Bolivia: Oportunismos

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    Oportunidad, oportunismos e inoportunos

Flavio Dalostto Opinión Argentina
Que la oposición oportunista se oponga al gobierno es una cuestión lógica. Ahora, que los aliados del gobierno se opongan al gobierno, es algo sobre lo que hay que reflexionar. Pero cuando los opositores y los aliados del gobierno convergen en sus cuestionamientos al gobierno, es clara señal de desacierto gubernamental.

rebelionPero, parece, que desde principios del año 2010, al gobierno de Evo o a algunos sectores de ese gobierno no les importa mucho seguir perdiendo simpatizantes.

Perder simpatizantes por ejecutar una medida justa, razonada y analizada sus consecuencias a futuro, convertiría al gobierno en «testimonial», lo cual no es malo en si mismo; pero perder simpatizantes gratuitamente, por nada, solo por ejecutar una medida «entrefiestas», inoportuna, radical y sin tener en claro las reacciones en la población, nos habla a las claras de un equipo de gobierno que perdió el hilo conector con las bases.

Tan apoltronados en sus tronos que olvidaron como se siente la gente más pobre, cuya víscera más sensible es el bolsillo. Tan perfumados en sus oficinas que perdieron el olfato político sobre lo que el Pueblo quiere y necesita.

Por eso, ahora el gobierno se reune con sus «bases» para decidir la supresión del decreto que habilitaba el gasolinazo. Pero, ¿como?, ¿no era que los funcionarios de Evo estaban en permanente contacto con las bases? Parece que no.

Resulta, hasta hace unas horas, que los que se oponían a la medida del gasolinazo de Evo eran, según el ministro Sacha Llorenti, una «minoría» que quería «derrocar al gobierno», conspirando con los empresarios y dirigidos por el MSM.

Ahora, que ante la masiva e inocultable movilización popular contra la medida del gobierno, Evo se hecha atrás, ese mismo gobierno dice que lo hace porque «obedece al Pueblo». Al final, ¿que deberíamos concluir? Que el gobierno obedece al Pueblo que es una minoría que quiere derrocar al mismo gobierno?

Me recuerda a cuando el gobierno decía que los indios eran mayoría en Bolivia, pero cuando los indios le reclamaban más escaños representativos eran una «minoría» que quería oprimir a la mayoría boliviana. Poca contribución le hacen a la «Conciencia del Pueblo», estas notables contradicciones del gobierno boliviano.

Puede ser que las medidas que quiso tomar el gobierno sean justas desde el punto de vista de las cuentas fiscales del gobierno, y que el subsidio que paga el Estado a los transportistas (dicen que en 2011 será de 1.000 millones de dólares) es un verdadero derramamiento de sangre financiera para Bolivia; pero es increíble que esta medida se tome inconsulta, inexplicada, no gradual y ¡entrefiestas!

Tal vez algunos ministros volados de champán, se creyeron que al Pueblo Pobre no le duele nada, y le hicieron meter la pata al presidente una vez más. Más increíble todavía es la falta de olor popular en el gabinete de Evo, les falta, como decía Rodolfo Kush «el olor y el hedor de América». Les falta Pueblo.

Así sabrían que al Pueblo no se les toca los bolsillos ni en Navidad ni en Año Nuevo, porque para muchísima gente pobre en Bolivia y en América Latina, se puede ser pobre todo el año, pero no más pobre en «las fiestas». En «las fiestas» se exorciza todo lo malo del año y se lo olvida. El gobierno de Evo hizo todo lo contrario.

En unos días muy especiales le metió el dedo en la llaga a los pobres. Pobres que gastan lo que no tienen en millares de viajes para reunirse con sus familias lejanas. En Bolivia, viajar (y mal) no es un lujo, sino una necesidad, casi una religión.

En el 2001, en Argentina, el ex-presidente De La Rúa debió huir en helicóptero de la casa de gobierno porque en la mesa de los más pobres faltó el pan dulce y la sidra. Fueron pobres todo el año, pero no toleraron estar en la miseria en ese día tan caro al ideario popular. Fue la revolución de la navidad. El gobierno radical pagó caro su desconocimiento del alma de los pobres y dejó al país bañado en sangre y a la deriva.

Yo creo que las burbujas a granel de parte del gabinete de Evo, nublaron la capacidad de analizar la reacción de la gente ante la medida. Y cuando el vaho se fue despejando, la realidad movilizada en miles de vecinos, maestros, estudiantes, choferes, mineros y cocaleros en la ciudad-bastión del gobierno y en los 9 departamentos del País, les fue despertando a baldazos de agua fría en la cara.

Evo, malparado y para salir del apuro, prometió un aumento sorpresivo del 20% a los empleados del estado, creando zozobra en los privados, que se las tienen que arreglar solitos con sus patrones. Cualquiera se da cuenta que «el aumento prometido» no estaba previsto, y surgió únicamente como «manotazo de ahogado», para calmar las aguas enbravecidas.

Ante el aumento de precios que provocó el aumento de combustible, Evo decidió enviar al Ejército a amasar pan para venderlo a precio módico a la población. Otra medida de emergencia y no pensada.

Al final, y ante la ola de protestas masivas y multisectoriales, que se vendrían desde el lunes, Evo anuló la medida del alza de combustibles. También anuló, lógicamente, el aumento salarial del 20% a los estatales. Esperamos que ninguno haya «gastado a cuenta».

Ahora, el gobierno cree que, anulando el decreto que elevó los precios del combustible, se anularán como por arte de magia los aumentos de precios consecuentes en los productos alimentarios básicos. Ojalá así sea, aunque siempre pasó que cuando aumenta la nafta aumentan el pan, pero cuando baja la nafta el pan sigue arriba.

Pero la cuestión acá es la gratuidad del lío, el mal momento político «por nada», el regalo maravilloso a esa extrema derecha violenta y derrotada que con dos átomos de oxígeno se hincha como un dirigible. Lo notable es que esos dos átomos de oxígeno ¡se los ha dado el gabinete de Evo! El propio gobierno nutre y da existencia a la oposición descabezada, con estas medidas irreflexivas. Oposición violenta que en estos días se paseó hermanada a sectores oficialistas desencantados.

Al final, tal vez, metida la pata hasta la rodilla, hubiese sido mejor meter la pata hasta el fondo, y pagar el alto costo político de la impopular medida. El gobierno, al retroceder, también se vuelve débil sin que a la oposición le cueste un centavo. La medida ha logrado reunir a opositores y oficialistas, en una peligrosísima alianza coyuntural.

Hace tiempo afirmé que el gabinete de Evo es un gabinete rengo, altamente cuestionado por las bases sociales que el gobierno dice representar. Ahora queda confirmado. «indios de CIDOB manejados por USAID», «repúblicas chutas», «maestros enemigos de la Patria», «Potosí Federal» y otra lista de infelicidades, que ante el gasolinazo no salieron a defender la medida del gobierno. Nada es gratis en Bolivia, compañeros, excepto los regalos perfumados del gobierno a la derecha que salta de contenta.

Ojalá el presidente analice seriamente esta situación y saque las enseñanzas que conlleva. Él tiene toda la capacidad para hacerlo, porque es un hombre de bien y tiene el respaldo popular a su gobierno en términos generales. Al final, Evo se ha salido con la suya. El Pueblo ha desarrollado su Conciencia, rechazando o adhiriendo a las medidas del Presidente, según lo juzgue conveniente. El Pueblo Boliviano no volverá al pasado, pero no permitirá que le dicten su Futuro.

Venceremos porque Ya Vencimos.

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