Ignacio Ramonet: “Bolivia vivía de la caridad mundial y de ayudas internacionales humanitarias”
María Eugenia Claros Bravo
“Hoy Bolivia, es un “modelo” para todo proyecto de izquierda en el Continente. Un proyecto político que llega en el buen momento histórico conducido por el líder idóneo. Con inmensa inteligencia política, Evo supo sumar fuerzas progresistas -sociales, campesinas, obreras, universitarias, intelectuales- para constituir una mayoría de cambio que se impuso naturalmente” (Ignacio Ramonet)
Entrevistar a uno de los más grandes periodistas como es Ignacio Ramonet, para mí es muy y gratificante. Me regocijo de sus respuestas. Admiro la nobleza y grandeza de espíritu, y su humildad lo agigante a este gran ser humano.
María Eugenia Claros.- Bolivia cumplirá 194 años de vida este próximo 6 de agosto. Pasaron 65 presidentes entre militares golpistas, intelectuales, letrados alejados del pueblo y hasta un periodista que formó parte de la entrega de los recursos naturales de Bolivia a las transnacionales, para lo cual utilizaron el eufemismo de “capitalización”.
En todo este marco político, Bolivia estaba empobrecida al extremo de llegar a la mendicidad. En 2005 gana las elecciones Evo Morales, de esta manera, Bolivia está gobernada por el primer indígena que llega a Palacio, sustentado por las organizaciones sociales. ¿Qué criterio te merece todo este andamiaje político en Bolivia?
Ignacio Ramonet.- Si, la historia de Bolivia es trágica. Probablemente es el país en el que más golpes de Estado militares se han dado en todo el mundo. Y en el que más “caudillos bárbaros” han gobernado. Entre ellos, el tristemente legendario Mariano Melgarejo, suerte de Caracalla andino, arquetipo de los dictadores incultos que gobiernan mediante el asesinato, el terror, el racismo y la fuerza.
Las inmensas riquezas del subsuelo boliviano siempre han suscitado la codicia y la avidez de las grandes potencias imperialistas. Que han hallado en el país gobernantes dispuestos a ‘vender la patria’ y a masacrar la resistencia del pueblo.
¡Cuántas matanzas, de mineros, de campesinos, de indígenas bolivianos a lo largo de los últimos dos siglos! Consecuencia: una población empobrecida –se decía que el boliviano era “un mendigo sentado en un trono de oro”- analfabetizada, atrasada…
Un país mal gobernado, considerado como “el más pobre del continente americano”, viviendo de la caridad mundial y de las ayudas internacionales humanitarias… Un escándalo.
Aunque también ha habido momentos históricos en los que Bolivia ha sido un faro de esperanza para toda América Latina. En particular con la revolución obrera de 1952 y después también con la –breve- experiencia de gobierno popular, campesino, obrero, universitario y militar del general Torres, en 1970, casi simultaneo con la llegada al poder del gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende en Chile.
Hay que decir asimismo que Bolivia es el país en el que muere y se sacrifica el Che Guevara en 1967… Y que esa muerte en mártir, esa experiencia guerrillera del Che en Bolivia va a tener consecuencias, fermentando una reflexión profunda en las fuerzas progresistas locales.
Todo esto, esa singular historia trágica de Bolivia no determinaba necesariamente la victoria electoral de Evo Morales en 2005. Al contrario. Hay algo milagroso por consiguiente en esa victoria tan improbable. Y a la vez es el resultado lógico de un proyecto político que llega en el buen momento histórico conducido por el líder idóneo.
Con inmensa inteligencia política, Evo supo sumar fuerzas progresistas -sociales, campesinas, obreras, universitarias, intelectuales- para constituir una mayoría de cambio que se impuso naturalmente. Lo que parecía imposible en el país más complejo, ¡Evo lo consiguió!
María Eugenia Claros.- ¿Actualmente, cómo ven a Bolivia fuera de nuestras fronteras?
Ignacio Ramonet.- La imagen de Bolivia se ha modificado completamente. Ahora se habla de “milagro boliviano” para subrayar el excepcional salto económico del país y para insistir en sus avances y progresos en materia de desarrollo tanto material como humano.
La erradicación del analfabetismo, la generalización de la educación de calidad, los progresos en materia de salud pública, la importancia de las infraestructuras viales (carreteras, puentes, aeropuertos, etc.), el considerable aumento del nivel de vida, el control de las riquezas nacionales, las libertades democráticas garantizadas, el respeto a la dignidad humana, la regresión del racismo anti-indio, la valoración de las culturas locales, etc.
