Sobre la crisis del Estado clásico:
El Perú republicano en estado de coma terminal
Aureliano Turpo Choquehuanca Docente Universitario de la UPEA
La ciencia en cuanto referente de la prevención y la sanación de una anomalía es clara y concreta en todas las áreas de la estructura socio-política y de la salud humana, en consecuencia la ciencias sociales también nos muestra la salud de la sociedad enferma desde cuando se constituyó en colonia de las grandes trasnacionales trasmisoras de enfermedades que provocan muerte lenta a sus habitantes.
A pesar de sus operadores cientistas sociales observamos que la salud socio-económica, política, jurídica, cultural y espiritual se va deteriorando aceleradamente como consecuencia de la voracidad de los salvajes extirpadores del ser humano.
Esta situación es consecuencia de la imposición del eurocentrismo cultural, desde las primeras acciones cristianizadoras y castellanizadoras bajo el mando del “Tribunal de la Fe” o la más conocida como “La Santa Inquisición”, cuyas consecuencias son visibles hasta hoy, es decir desde el siglo XVI hasta el siglo XXI.
Las pestes, las burdas costumbres españolas, la maquiavélica actitud del Papa Alejandro VI que rompió el equilibrio y la armonía territorial y social de la sociedad comunitaria del Tawantinsuyu, al impulsar la repartija territorial y humana que los reyes católicos y sus continuadores prosiguieron con mucho celo y egocentrismo religioso.
Es durante este tiempo de colonización judeocristiano de Euro-España, la tierra y el ser humano constructor de la civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu, han sido contagiados con las enfermedades venidas del occidente y el territorio y la sociedad comunitaria de equilibrio y armonía socio-económica, política, jurídica, cultural y espiritual sufre una enfermedad que arrastra cerca de 500 años de dolor y sufrimiento.
Enfermedad que los nuevos colonizadores republicanos la han profundizado y postrado en coma terminal.
La desventurada proclamación de la independencia un 28 de julio de 1821, la desgraciada batalla del 9 de diciembre de 1824, no hizo otra cosa que fortalecer el poder colonial interno republicano, que favoreció y favorece a los Españoles Americanos o Criollos y Mestizos que se hicieron dueños y señores del Estado-Nación y la sociedad republicana, donde el pueblo y las naciones kechuas, aymaras y amazonenses no cuentan para nada, en cuanto se refiere a la tan cacareada libertad, igualdad y justicia.
Estos valerosos seres humanos del Perú Tawantinsuyano, a pesar de sufrir los padecimientos de la sociedad enferma, se constituyeron en los proveedores de la riqueza y el bienestar de los colonizadores republicanos, que desde la presidencia han continuado vomitando pestilencia que enferma cada vez más a la sociedad comunitaria de los herederos de la civilización tawantinsuyana.
La pobreza, la desocupación, la ignorancia, la discriminación, la explotación, el racismo solapado, la negación de los derechos fundamentales, políticos, sociales y económicos son los males que destruyeron al ser humano y destruye a la Madre Tierra-Hallpa Mamanchis, con todas las consecuencias que ello denota.
A pesar de todas estas enfermedades socio-económicas, políticas, culturales, jurídicas y religiosas del republicanismo neoliberal, el ser humano tawantinsuyano soporta todos estos males con sus valores culturales que la heredaron de sus ancestros, es decir, conservando su sistema económico comunitario de reciprocidad, su lógica de pensamiento cósmico, sus relaciones de producción comunitaria que empieza a reverdecer para ser una verdadera alternativa al sistema de explotación capitalista y socialista, ambos del occidente europeo.
Es lamentable como en el tiempo y el espacio histórico, los llamados gobiernos democráticos han destruido los valores culturales de una sociedad comunitaria tawantinsuyana, sin entender, que eran valores que dignificaban al ser humano en todo lo que significa la VIDA PLENA.
Hoy en pleno siglo XXI donde la ciencia y la tecnología, que se han convertido en mercancía de alto costo económico y social no es capaz de impulsar la curación de la sociedad enferma, muy por el contrario acrecientan el mal con sus correrías corruptoras en la administración gubernamental, en fiel cumplimiento al mandato de sus mandantes las trasnacionales que se roban todas nuestras riquezas naturales, robo que se instaló con Pizarro y su corte de ladrones, con Francisco de Toledo y sus encomenderos, oidores, frailes, y otras autoridades coloniales portadores del virus del mal y la enfermedad socio-económico, político, jurídico, cultural y religiosa para la gloria de Dios y el beneficio del Rey.
