- Historia de los vaivenes de un izquerdista: El ministro cuestionado por los indígenas Ricardo Calla. abril 2004 jugueterabioso: Walter Chávez
“Se puede decir que ha traicionado la confianza que le dio el MAS”, denunció el diputado Antonio Peredo, refiriéndose a Ricardo Calla y su aceptación para jurar como ministro de Asuntos Indígenas del nuevo gabinete de Carlos Mesa.
La reacción de Antonio Peredo tenía un objetivo preciso: desvirtuar las acusaciones de los medios que ligan al partido de Evo Morales con el gobierno. El miércoles, La Razón asevero en su tapa: “(el ministerio de) Asuntos Indígenas es del MAS”. De ahí la reacción masista.
¿Qué buscaba Carlos Mesa con el nombramiento de Ricardo Calla como ministro de asuntos indígenas?. Probablemente incluir en su gabinete a un hombre cercano a la cúpula del MAS que le sirva de “enlace” activo con el movimiento social más moderado, ahora que está claro que ha decidio distanciarse del Parlamento al cual ha vuelto a criticar duramente en su mensaje y de los movimientos sociales más radicales que se oponen a su política hidrocarburífera (Coordinadora del Gas, COB, CSUTCB).
BREVE HISTORIA DE CALLA Y LA IZQUIERDA
Visto su recorrido político, Ricardo Calla puede considerarse como un caso típico de esa vieja izquierda que se acercaba a los ámbitos populares de modo paternalista, por un lado, y de manera pragmática por otro. Al menos así lo entienden algunos militantes del MIP, partido de Felipe Quispe que ha criticado duramente la designación de Calla como ministro.
Durante los ochenta, Ricardo Calla formaba parte de la intelectualidad que se acercó al katarismo moderado, cercano a la CSUTCB, y desde allí se opuso incluso publicó un texto sobre aquella la autodeterminación india propugnada por los Ayllus Rojos, donde militaba Felipe Quispe, que luego dio lugar al EGTK.
En los años 90, cuando los kataristas moderados son cooptados por el gonismo en la Vicepresidencia y varias subsecretarías, abandonando la organización de las estructuras comunitarias y sindicales del campo, Calla se acercó a las políticas sociales gonistas que encandilaron a una parte de la izquierda errática y fracasada de aquellos tiempos: participación popular y multiculturalismo liberal. Trabajó cerca de proyectos gubernamentales sobre municipios y temáticas indígenas. Cuando los “izquierdistas” se desengañan del gonismo, Calla opta por el potenciamiento de su carrera académica, incluso llega a abrir una universidad, la Universidad de la Cordillera.
A mediados del 2002, cuando el MAS entra a la campaña electoral, Ricardo Calla se acerca a ese partido emergente y ahí comienza la verdadera historia que terminó llevándolo al Ministerio de Asuntos Indígenas.
Sin embargo, la relación Calla/MAS debe entenderse como un proceso de vaivenes en el cual hay responsabilidades varias. Durante la campaña del año 2002, el MAS estaba prácticamente aislado y trataba de encontrar el apoyo de intelectuales de izquierda y de personalidades que lo proyecten en el ámbito urbano. Evo Morales toma contacto con intelectuales conocidos por sus posiciones progresistas, buscando candidatos para completar sus listas. Ahí aparece Ricardo Calla.
Aunque ni Calla ni ninguno de los otros intelectuales progresitas urbanos apoyaron la campaña electoral del MAS, el vínculo quedó entablado; y cuando Evo Morales imprevistamente logra el segundo lugar en las elecciones, aquéllos se reagrupan con entusiasmo militantes del MAS califican esto como como “oportunismo” en torno al partido de los cocaleros. Algunos incluso se convierten formalmente en asesores, como es el caso de Silvia Rivera.
Luego de las elecciones del 30 de junio del 2002 y mientras se contaban los votos, Goni buscaba desesperadamente tomar contacto con Evo Morales para pedirle su apoyo en el Congreso y lograr así salir elegido presidente. Ricardo Calla trató de contactarse por teléfono con Morales tratando de que el lider masista entrara en tratativas con Goni(1). Por aquel entonces, Calla creía que si el MAS apoyaba en el Congreso a Goni, ésa podría ser una buena manera de viabilizarse políticamente, rompiendo el veto de la Embajada (2).
Una vez que el MAS decide ir a la oposición, algunos de aquellos intelectuales progresistas se alejan de ese partido y otros deciden apoyarlo en la construcción de un bloque opositor sólido; eso sí, sin que medien ni contratos ni sueldos. Un apoyo por convicción política, como fue el caso de Ricardo Calla. Sin embargo, Evo Morales nunca llegó a abrirles un espacio real ni ninguna estructura de trabajo.
