¿Quiénes son los responsables del golpe en Bolivia?
Alfredo Serrano Mancilla, Director CELAG / katari.org
Un golpe de Estado jamás está constituido por un hecho aislado. No existe un momento puntual que pueda ser definido como el generador definitivo de una ruptura democrática. Cualquier golpe es un proceso acumulativo en el que el “marco” es fundamental para crear las condiciones necesarias y suficientes que garanticen su efectividad. La erosión de legitimidad del objetivo a derrocar se hace por múltiples vías que abonan un campo en el que luego las acciones destituyentes procuran ser presentadas como democráticas.
Por el carácter multidimensional del proceso golpista, nunca podríamos afirmar que existe un único responsable. Siempre hay muchos actores que participan en esta tarea, desde quién acaba asumiendo la Presidencia pos golpe hasta aquel que inicia una campaña de desgaste con una fake news.
En Bolivia, el golpe de Estado contra la democracia, con el objetivo de deponer a Evo Morales como presidente, también contó con muchos participes, cada cual en su justa condición; unos como colaboradores y otros como cómplices; los hubo más pasivos o más activos; algunos planificaron desde el inicio y otros se fueron sumando a medida que se fueron desarrollando los acontecimientos.
He aquí un recuento breve, pero preciso, de quiénes fueron todos los corresponsables del golpe de Estado en Bolivia, con nombres y apellidos:
1. El fascismo de los comités cívicos, especialmente el de Santa Cruz. Este movimiento político, tan violento como racista, no es nuevo, sino que viene desde el principio de la gestión de Evo Morales, porque jamás aceptaron que un representante indígena y campesino fuera quien tuviera el mandato popular para gobernar el país.
Lo intentaron muchas veces, con muchos representantes diferentes y, esta vez, el turno fue de Luis Fernando Camacho, quien no se presentó a elecciones, quien no tiene ningún voto, pero decidió que la violencia y el terror eran las armas para alcanzar el objetivo: derrocar a Evo y acabar con el Estado de Derecho y orden constitucional del país.
2. La oposición partidaria que sí se presentó a las elecciones. Fundamentalmente, Carlos Mesa, principal contrincante de Evo Morales, derrotado en las últimas elecciones, fue clave en todo este proceso golpista, desconociendo resultados por anticipado y declarando fraude mucho antes que se produjeran las elecciones. El mismo día de los comicios salió a anunciar que había segunda vuelta sin que se culminara el recuento de votos.
Luego de las elecciones, mantuvo constantemente una postura silenciosa, cómplice, ante la violencia desatada por los comités cívicos, reacomodándose al nuevo eje político golpista sin exigir que se frenara.
4. La actual Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA). Siempre presente cada vez que existe un proceso de desestabilización antidemocrático. Esta vez lo hizo de forma directa, participando en el proceso electoral.
Primero, fue con el informe preliminar de la misión electoral, que sin base alguna, anunció que era “recomendable una segunda vuelta”.
Segundo, con un informe preliminar de la auditoría lleno de debilidades, sesgado y parcial, sin rigor, y centrado en su mayoría en criticar al sistema provisorio de transmisión de datos (no vinculante). Y es que a la hora de analizar las actas oficiales, las reales, únicamente logró demostrar irregularidades en 78 actas de un total de 34.555, lo que supone el 0,22%.
De hecho, la muestra seleccionada, en sus propias palabras escritas en el informe, no obedece a criterios estadísticos sino que eligieron los casos allá donde el partido oficialista había obtenido muchos votos. El informe está plagado de adjetivos y adverbios con tono valorativo y discrecional (“comportamiento inusual”, “presumiblemente”) demostrando su incompetencia en cuanto a rigor e imparcialidad.