Durante estos últimos 30 años del siglo XX e inicio del siglo XXI, constatamos que nada ha cambiado con respecto a las enfermedades que nos impusieron los colonizadores euro-españoles, así podemos citar a la dinastía Fujimorista, al criollaso Alan García, los mestizos Alejandro Toledo, Ollanta Humala, al gringaso Pedro Pablo KUCZYNSKI, el mestizo Martín Vizcarra y todas las cortes corruptas de cada gobierno neoliberal republicano de los peruchos, han continuado con las enseñanzas de los corruptores europeos latinos, arios y anglosajones.
Estos gobiernos han profundizado el colonialismo interno dependiente de las empresas trasnacionales del sistema capitalista, la explotación minera es la más delincuencial debido a que va matando seres humanos, animales y el medio ambiente a lo largo y ancho del territorio ancestral tawantinsuyano, hoy conocido colonialmente como América del Sur.
La contaminación del agua dulce por los relaves de la minería, la deforestación en la amazonía, la corrupción descarada de los gobiernos neoliberales, la ponzoñosa administración de la (in) justicia, la politiquería de los partidos tradicionales como el APRA, el fujimorismo y ni que decir de las demás organizaciones politiqueras de la derecha que solo están buscando llegar al gobierno y saquear la hacienda estatal.
La izquierda caviar en todos sus matices no son más que cómplices de la colonización interna y sus consecuencias.
Han tenido que ocurrir graves denuncias de parte del soberano de a pie, es decir, que el pueblo ya no podía soportar la descarada y vergonzosa conducta de los mal llamados padres de la patria y del primer ciudadano del país. Es decir, el poder ejecutivo y legislativo cómplices del ESTADO DE COMA TERMINAL del Perú republicano neoliberal, amparado por la corrupta y sinvergüenza administración del poder judicial, que favorece a los ladrones y corrupto poniéndoles en libertad y haciéndose de la vista corta con los ladrones de cuello blanco y castigando y penalizando a los pobres de a pie que buscan sobrevivir en medio de la corrupción sacrosanta bendecida por el Ex – Cardenal Cipriani, defensor del fujimorismo.
Los últimos acontecimientos publicados por la revista HILDEBRANDT en sus trece, nos ilustra hasta qué punto están contaminados los poderes del Estado, sobre todo, sus operadores: presidentes, congresistas, jueces, fiscales, abogados, policías, guachimanes y toda sarta de serviles de los mal llamados autoridades. Estamos en el tiempo de Inkarry y el Pachakuti que nos augura grandes transformaciones, como reto del siglo XXI.
El Estado-Nación republicano neoliberal ha llegado a su cenit putrefacto, en consecuencia la alternativa para sanar y curar la sociedad comunitaria del Perú Tawantinsuyano, es imprescindible ir a un pacto social comunitario, es decir se debe convocar a la ASAMBLEA CONSTITUYENTE COMUNITARIA, para establecer nuevas normas de convivencia que respondan a la idiosincrasia pluricultural civilizatoria del Perú Tawantinsuyano como reto del siglo XXI.
Tercer milenio que será escenario de la administración gubernamental plurinacional por los profesionales kechuas, aymaras y amazonenses, que ven el futuro con la lógica del pensamiento cósmico de la vida y la sociedad.
Sociedad que deberá ser confederada para merecer la real satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales, conforme lo explico en mi libro sobre el Estado Confederado del Perú Tawantinsuyano.
Allí señalo la necesidad de establecer 8 estados federales regionales con plena autodeterminación comunitaria y de esta manera ser los usufructuarios de los recursos naturales de la región, para atender el desarrollo socio-económico, político, jurídico, cultural y espiritual de la región federativa.
Esta nueva realidad nos exige la proclamación de una NUEVA CONSTITUCIÓN CONFEDERATIVA DEL SIGLO XXI, y sepultar el centralismo republicano que nos tiene en el estado de coma terminal.
La alborada de nuestro amanecer está cerca y debemos seguir preparándonos y condenar el colonialismo de todos los colores y asumir nuestra identidad pluricultural, nuestra pertenencia territorial y nuestra personalidad etnohistórica y no quedarnos en las babas de la alienación dogmática de los ilustrados de tercera de la derecha y la izquierda, tenemos como garantía de nuestro proyecto político los miles de años de construcción civilizatoria del Tawantinsuyu y no seguir mirando al occidente europeo latino y anglosajón que solo nos trae dolor y muerte con su tecnología de punta.