El diputado Antonio Peredo dijo: “el MAS consultaba con muchos intelectuales y profesionales” (3). Peredo se refería al hecho de que el MAS se reunía indistintamente y sin agenda previa con intelectuales
progresistas, los hacía hablar de asuntos de la coyuntura política, anotaba sus recomendaciones y ahí terminaba todo. “Los oía, pero no los escuchaba”. Ésa es la dinámica que se da entre el MAS y los intelectuales urbanos que a principios del 2003, casi en bloque, se alejan discretamente de ese partido; por esta razón, en los conflictos de octubre de 2003 muchos de ellos actúan por su propia cuenta y participan en las movilizaciones de la clase media.
DEL MAS AL MESISMO
Al asumir su gobierno, Carlos Mesa intenta conformar un gabinete plural y representativo y toma contacto con los líderes de la clase media que iniciaron la huelga de hambre en la Iglesia de las Carmelitas. Evo Morales instruye a sus operadores “que hablen con los
intelectuales de la clase media y afines al MAS para pedirles que no acepten ningun ministerio, que esperen, que el MAS tendra su oportunidad de gobernar y ellos lo acompañaran como ministros”(4). Según fuentes del MAS, Ricardo Calla pugnó por ser elegido como ministro, pero no lo logro en ese momento.
Después de octubre, Carlos Mesa se aleja tímidamente del emenerrismo y trata de ubicarse en un punto equidistante del orden destituido -el gonismo- y los sectores insurgentes -movimientos sociales-, tratando de implementar políticas reformistas muy cautas, que en última instancia quedaban como actos restauradores del modelo neoliberal (5).
Con cierto candor político, los asesores de Palacio convencen a Mesa de que debía apoyarse sólo en la opinión pública que lo aceptaba mayoritariamente (cercana al 80%, según la prensa), El periodista Rafael Loayza(6) señaló, ya en febrero del 2004, que “el apoyo de la opinión pública no puede concretarse en políticas públicas, ni se puede gobernar con ella”. Efectivamente, Mesa gozaba de una gran popularidad a principios de año, pero no podía gobernar y ante el creciente descontento por sus reformas tímidas y por el mantenimiento de demasiados personajes del “viejo orden” en el gobierno decide acercarse a su círculo social natural: la clase media progresista, y casi sin darse cuenta empieza a compartir el mismo entorno -el círculo de intelectuales progresistas con Evo Morales.
Éste es el momento en que toman fuerza en el gobierno los emebelistas de hecho, es este círculo el que favorece a Antonio Araníbar para que asuma como ministro de Hidrocarburos, Este pequeño viraje de Carlos Mesa (a nivel de entorno) lo beneficia notoriamente: logra que el MAS le dé su apoyo, por lo
menos garantizándole que no irá a los bloqueos por la venta del gas a la Argentina, un tema fundamental para su gobierno. Y el MAS también se beneficia: consigue frenar la erradicación, para la construcción del cuartel en los Yungas, destituir al viceministro de Desarrollo Alternativo, que el dinero del desarrollo alternativo vaya a las municipalidades, etc.
Es en medio de estas negociaciones que Ricardo Calla juega un papel fundamental. Según militantes del MAS, en días recientes Calla se convierte en un importante operador dentro del MAS, se reúne con Evo Morales en la segunda vicepresidencia de Diputados, lo convence de que le dé más apoyo a Mesa, principalmente en el tema de la venta del gas la Argentina. Por otra parte, y por su propia iniciativa -aparentemente sin que lo sepa el MAS-, visita a Carlos Mesa. Parece ser que como resultado de esas gestiones, Evo Morales comprometía terminó comprometiendo su apoyo a la exportación del gas a Argentina. Luego, Calla acepta, “sin consultar” -dicen en el MAS-, ser ministro de Mesa.
¿Debía consultar?.
¿Cuál era la relación última y el compromiso que Ricardo Calla tenía con el masismo?.
¿Traicionó al MAS?
¿No se trata más bien del típico vaivén de un representante de esa vieja izquierda?.
Estas preguntas quedan abiertas, sólo el ministro puede responderlas.
NOTAS:
1 Ver EI Juguete Rabioso 59, julio de 2002.
2 Tesis de Ricardo Calla expuesta ante un grupo de intelectuales y operadores del MAS, en julio de 2002.
3 Declaracion de Anronio Peredo a los medios, miércoles 14 de abril, 2004.
4 Información dada por un operador del MAS.
5 Ver Le Monde Diplomatique, edición Bolivia, número 15, diciembre de 2003, artículo de Walter Cháves y Alvaro García Linera, «Carlos Mesa, el restaurador neoliberal».
6 Rafael Loayza, Programa El Pentágono, PAT, febrero de 2004