5. El Gobierno de los Estados Unidos. Otro infaltable: como siempre, tras cada golpe, reaparece precipitadamente reconociendo al nuevo presidente autoproclamado. Aunque esta vez, desde inicios de este año, diferentes autoridades del Departamento de Estado -por ejemplo, Kimberly Breier- ya habían declarado que el proceso electoral boliviano estaba repleto de irregularidades, usando incluso el término de “potencial fraude”; además, plantearon más de una vez que se debía de estudiar el desconocimiento de los resultados que de la cita electoral se desprendieran.
6. La policía. Es la segunda vez que lo hace. En el año 2008 se amotinó y desconoció al presidente Evo, provocando inseguridad ciudadana y desestabilización política y social. No prosperó en ese entonces, pero ahora lo repitió en un momento de gran caos y estado de terror provocado por el movimiento fascista en las calles. Fue un actor clave en la última fase del golpe de Estado.
7. Las Fuerzas Armadas. Seguramente este es el actor más difícil de descifrar en este golpe. Actuó en forma muy particular: hasta el último momento no se pronunció ante la grave situación. En primer lugar, cuando todo comenzaba a estar al límite, emitieron un comunicado escueto pero con un párrafo último muy ambiguo. Después, en uno de los momentos de mayor tensión, se mantuvieron en silencio hasta que, al final, salieron a pedir la renuncia del presidente Evo.
Es muy probable que al interior hubiera división, y todavía la haya. Las Fuerzas Armadas tuvieron varias horas de desconcierto, sin querer aprovecharse del vacío institucional de poder existente, y en ningún momento asumieron el control de las riendas del país. Sin embargo, esto no les exime de responsabilidad porque se fueron acoplando al tsunami golpista.
A partir de ahora veremos qué ocurre porque la partida aún no está cerrada en cuanto a su papel en los próximos días y semanas. Hasta el momento, la autoproclamada presidenta ha cambiado al comandante de las Fuerzas Armadas, lo cual quiere decir que no se fía del anterior ni de la ascendencia de éste sobre otros mandos intermedios.
8. Ciertos medios de comunicación. Jamás pueden faltar en cada golpe. Son claves para construir el marco de referencia antes, durante y después. Uno de los principales responsables en esta tarea en Bolivia es Página Siete.
Un ejemplo es suficiente para demostrar cuál fue su forma de generar el máximo nivel de zozobra: desde la noche de las elecciones hasta 48 horas después, sostuvo en su portal como entrada principal el resultado de una encuestadora privada, Viaciencia, que daba sólo 4 puntos a favor de Evo para instalar la idea del fraude a pesar que ya había sido publicado oficialmente el cómputo preliminar y definitivo.
Este medio siempre fue el máximo exponente del marco del fraude, antes y después, defendiendo el desconocimiento de los resultados desde el inicio y saliendo rápidamente a avalar la transición no democrática. Además, hay otros actores involucrados. No podemos obviar el rol del “periodista” Carlos Valverde, quién en la previa del referéndum del 2016, fue responsable de la campaña sucia en base al “caso Zapata”, orientada a erosionar la imagen de Evo Morales.
9. Los actores económicos. Los grandes empresarios del país se enriquecieron mucho en el ciclo largo de bonanza económica. Es por ello que esta vez no está tan claro que este golpe de Estado tenga su raíz en su posición en contra del modelo económico boliviano. El eje explicativo central de este golpe definitivamente reside en el racismo que posee una clase boliviana que no acepta a lo indígena, esencia de un Estado Plurinacional.
Sin embargo, los grandes grupos económicos del país tampoco están ajenos a esta cuota de desprecio por todo lo que tenga que ver con lo indígena. Es por ello que, seguramente, buena parte de los grandes empresarios del país hayan estado dubitativos entre aceptar la dirección indígena que le garantiza un proyecto económico estable y altamente rentable para ellos, o participar en este golpe a favor de dirigentes que sólo saben ser violentos en las calles.
