¡Inútiles!
Camilo katari / katari.org
La educación y la salud, las principales prioridades de cualquier Estado han sido abandonados en Bolivia. El golpe de Estado de noviembre del 2019 ha desmantelado a tal punto de abandonar a la población a su suerte en materia de salud y de educación y nos muestra la irresponsabilidad por parte de los golpistas.
El discurso que justificó el golpe estuvo centrado en la “recuperación de la democracia”, después de 9 meses de saqueo permanente de los recursos estatales, el grupo de poder apoyado en la biblia y el mismo imperio, ha implementado una política genocida.
En algún momento los miembros del gabinete se autonombraron como un “gabinete de lujo” ciertamente se trata de un lujo, en una de sus acepciones que significa “no hacer nada”.
La clausura del año escolar es una estrategia de este gobierno de facto para confrontar a los padres de familia con los maestros. Creando de esta manera una cortina de humo para tapar la tremenda corrupción e incapacidad de un gobierno que en su política educativa también fracasó.
El creciente desenfado del gobierno ya no tiene límites, se han transgredido todas las normas, todas las leyes, el ridículo de las declaraciones gubernamentales son la tragicomedia que el pueblo está obligado a vivir, un pequeño coro de los que tienen ganancias con este gobierno, que como única política pública utiliza la rapiña, se dedica a desprestigiar lo poco que queda de institucional en el Estado.
El reciente montaje en redes sociales para dañar moralmente a la presidenta del senado, nos demuestra la vileza y canallesca práctica con la que se acusó también a Evo Morales y al ex canciller David Choquehuanca.
Estamos en una total descomposición moral e intelectual, la sobrevivencia de los bolivianos solamente está siendo protegida por los saberes ancestrales en materia de salud, la medicina de pueblos originarios es vilipendiada por el gobierno, medicina que es el único sostén de la esperanza de vida.
Frente a este panorama es que, una vez más, los pueblos originarios han tomado la decisión de volver a las carreteras, de cercar las ciudades, como en tiempos de las luchas anticoloniales. Túpac Katari es la guía que nos plantea la recuperación del Estado.
El “gabinete de lujo” ha resultado tan sólo una reunión de inútiles, para afrontar una crisis, pero no así para para acumular riqueza sobre los cadáveres de cientos de bolivianos y bolivianas.
La violencia generada por la incertidumbre se ha ensañado con las mujeres víctimas de feminicidio, se ha ensañado con niños y niñas víctimas de violaciones, el Estado ausente, permite que estos males vayan tornándose como “normales”.
La descomposición del Estado seguirá su curso mientras la cleptocracia continúe en el gobierno. Es frente a esta afrenta que los bloqueos y el paro general indefinido se presentan como esa muralla de contención, muralla que no permitirá nunca más el saqueo de Bolivia, muralla fuerte a la que los bolivianos que quieren recuperar la democracia y el estado debemos apoyarla.
Bolivia. La carta sellada
La “lettre de cachet” (carta sellada) en tiempos de la monarquía absoluta en Francia servía para detener a cualquier persona que el Rey viera conveniente, con esta orden una persona era detenida e inmediatamente enviada a la tenebrosa cárcel de La Bastille.
En tiempos de las monarquías absolutas, la voluntad del Rey era la ley y todos los derechos se encontraban amenazados por una policía incondicional a la voluntad del Rey.
Desde noviembre del año 2019, Bolivia ha retornado a los tiempos más oscuros de la historia universal, estamos atravesando una especie de “edad media” en la que una nobleza ligada a la religión, definen el destino de más de 10 millones de seres humanos y su ministro del terror utiliza, a cada momento la carta sellada.
La “democracia aparente” de la dictadura de Añez nos ha convertido en materia de estudio, y los resultados demuestran que en Bolivia somos propensos a creer cualquier cosa, como el discurso de un fraude electoral o que el gobierno se preocupa de la salud.
En ni ninguno de los dos casos, existe pruebas de su veracidad, por el contrario estudios serios de universidades han demostrado la falacia de la OEA, y también una universidad muy creíble y con prestigio mundial como Harvard, ha demostrado, que en Bolivia se han violado los derechos humanos, específicamente en los hechos de Senkata y Sacaba.
En esta nuestra “edad media” las maquinarias de tortura han sido reemplazadas por la decisión, premeditada del gobierno, de dejar que la población se contagie del COVID 19 y posteriormente muera, en las calles o en las puertas cerradas de los hospitales; no otra cosa significa el desabastecimiento de gas licuado para que la población se vea obligada a salir a las calles y no pueda guardar las medidas de seguridad por el temor a perder su fila.
La planificación perversa, para mantenerse en el poder, ha llevado al gobierno a la decisión de pagar el aguinaldo para la tercera edad, en una clara política genocida; y cuya finalidad es postergar las elecciones con su argumento ya desgastado del creciente número de infectados y su slogan “primero está la salud”.
El coro amplificador que la dictadura tiene en los medios de comunicación, ha llegado a la que el “oficio más lindo del mundo” sea el más despreciable y abyecto, aquí ya no podemos decir que los periodistas hacen lo que les señalan sus jefes, no, el veneno racista que destilan es parte de su actitud frente a la vida, sus opiniones y las torcidas informaciones que hacen circular son la expresión de sus sentimientos de odio hacia los pueblos originarios.
Los periodos históricos no son estáticos ni eternos, llegará el día que estos oscurantistas del siglo XXI rindan cuentas al pueblo y muchos pastores y curas ya no podrán ocultar sus cuernos y su olor a azufre.
El delito de genocidio, es aplicable a quienes teniendo la capacidad de frenar esta atrocidad no lo hacen, y este es el mayor delito por el que deberán ser juzgados todo este gabinete medieval, no servirán de nada tardíos arrepentimientos.
De los siete pecados capitales seis tienen en el gabinete a sus mejores representantes La soberbia del Ministro de Gobierno, la lujuria del Ministro de la Presidencia, la ira del Ministro de Obras Públicas, La envidia del Ministro de Educación, la avaricia del Ministro de economía y la pereza de la Ministra de salud son el cuadro completo que nos demuestra que sus oraciones y sus biblias son adornos en sepulcros blanqueados.
Recuperar el Estado del pozo de la edad media, es una tarea de todos los que queremos un futuro de vida plena para los bolivianos y bolivianas.