IBCE alerta sobre venta informal de medicamentos en el libro ‘El Negocio de la Muerte’
Resumen ejecutivo / http://ibce.org.bo
El contrabando y falsificación de medicamentos es un tema “altamente sensible”. Por ello, las acciones emprendidas por las empresas, los organismos de regulación y/o fiscalización y las aduanas suelen ser insuficientes debido a su creciente magnitud. Esta investigación es un primer intento de cuantificar y/o estimar la importancia económica de estas actividades ilegales que perjudican notoriamente no sólo a los productores y/o importadores y/o distribuidores, sino también al Estado.
La problemática que se aborda en el documento es compleja pues involucra temas de salud pública combinados con aspectos de economía de difícil registro como el contrabando y la falsificación. No es extraño encontrar noticias sobre incidentes que datan desde hace veinte años y tampoco es extraño encontrar abundante información periodística reciente de estos fenómenos.
Los hallazgos más relevantes de esta investigación revelan que el contrabando de medicamentos representa entre el 18% al 21% del total de las ventas de la industria farmacéutica en el mercado interno.
Esta magnitud, en términos del PIB, representa el 0,2%. Los efectos que conlleva esta permisividad implican en términos macroeconómicos una pérdida de crecimiento del PIB en aproximadamente 0,2%, una destrucción de empleos cercana a 1.100 fuentes de trabajo cada año y una evasión impositiva que bordea los 15 millones de dólares. De acuerdo a un modelo de previsión macroeconómica desarrollado para este estudio, se produce una pérdida del 18% en el volumen de producción de la industria, 14% en el valor agregado y 11% en el empleo. Adicionalmente, el PIB industrial se reduce en 1%.
Durante el año 2017, las incautaciones de la Aduana Nacional de medicamentos de contrabando alcanzaron a las 30,3 toneladas y, aunque no se tienen datos certeros sobre la falsificación hay abundante información de prensa que habla sobre estos incidentes.
Los productores nacionales indican que, en promedio, el contrabando de medicamentos oscila entre un mínimo de 18% a un máximo de 25% del total de sus ventas. Los importadores, por su parte, con mayor afectación en casos de falsificación, reportan un promedio de 20% del total de sus ventas. Aunque el daño económico es internalizado por las empresas, es indudable que daña el empleo y la imagen corporativa.
En una revisión de publicaciones de la prensa nacional, sólo para los últimos cinco años, se observa varios casos de contrabando y falsificación de medicamentos. Aunque la información es de carácter coyuntural, para los casos denunciados en la prensa no se conoce públicamente cuál ha sido el destino final y/o resolución judicial emitida por las autoridades para los infractores.
En un mapeo realizado en las diferentes zonas de La Paz: Cementerio, Villa Fátima, Pérez Velasco y en la Feria 16 de Julio de la ciudad de El Alto se advierte la presencia de varios establecimientos que combinan venta de medicamentos con otros productos.
A simple observación, en las zonas mencionadas donde se realiza el mapeo, se advierte la presencia de más de 100 establecimientos que funcionan como tiendas donde se expende medicamentos; 66 establecimientos que pertenecen a cadenas de farmacias; 104 farmacias de barrio (de las cuales un 70% atiende de día) y 75 tipos de comercio (medicamentos naturales y algunos ambulantes).
Muchas tiendas combinan la venta de diferentes productos, entre ellos fármacos y productos para mejorar rendimiento deportivo y otros. En una zona específica denominada “La Tablada”, es normal ver anaqueles que contienen medicamentos y otro tipo de productos como cosméticos.
En la ciudad de El Alto, la situación es más compleja. En un mapeo realizado en la zona de comercio más importante como es la Feria 16 de Julio, se observa la presencia de más de 650 establecimientos de los cuales un 30% son farmacias bien identificadas, un 40% combinan venta de fármacos con otros productos y un 30% tienen la característica de ofrecer productos cosméticos que pueden estar combinado con la venta de fármacos.