10. Los oportunistas de siempre. No falta el títere de turno que siempre quiere la foto como presidente, aunque sea en condición de autoproclamado. Esta vez este papel, a lo Guaidó, lo desempeña la opositora beniana Añez, que obtuvo algo menos de 50.000 votos para obtener su banca de senadora. De todas formas, lo que es seguro es que ella, a pesar que se auto promulgue y algunos otros lo repitan, jamás será la Presidenta del país.
Añez. ¿Cuánto podrá durar como presidenta de Bolivia?
Isaac Bigio
El 20 de octubre en Bolivia compitieron 9 candidatos para la presidencia, pero hoy ninguno de ellos ha acabado en tal puesto. El 12 de noviembre apareció en el balcón del palacio presidencial la senadora Jeanina Añez Chávez ungiendo la banda presidencial.
Añez
Ella nunca ha competido en ninguna elección presidencial y en las últimas elecciones generales su partido (el Demócrata Social) obtuvo, en alianza con otras fuerzas que formaron la coalición “Bolivia Dice No”, la cifra de 260,000 votos equivalente a un 4% del total de los sufragios emitidos.
En estos comicios dicho movimiento quedó como el más pequeño en la Asamblea Legislativa (obtuvo 1 de los 36 senadores y 3 de los 130 diputados). Añez no fue reelecta a su curul. Ella no figura en la lista electa de su frente político ya sea como senadora o como suplente de senador.
Ella se ha posesionado en tal puesto aduciendo que Evo Morales, cuyo mandato como presidente constitucional fenece en enero 2020, abandonó su cargo. Según la constitución boliviana la renuncia de un presidente debe ser avalada o rechaza por la Asamblea Legislativa que desde que el domingo 10 en que Morales dimitió hasta la fecha no ha tenido quorum para sesionar.
Esta misma carta magna estipula que, en caso que el parlamento acepte la renuncia, la vacancia va a ser llenada en este orden: 1) vicepresidente electo; 2) presidente del senado; 3) presidente de los Diputados.
Sin embargo, todos los que han venido detentando estas posiciones, al igual que el primer vicepresidente del Senado, son militantes del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales y personas que se han negado a sustituir a su jefe en la presidencia.
Añez reclama ser la nueva presidenta en su calidad de segunda vicepresidenta del Senado. No obstante, en la sesión de dicha cámara donde ella se proclamó como nueva mandataria no había más de 10 senadores, número que ni si quiera llega a los dos tercios de dicha cámara y mucho menos a la mayoría absoluta que requiere el quórum.
Salvatierra
Quien ha venido siendo presidenta del Senado, Adriana Salvatierra, aduce que ella ni nadie de la bancada del MAS renunciaron a sus escaños y que ella solamente se retiró de su puesto directivo debido a las amenazas ya que las casas del presidente del estado y el de su hermana así como el del presidente de los diputados y de varios gobernadores y figuras del MAS fueron incendiadas, mientras que grupos paramilitares tomaron de rehenes a familiares del presidente de los diputados.
Tanto a ella como a varios parlamentarios del MAS la policía no les permitió entrar al parlamento o, si quiera, a la plaza mayor de La Paz (la Murillo) donde están los poderes ejecutivo y legislativo. Hay videos donde se muestra que policías varones muy bien pertrechados le agreden físicamente y le gasifican a ella y a sus colegas.
Debilidades
Las posibilidades que tenga Añez de durar mucho en su cargo son bastante relativas. Ella carece de un partido popular que le respalde. El suyo, apenas obtuvo el aval electoral de solo uno de cada 25 votantes y obtuvo entre 11 y 12 veces menos votos que Evo Morales a quien busca reemplazar.
Cuando ella apareció en el balcón presidencial proclamándose como la mandataria apenas había algunas pocas personas vitoreándole en la plaza mayor. En cambio, horas antes una manifestación de 60,000 personas vino caminando más de 15 kilómetros desde la ciudad de El Alto para entregar una resolución de su cabildo abierto donde rechazaban cualquier intento de ungir a Añez como presidenta pues la califican de “racista”.