La figura de Evo Morales se impone, a escala internacional, como la de uno de los mejores gobernantes del mundo. Pero, además, su figura moral se compara a la de dirigentes míticos como, por ejemplo, Nelson Mandela.
María Eugenia Claros.- El desenlace político en Argentina y en Brasil, ciertamente es un retroceso para quienes lucharon por mejores días. El 20 de octubre próximo son las elecciones nacionales en Bolivia. ¿Estaremos frente a una pulseta entre la oligarquía boliviana- junto a la derecha internacional-, y las aspiraciones de un pueblo digno? ¿Cuál es tu percepción?
Ignacio Ramonet.- Son elecciones decisivas. Bolivia se ha convertido en un baluarte de las fuerzas progresistas en América Latina. También es una vitrina excepcional de cómo las izquierdas pueden gobernar respetando la democracia y garantizando el éxito económico.
Esto es casi único en el continente. Porque sabemos cómo el imperialismo ha asfixiado económicamente otras experiencias como la del Chile de Salvador Allende, la Cuba de la revolución, y la Venezuela del chavismo. Las fuerzas conservadores de todo el continente, con la ayuda sin duda de Washington, desean que esa experiencia se termine y están movilizadas para cortarle el camino de la reelección a Evo.
Todos los progresistas de Bolivia, cualesquiera que sean sus desacuerdos o discrepancias, deben mantenerse unidos en esta batalla. con una sola consigna: Evo presidente.
María Eugenia Claros.- ¿Será Bolivia un referente de ruta para América Latina?
Ignacio Ramonet.- Ya lo es, como acabo de decir. Más que nunca. El éxito espectacular de los gobiernos progresistas de Evo Morales en estos últimos 13 años convierte a Bolivia en un “modelo” para todo proyecto de izquierda en el Continente. Y las cosas están cambiando.
Ya ha habido la victoria del candidato social-demócrata, torrijista, Nito Cortizo, en Panamá en mayo pasado… En octubre próximo también hay elecciones en Argentina y, después del fracaso estrepitoso de Macri, el peronismo social puede regresar al poder.
En Brasil, las recientes revelaciones sobre la farsa judicial que condujo a encarcelar injustamente a Lula pueden permitir la salida de prisión del ex presidente con las consecuencias que ello tendría en términos de movilización popular contra Bolsonaro…
María Eugenia Claros.- ¿Será que Evo reivindica el poder de los movimientos sociales en el mundo
Ignacio Ramonet.- Para los movimientos sociales en el mundo, el presidente Evo Morales es efectivamente el gran referente… Por su talante democrático y, repito, por sus resultados económicos y sociales que son indiscutibles. Así como por la manera ejemplar, en términos de respeto de las libertades y de la democracia, con la que ha gobernado estos últimos trece años… Ningún otro presidente en el mundo representa a los movimientos sociales populares mejor que Evo Morales.
María Eugenia Claros.- ¿Cómo se proyecta Bolivia en el contexto internacional?
Ignacio Ramonet.- Hoy Bolivia es una potencia. Por la importancia de sus recursos naturales estratégicos para las tecnologías del futuro (entre otros, el litio y las tierras raras). Por el peso cada vez mayor de su economía en el contexto latinoamericano. Por su situación geográfica central en el corazón del subcontinente.
Porque es la “torre de agua” de América del Sur. Por sus ambiciosos proyectos como, sobre todo, el Corredor Bioceánico Central de Integración. Nada se puede pensar sobre América Latina sin tener en cuenta a Bolivia. Esto, desde el punto de vista del pensamiento estratégico, es absolutamente nuevo.
María Eugenia Claros.- Finalmente, ¿cuál será el futuro de América Latina, frente a toda la agresividad propinada por un imperio herido de muerte?
No creo que el imperio esté “herido de muerte” infelizmente… En el actual contexto geopolítico mundial, marcado por la rivalidad económica entre Estados Unidos y China, América Latina –y específicamente, sus inmensos recursos naturales- seguirá siendo un gran ‘objeto de deseo’ de los amos del mundo… No es nuevo. Es lo que ocurre desde el siglo XVI…
América Latina, y en particular sus gobiernos progresistas, deben movilizarse en favor de una mayor integración regional. Más integración es fundamental. Constituir una Unión de los Estados Latinoamericanos (UEL) es la urgencia absoluta para salir por fin de la dependencia y de la explotación. Solo así será posible constituirse, colectivamente, en una potencia global que hable de ‘tu a tu’ con los grandes imperios predadores.
Gracias Ignacio, admiro tu humildad. Hasta siempre.
– María Eugenia Claros Bravo es directora del periódico Visión Z, Bolivia