Lo más perjudicial es que en las ciudades de La Paz y El Alto, la fiscalización se torna más difícil porque no hay un censo de establecimientos farmacéuticos lo que dificulta conocer cuántos operan bajo el paraguas de la legalidad. Información extraoficial, no confirmada, indica que existen aproximadamente 1.000 farmacias privadas, otras 369 boticas (locales pequeños) y aproximadamente 800 ilegales.
Aunque la norma dispone del registro sanitario obligatorio, esto se cumple y se controla efectivamente en los comercios habilitados, visibles y claramente identificados. Lo contrario ocurre en los otros establecimientos. La distribución de medicamentos de contrabando se hace en estos conglomerados populares de comercio e inclusive en zonas más alejadas de las urbes, mercados populares. Hay una percepción negativa de que el control sea más estricto, por ejemplo, en ciudades intermedias o en ciudades de frontera donde la probabilidad de engaño al consumidor sea más elevada.
Aunque los actores de la industria reconocen la institucionalidad que ha alcanzado la autoridad reguladora durante los últimos años, lo que no ha podido ser erradicado y que afecta el desempeño de la industria es su elevada rotación de personal, especialmente de carácter técnico. La Agencia Estatal de Medicamentos, pese a ser una entidad pública de servicio no revela en sus rendiciones públicas de cuentas, por ejemplo, del número de incidentes registrados o denunciados de casos de contrabando y/o falsificación de medicamentos.
Pese a ello, la AGEMED destaca una amplitud de colaboración con el sector privado más que una actitud de fiscalización o coerción regulatoria. El contrabando no es un problema de la Agencia es más bien un problema de todos y la única afectada es la población porque la salud es un bien social. Sin embargo, hasta el momento, no se ha conformado un Comité de falsificación y contrabando porque hay instituciones que no ven este problema como una amenaza real para el ciudadano.
Institucionalmente, aunque es importante la preocupación de entidades como el Viceministerio de Defensa de los Derechos del Usuario y Consumidor (VDDUC) por la presencia de medicamentos de contrabando y falsificados, sus atribuciones no le permiten intervenciones directas contra oferentes ilegales sin una coordinación y/o autorización de la AGEMED pues, ante una denuncia específica, la entidad autorizada para atender la denuncia es la agencia de medicamentos. Sin embargo, esta entidad puede ser un aliado estratégico importante en la educación de los consumidores.
Por el lado de la demanda, identificada a través de una encuesta a consumidores, en orden de importancia el consumo de medicamentos está concentrado en los antigripales, antidiarreicos, analgésicos, antibióticos, antinflamatorios, antihistamínicos y antidepresivos. Sin embargo, como indican informes de la OPS o de otras organizaciones son este tipo de medicamentos los más propensos a ser falsificados o de contrabando.
El 47% de los consumidores entrevistados compra medicamentos en cadenas de farmacias, 35% en las farmacias del barrio y el 16% compra medicamentos de vendedores ambulantes, tiendas y otros lugares. También se ha advertido que un 2% de los consumidores realizan compras por Internet. Un 24% de los consumidores compra los medicamentos con una receta médica.
El origen del medicamento es desconocido para el 70% de los consumidores. El 30% restante afirma que sí conoce el origen del producto. Esto supone que en el momento de la compra no se pregunta o indaga si el producto es nacional o importado. Los que sí conocen del origen del medicamento indican que es nacional (64%) e importado (36%).
Los consumidores sí tienen conocimiento de que muchos medicamentos pueden ser falsificados. El 76% indica que sí conoce que existe falsificación mientras que un 12% indica que no conoce de este tipo de actividades.
El 21% de los consumidores indica desconocer que los medicamentos podrían ser de contrabando, lo que significa una proporción elevada de consumidores que ignora que el medicamento que podría alguna vez comprar pueda ser ilegal. Con respecto a la identificación de un medicamento falsificado o de contrabando el 56% de los entrevistados indica que sí puede identificarlo contra un 44% que indica que no puede identificarlo. En este caso, el 44% que no puede identificar un producto de contrabando es un porcentaje significativo de consumidores que ignora cómo identificar la legalidad del producto que compra.
