Con el agua al cuello gobierno piñerista procura embolinar la perdiz
“Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan” (Joseph Goebbels, verdadero mentor ‘periodístico’ de muchos nacionalistas y ultraderechistas)
Arturo Alejandro Muñoz / kaosenlared.net
Lo que usted leerá a continuación quizá nunca lo dijo ni lo escribió Joseph Goebbels, pero cuando lo escucho o lo leo me recuerda al dirigente nazi en su mejor época.
Estoy intentando referirme a las declaraciones de autoridades políticas y policiales -prensa ‘canalla’ incluida- manifestadas luego del asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca.
Decir que “Comando Jungla” (de Carabineros) no existe, es lo mismo que decir que los “pacos” no existen. El apodo popular y masivo no desmiente el fondo que él representa, al contrario, lo avala y lo certifica. Sin embargo, un diputado UDI, Javier Macaya, luego de los sucesos acaecidos en Ercilla, declaró a la prensa: “el Comando Jungla no existe… es una invención de la izquierda” (sic).
Y varios dirigentes políticos del bloque oficialista osaron seguir esa línea de opinión. El asunto es armar bolina a partir de un punto menor (por estúpido que este sea) para desviar la atención ciudadana respecto de lo principal. Pareciera que Goebbels se los hubiese enseñado.
La diputada y presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe aseguró que el comunero mapuche había muerto debido “a la esquirla de una bala”. Y lo dijo aún conociendo el informe pericial de la Policía de Investigaciones (PDI), cuya conclusión fue que carabineros disparó desde las espaldas del comunero impactándolo de lleno, además de impactar también varios tiros en el tractor que él conducía.
A lo ya dicho, agréguese la saga de estulticias mencionadas por altos mandos de la policía uniformada, la cual cambió cuatro veces su versión de los hechos, pero en ninguna dijo la verdad. Primero aseguraron que Catrillanca había participado en un ataque a un establecimiento comercial; después, esos altos oficiales uniformados afirmaron que se trataba de un robo de automóviles con secuestro de profesoras.
Luego, que el comunero mapuche huía a bordo de un tractor (¿huir de los vehículos policiales en un tractor cuya velocidad difícilmente supera los 50 kilómetros por hora?), y finalmente se vieron obligados a reconocer hubieron de reconocer que “algo extraño y fuera de orden había ocurrido en ese incidente”.
Por desgracia (para el esclarecimiento de la verdad), el carabinero que supuestamente disparó contra Camilo Catrillanca habría cambiado la cámara Gpro que portaba en su casco e inutilizando la tarjeta que forma parte de la misma.
Eso aseguró Carabineros en esta saga de falacias y ocultamientos de la verdad. Sin embargo, había un testigo… un adolescente de 15 años de edad que acompañaba en el tractor a Catrillanca. Fue retenido por carabineros durante largas horas. Finalmente, y ya en libertad, ante las autoridades judiciales declaró lo que había observado como testigo directo. Este es un fragmento de esa declaración.
<<Nosotros estábamos en la casa de Marcelo, con Camilo (Catrillanca), y luego salimos hacia la casa de Camilo en La Romana y nos pillamos que estaba cortado el camino y tratamos de pasar por un atajo cuando nos encontramos con las Fuerzas Especiales a pie. Ellos aparecieron de repente, apuntando. Aparecen 20 fuerzas especiales de infantería y comenzaron a disparar a quemarropa.
<<Cuando dimos vuelta el tractor avanzamos hacia adelante, y Carabineros dispara. Estábamos de espalda. Uno de ellos con cámara. Él fue el que disparó.
<<Ellos estaban disparando a nuestras espaldas, Primero, balines de goma, pero, de repente, mandó como 4 o 5 disparos al aire y hacia nosotros, ya que las balas rebotaban en el tractor.
<<Camilo iba manejando y me grita “agáchate”. Me agacho y veo hacia la izquierda y veo que estaba botando una cosa amarilla por la nariz. Paré el tractor, me bajé con los brazos en alto y grito: “le dieron, le dieron”>>
¿Cuál fue la reacción del gobierno, específicamente de quien oficiaba como vicepresidente de la república en ese momento?
