La colonización permanente: de “los indios no tienen alma” al primer cardenal indígena
“En tiempos de la colonia, decían “estos indios perezosos no tienen alma”, pero ahora el hermano Papa Francisco, ha consagrado Cardenal a un indígena” Evo Morales.
Anselmo Esprella
Apenas el Vaticano, anunció que designaría a un Cardenal indígena, la jerarquía de la iglesia católica boliviana, declaró que Toribio Ticona, “no los representaba” y las redes sociales, inundaron la web con información fidedigna de que la reciente autoridad, “tenía mujer y varios hijos”.
Cómo podría representar Toribio Ticona, a la oscurantista Conferencia Episcopal Boliviana, un hombre silvestre que había sabido ser lustrabotas, canillita, minero, albañil y hasta alcalde de un pueblo olvidado en la árida geografía de Bolivia.
El 13 de octubre de 1992, un día después de cumplirse 500 años de la invasión europea a, Abya Yala (nombre indígena del continente), en Santo Domingo, el Papa Pablo II, pidió perdón “por los crímenes durante la colonización de América Latina”.
Por su parte, el actual Papa, declaró: “…pido perdón, por los crímenes contra los pueblos originarios, durante la llamada conquista de América”.
Pero Tomás de Torquemada y la jerarquía eclesiástica boliviana, insisten en regresar al siglo XVI.
“Toribio, no es la voz oficial de la Iglesia Católica Boliviana” dijeron los herederos de la inquisición, cabe preguntarse, ¿y entonces quién es?
No existe espacio en la vida social, en que no se manifieste la lucha de clases. Por supuesto, una de las instituciones más conservadoras de la tierra, no es la excepción.
La iglesia del pueblo y la opción preferencial por los ricos
El martes 6 de febrero de 1973, Radio Fides, expulsa a Luis Espinal. El sacerdote y periodista, había felicitado a la Iglesia, por la ordenación del primer diácono aymara: “un primer paso claro y decidido para hacer la Iglesia boliviana mucho más autóctona” dijo.
Pero también expresó su oposición al nombramiento de obispos, “…ancianos y biológicamente más inclinados a conservar y frenar que a abrir nuevos caminos”, sostuvo. Aquella declaración provocó la protesta del embajador del Vaticano en Bolivia que determinó su expulsión de Radio Fides.
Desde el inicio del gobierno de Evo Morales, el anterior Cardenal, llamado Julio Terrazas, rápidamente se alineó a los empresarios y latifundistas, por lo que recibió “La Medalla al Mérito Cruceño” de manos terratenientes del Comité pro Santa Cruz, ente que aglutina los intereses de las logias de aquella región.
La Conferencia Episcopal Boliviana, jamás dijo: “este Cardenal no nos representa”.
Salvo extraordinarias excepciones, la iglesia católica caminó por la historia, de la mano de poderosos reyes y señores feudales, bendijo las espadas y las armas de dictadores como René Barrientos, Hugo Banzer, García Meza, etc.
Pero también fue coherente y leal al pueblo
En 1974, en plena dictadura, ante la evidencia de la violación de los derechos humanos, 21 obispos bolivianos, redactaron un documento denunciando las atrocidades de la dictadura: “…
La realidad económica del pueblo boliviano es grave y a veces desesperada…
Debe evitarse la persecución, el exilio, la tortura y el encarcelamiento injusto…
La Independencia, dio a Bolivia la soberanía política pero no la económica…
Los precios de las materias primas, son fijados con arbitrariedad por el mercado internacional…
El pobre, está desamparado en una sociedad donde el dinero da poder…” dijeron.
Sin embargo, Luis Espinal, era aún más contundente y categórico:
“La iglesia debe compartir con los pobres sus bienes, y si la iglesia no lo hace de a buenas, quiera Dios que el pueblo se lo quite”.
Decía que “Una religión que no tenga la valentía de hablar en favor del pueblo, tampoco tenía el derecho a hablar en favor de Dios”.
Fue asesinado el 22 de marzo de 1980, por los dueños de las cosas.
En esta corriente de la iglesia junto a los excluidos, se inscriben Julio Tumiri, Idelfonso de las Muñecas, Mauricio Lefebre, Monseñor Manrique, Alfonso Pedrajas, Gregorio Iriarte, entre otros que compartieron su suerte, con la suerte de los nadies.
“Estos indígenas no tienen alma, no les duele nada” repiten en la Conferencia Episcopal.
“La tierra es la Madre de Todos, es Pachamama”, responden aterrados los indígenas, antes de ser despedazados por los perros asesinos que han traído los conquistadores.
Toribio Ticona, es lustrabotas y Cardenal. Sus abuelos ardieron en la hoguera, por repetir la blasfemia de que la tierra; es la Madre de Todos.