En función de la problemática presentada, las propuestas para desincentivar este tipo de actividades se basan en un perfeccionamiento de los mecanismos de trazabilidad y uso de hologramas; el fortalecimiento de la supervisión a través de la correspondiente agencia estatal y la educación del consumidor.
La educación es muy importante pues si bien los consumidores conocen de la presencia de medicamentos de contrabando y en algunos casos falsificados, éstos carecen de la educación necesaria como para identificar estos productos y para actuar correctamente en el momento de una compra.
Además, se debe utilizar la tecnología para conocer el medicamento. Por ejemplo, se puede crear muchas aplicaciones (app) que puede ser instalado en los teléfonos móviles de las personas. Una extensión de las aplicaciones puede ser utilizada para que el mismo consumidor se dé cuenta si el medicamento que está comprando es o no falsificada.
Finalmente, el contrabando y la falsificación de medicamentos continúa siendo una amenaza importante para la salud pública de la población en Bolivia. Aunque las autoridades competentes no reportan claramente los incidentes, las denuncias a través de la prensa son evidentes y la incautación hecha por las autoridades aduaneras muestra el problema. Por otra parte, siguiendo a la OMS, en Bolivia debe considerarse que el medicamento no es como cualquier otro producto o mercancía. Los actores de la industria (laboratorios e importadores) coinciden en que se debe mejorar sustancialmente las regulaciones y/o autorizaciones e inspecciones a la comercialización al por menor.
Introducción
El presente documento aborda con información cualitativa y cuantitativa la problemática del comercio informal de medicamentos. Esto ha sido posible gracias a la cooperación de diversos participantes de la industria farmacéutica nacional, importadores de fármacos, representantes de organizaciones vinculadas a los médicos y los consumidores.
La investigación ha utilizado técnicas cualitativas expresadas en entrevistas a agentes representativos de la industria y grupos focales. También para consolidar los argumentos se ha utilizado técnicas cuantitativas como la aplicación de una encuesta estructurada a consumidores, procesamiento de información secundaria de fuentes como el Instituto Nacional de Estadística y TRADE MAP y la utilización de una matriz de insumo producto para medir los impactos de los fenómenos analizados sobre la industria manufacturera y la economía en su conjunto.
La problemática que se aborda en este documento es compleja, pues involucra temas de salud pública combinados con aspectos de economía de difícil registro como el contrabando y la falsificación. Por ello, en la medida que se obtenga información más transparente, las conclusiones y recomendaciones serán más precisas para el diseño de la política pública. En otras palabras, este documento es un primer intento para cuantificar el daño que recibe la economía y la industria por los fenómenos mencionados.
La falsificación y el contrabando de medicamentos no son temas nuevos en la agenda de las autoridades y los productores. No es extraño encontrar noticias sobre incidentes que datan desde hace veinte años y tampoco es extraño encontrar abundante información de estos fenómenos a nivel internacional. Lo cierto es que los incidentes de falsificación en Bolivia han aumentado notoriamente durante los últimos cinco años.
Los hallazgos más relevantes de esta investigación, junto con la sistematización de la problemática, son que el contrabando y la falsificación de medicamentos representan hoy día el entre el 18% al 21% del total de las ventas de la industria en el mercado interno. Esta magnitud, en términos del PIB representa el 0,1%. Los efectos que conlleva esta permisividad implican en términos macroeconómicos una pérdida de crecimiento del PIB en aproximadamente 0,1%, una destrucción de empleos cercana a 1.000 fuentes de trabajo cada año y una evasión impositiva que bordea los 15 millones de dólares.
El documento está organizado de la siguiente manera: luego de esta introducción, en la primera parte se presenta la conceptualización sobre contrabando y falsificación y se hace un recuento de la problemática a nivel mundial; en la segunda parte, se describe la problemática en Bolivia; la tercera parte, se describe el mercado y los impactos económicos; la cuarta parte aborda la problemática; la quinta parte presenta los resultados de una encuesta a consumidores sobre contrabando y falsificación de medicamentos; la sexta parte propone algunas soluciones factibles para el problema. Finalmente, la séptima parte presenta las conclusiones y recomendaciones de la investigación.
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