El ministro del interior, Andrés Chadwick, ante una comisión de la Cámara de Diputados, declaró:
“¿Cómo no me va a doler, cómo no me va a irritar, cómo no me va a generar impotencia, cómo no me va a enojar que esa cámara, que estaba comprada para eso, para ese tipo de operativo y de todo tipo de operativos de los carabineros, se haya mal utilizado y se haya roto su tarjeta?”.
Al ministro le enoja e irrita más el destrozo de una cámara que la pérdida de una vida humana. La propiedad por sobre la vida. Neoliberalismo puro.
El gobierno -y casi todo el bloque oficialista- parece que no ha tomado muy en serio lo acontecido, pues prefiere entrar en ese politiquero y dañino juego de “declaraciones destinadas a negar declaraciones” para tapar la verdad que muestran las evidencias.
La Moneda demoró demasiado en tomarle el peso a los hechos relatados, y aún así esquiva el bulto sin asumir su responsabilidad política, pues el mismo presidente de la república manifestó que su primo-hermano (Chadwick) contaba con la confianza del mandatario, lo cual reafirma no sólo el nepotismo existente en el gobierno sino, además, que este es simplemente una actividad familiar, ya que sin temor a cometer equivocaciones es posible asegurar que el manejo de crisis demostrado por Andrés Chadwick como jefe de gabinete, y como vicepresidente de la república, es el peor del que se tenga registro en los últimos 50 años.
Para el actual gobierno los negocios están por sobre el interés nacional, por sobre la verdad y por sobre la justicia, pues somete a declaraciones enredosas, falaces y dispersas uno de los hechos más graves de los últimos años, dejando incólume el poder de fuego y decisiones otorgados a Carabineros en la zona de la Araucanía, cuestión que esa fuerza policial ha replicado a su antojo en otras situaciones acaecidas en ciudades tan distantes de Ercilla como ha sido lo que ya conocemos en Santiago (invasión a liceos emblemáticos y golpizas a profesores y alumnos), Concepción y Valparaíso.
En Chile, un monstruo anda suelto y armado
Es la policía uniformada. Sin embargo, sería injusto cargarle a este gobierno toda la responsabilidad, pues el otorgamiento de poderes excesivos a esa policía viene de tiempos anteriores. Vea usted lo siguiente. Entrevistado en Radio Pauta, el exministro del interior del gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y actual senador, José Miguel Insulza, declaró: “Durante 30 años la policía se ha mandado sola”. A confesión de parte…
Ese senador sugirió también crear un ministerio de Seguridad Pública -separado del ministerio del Interior- del cual deberían depender las dos policías existentes, la militarizada (Carabineros) y la Civil (Investigaciones). Muchos piensan (el suscrito entre ellos) que deberían fusionarse en un solo cuerpo policial, bajo mando civil y dependiendo en cada región del país directamente del Intendente (o Gobernador) ELECTO por la ciudadanía.
Eso es futuro y quizás ciencia ficción, pues lo concreto es que hoy la policía uniformada parece no reconocer autoridad en ninguna persona ni organismo perteneciente al mundo civil, cuestión que a algunos en la ultra derecha gusta en exceso, ya que mediante una institución desmadrada del mando civil es un hecho cierto que los elementos predadores de la política nacional y del mega empresariado cuentan con una especie de guardia pretoriana para sus fechorías, lo que autoriza a esa misma guardia a cometer las suyas en descampado, y bajo aplausos de los expoliadores de siempre.
Para defender tal orden de cosas, varios políticos oficialistas han salido a escena dispuestos a apoyar el descalabro mencionado con opiniones insulsas y declaraciones que dan cuenta del verdadero objetivo de quienes las emiten. A cierta prensa que defiende y representa al gobierno no le importa el coeficiente intelectual ni la preparación académica de los opinantes, sólo le interesa que sean fieles a las enseñanzas de herr Joseph.
Así entonces, ‘oficialmente’, según el diputado Macaya, “el comando Jungla no existe”, y según Jacqueline van Rysselberghe, el comunero Catrillanca murió de pura mala suerte… “una esquirla de bala”. Y según Andrés Chadwick y el general Hermes Soto, y el ex intendente Mayol, y el presidente Piñera, y Felipe Kast… bueno, usted sabe el resto de esta historia.