La nominación de Añez, en vez de calmar a la población, la ha exacerbado. Si antes muchas personas protestaron por lo que consideraron que había sido un supuesto fraude electoral ahora hay mucha gente descontenta con el hecho de que termina en palacio una fuerza política tan minoritaria en las urnas.
Añez va a querer ejercer la presidencia en una zona metropolitana muy hostil a ella. Anteriormente ella envió un twitter atacando las creencias de los indígenas como satanismo y pidiendo que ellos regresen a sus comarcas, y también declaró estar en contra de que la Wiphala (la bandera multicolor de los pueblos originarios) llegase a ser uno de los 2 estandartes patrios.
Grandes protestas se han venido dando rechazando el hecho que varios partidarios de Añez han estado envueltos en destruir Wiphala o en sacar ésta de los uniformes de policías. Ella, si bien acepta salir junto a la Wiphala, ahora ha juramentado un gabinete donde no figura ningún indígena, pese a que al menos 2 de cada 3 bolivianos son amerindios.
Rechazos
Si desde el 20 de octubre hasta el 10 de noviembre las principales protestas se daban para pedir la anulación de las elecciones generales, las que se vienen dando ahora se centran en desconocer la nominación en la presidencia de alguien que no ha salido del voto popular y que es impopular.
En El Alto y en varios distritos urbanos y rurales no se le reconoce a Añez como presidenta, mientras que si se permite que la Asamblea Legislativa pueda reinstalarse ésta podría anular tal proclamación pues el MAS cuenta con cerca del 70% de sus parlamentarios.
En los hechos Bolivia viene siendo controlada por el ejército y la policía, fueras que han reprimido con bala a muchos manifestantes incluso durante los dos días que van del 10 al 12 de noviembre en los cuales esta república fue la única del mundo sin ningún jefe de Estado o de Gobierno.
Dentro de los sindicatos y juntas vecinales (que en Bolivia son muy fuertes) viene creciendo la idea de que se vive un nuevo golpe militar hecho por la derecha extrema y planificado por EEUU, el cual ha sido la primera potencia en felicitar la caída de Morales.
Muchos de quienes inicialmente han visto con buenos ojos la instalación de Añez a la presidencia para que ésta pueda convocar elecciones generales ahora deben estar preocupados pues su ascensión, en vez de calmar las aguas, viene generando más descontento y violencia.
Las posibilidades de que Añez dure en su cargo no son grandes. Por ahora ella se encuentra prisionera de los altos mandos policiales y militares quienes prefieren no actuar directamente.
Complicaciones
Si bien el principal rival electoral de Evo Morales, el ex presidente Carlos Mesa, ha avalado la nominación de Añez a la presidencia, ella ahora cuenta con una nueva oposición.
Contra ella está la mayoría de los diputados y senadores para quienes Morales sigue siendo el presidente constitucional hasta que la Asamblea Legislativa se reúna en quórum y discuta, acepte o rechace su carta.
Sin embargo, la oposición más profunda contra ella viene de sectores que no están bajo el control del MAS. Las personas que quisieron apersonarse al parlamento el 12 de noviembre para leer la resolución que 60,000 marchistas desde El Alto habían aprobado en cabildo no mencionaron que reconocen a Morales como presidente y declararon que su movimiento carece de dirigentes.
Diversos videos en las redes sociales han mostrado cientos o miles de personas marchando en El Alto junto a Wiphalas gritando “Ahora Sí, Guerra Civil”. No obstante, ésta no es la consigna del MAS, el cual llama a pacificar y sostiene que Morales renunció a su cargo para evitar la violencia.
Las protestas se han de incrementar como rechazo a la destrucción de Wiphalas y a los hechos de violencia generados por los grupos armados vinculados a Luis Fernando Camacho, el millonario católico fundamentalista oriental que lidera el Comité Cívico pro-Santa Cruz quien apareció junto a Añez en el balcón presidencial cuando ella mostraba por primera vez la banda presidencial.