedado atrás y sin duda, por la voluntad expresada ayer en la Parada Militar de Tarija, quedarán enterradas por el avance imparable de la historia. Por la fuerza del pueblo que ha decidido construir su futuro con su propio esfuerzo, con dignidad, con patriotismo.
Hoy las Fuerzas Armadas ya no provocan muertes y heridos; acuden a salvar vidas y a socorrer a los heridos, ha señalado el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, para realzar el papel que hoy cumplen en la defensa de la integridad y soberanía territorial y de los recursos naturales.
Pero no sólo eso. Hoy los soldados y oficiales llegan a las comunidades con programas sociales y apoyan planes como el pago del Bono Juancito Pinto, una labor noble y de servicio que es reconocida por el pueblo.
Pero si algo señala el rumbo hacia la verdadera transformación de las viejas doctrinas militares, es la recuperación de la memoria de nuestros héroes nacionales, de los revolucionarios indígenas y mestizos que lucharon contra el colonialismo y el imperialismo, y que ofrendaron sus vidas por tener una patria libre. Hoy las FFAA son el brazo armado del pueblo y sólo la unidad revolucionaria de ambos hará irreversible el proceso de cambio.
Los movimientos sociales son la reserva activa
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del Estado Plurinacional de Bolivia, almirante Armando Pacheco, afirmó ayer que las organizaciones y movimientos sociales del país son la reserva activa de la entidad castrense que representa.
“Agradecemos a las organizaciones, a los movimientos sociales, porque son y serán la reserva cívica, moral y física de las Fuerzas Armadas”, declaró la máxima autoridad castrense.
Pacheco señaló que el rol de las FFAA es fundamental en el destino de Bolivia porque es la institución más comprometida con el desarrollo de la patria.
“Estaremos siempre al lado de nuestro pueblo del cual provenimos, somos el pueblo y tenemos la plena convicción que debemos servirlo y no servirnos (…) Nunca cejaremos en la noble tarea de fortalecer el imperio de la ley, la democracia y garantizar el sistema de vida boliviano, porque ello significa garantizar la estabilidad del Estado y sus habitantes, brindándoles un lugar seguro para existir y desarrollarse en busca del vivir bien”, agregó.
Fin de los previlegios
Pacheco declaró que como Fuerzas Armadas del país deploran que aún haya bolivianos que sólo piensen en sus privilegios.
“Deploramos que aún existan malos bolivianos que atrincherados en sus regiones no comprendan que los días de los privilegios personales, de los pluses, los gastos reservados, los contratos irregulares, el enriquecimiento ilícito se acabaron”, puntualizó.
En cuanto al proceso de transformación y cambio que vive Bolivia, mencionó que la institución militar no podía quedar al margen, y en ese contexto está transformando su doctrina, organización, estructura, entre otras.
La entidad castrense con sus tres fuerzas realizó ayer su juramento a la bandera, en ocasión de su 186 aniversario de creación.
“Las Fuerzas Armadas respaldan en forma decidida las políticas de nuestro Gobierno y agradecen una vez más la gran colaboración de nuestro Capitán General desde que asumió la Presidencia”, expresó.
Una muestra de ello, agregó, es la adquisición de seis aviones K-8 que fueron ensamblados en la Segunda Brigada Aérea de Cochabamba.
Tras el juramento a la bandera, los efectivos militares realizaron, junto con las organizaciones sociales del país, la Parada Militar indígena, mientras que aviones y helicópteros surcaban los cielos.