“El Vivir Bien indígena va más allá del capitalismo y el socialismo”
El ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, David Choquehuanca, imparte una conferencia sobre el “Vivir bien” en Valencia
Enric Llopis / rebelion.org
La filosofía del Vivir Bien indígena se plantea como una “tercera vía” entre las dos grandes opciones políticas y económicas del siglo XX. El capitalismo se basa en la obtención de la plusvalía, el beneficio, la “plata”.
El socialismo atiende a la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del ser humano. El Vivir Bien, a pesar de las coincidencias con el socialismo, camina un punto más allá para la defensa de un principio general, la vida, ha explicado el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia, en un acto público organizado en Valencia por el consulado de este país.
El ser humano, al igual que las plantas y los animales, se alimenta de la leche de la madre tierra, el agua. “Todos somos parte de esa gran familia”, subraya el canciller. Esta es la razón por la que las poblaciones indígenas sostienen la necesidad de la armonía con la naturaleza:
“Las personas somos parte de un todo, somos una mínima parte de la Pachamama”. Pero, agrega el ministro de Relaciones Exteriores, “vivimos las consecuencias de un modelo de desarrollo aplicado hasta hoy”, que se traduce en una crisis alimentaria, energética, financiera y en el cambio climático.
Los seres humanos forman parte del “Taj Pacha” (“todo lo que existe”, en lengua aimara).
Originario de la comunidad aimara de Cota Cota Baja (municipio de Huarina, en el departamento de La Paz), David Choquehuanca comenzó a participar en los procesos sociales y políticos en la década de los 80.
El cambio de vida al trasladarse del campo a la ciudad, para cursar en La Paz la carrera de Filosofía, le permitió constatar las situaciones de discriminación y explotación de los grupos más vulnerables.
Por esa razón apoyó a las organizaciones del movimiento campesino, particularmente la Confederación Única de Campesinos de Bolivia (CSUTCB), lo que le llevó a estar presente en los bloqueos de caminos, huelgas de hambre y participar en talleres de capacitación.
Otro foco de resistencia en el que se implicó fue la Campaña “500 años de resistencia” impulsada por el movimiento indígena. Desde 1998 trabajó en el Programa NINA como coordinador nacional, lo que le condujo a la asesoría de organizaciones y diputados indígenas en los últimos seis años.
El discurso del canciller apela continuamente a trascender los patrones occidentales. “En las comunidades no tomábamos las decisiones mediante la democracia, sino por el consenso”. Además, “las asambleas no se convocan cuando el ser humano quiere, hay que tener en cuenta por ejemplo que la luna no se halle en estado menguante”. David Choquehuanca introduce el término “pensasiento” (compartir lo que una persona piensa, pero también lo que siente).
En la democracia “tradicional” las mayorías pueden someter a las minorías, de ahí que en Bolivia, apunta el ministro, se esté trabajando en la democracia representativa, participativa y directa. En las comunidades indígenas se plantea la complementariedad en la vida cotidiana, del abuelo con el niño, del hombre con la mujer y del ser humano con las plantas y los animales.
Cuando se habla en términos genéricos de “sociedad”, la referencia es a las personas. También cuando se apela a la “Justicia”. Pero existe una dimensión superior.
La II Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Defensa de la Vida, celebrada entre el 10 y el 12 de octubre de 2015 en Tiquipaya (Cochabamba), se marcó como objetivo la constitución de un Tribunal Internacional de Justicia Climática.
La Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas celebrada en septiembre de 2014 en la sede de la ONU en Nueva York, pidió que la Asamblea General de Naciones Unidas adoptara una Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra.
“Hoy en día vivimos las consecuencias de las leyes hechas por el hombre, pero el Cosmoser va más allá”, concluye David Choquehuanca. Cuando una persona trata de conocer una planta o un jaguar lo hace desde el “afuera”, pero “desde el punto de vista del cosmoser somos planta, brisa, jaguar…”.
Los códigos occidentales, de los países del Norte, resultan muy insuficientes.
“No es lo mismo comer que alimentarse; hoy sólo comemos, o tal vez nos estemos envenenando con los transgénicos”. De hecho, recuerda el ministro, la 42 asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) celebrada en Tiquipaya (junio de 2012) asumió el planteamiento de la “seguridad alimentaria con soberanía” y el reconocimiento del acceso al agua como derecho humano básico.
“No es lo mismo bailar que danzar, tampoco dejamos descansar nuestro organismo: semanalmente deberíamos ayunar y no lo hacemos; nos han desenergetizado y desatomizado, hay que recuperar las facultades que tenemos durmiendo en nuestro ser para convertirnos de nuevo en personas integrales”.
El relato de David Choquehuanca Céspedes no se limita a los principios genéricos del “Vivir Bien”, sino que aterriza a la realidad material, política.
En 1999, durante la presidencia de Hugo Bánzer, se aprobó la Ley del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario, que privatizaba a instancias del Banco Mundial el agua potable en el municipio de Cochabamba.
La movilización campesina frente a la externalización a favor de “Aguas del Tunari”, consorcio detrás del que se hallaban diferentes transnacionales, logró que en abril de 2000 se anulara la legislación.
La Constitución boliviana de 2009 reconoce en el artículo 16 que toda persona tiene derecho al agua y a la alimentación; y en el artículo 373 que el agua constituye un “derecho fundamentalísimo para la vida, en el marco de la soberanía del pueblo”.
Recuerda asimismo David Choqueuanca que gracias al Decreto de mayo de 2006 de nacionalización de los hidrocarburos, el 82% de los beneficios por los recursos naturales, de los que anteriormente se beneficiaban las petroleras, pasaron a manos del estado.
En junio de 2014 la UNESCO declaró “Patrimonio Mundial” el sistema vial andino Qhapaq Ñan (“camino a vivir bien”), una red de caminos de casi 60.000 kilómetros de extensión, eje del poder político y económico del Imperio Inca, que Bolivia comparte con Argentina, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
Un mes después el mismo organismo de Naciones Unidas declaró a Bolivia “territorio libre de analfabetismo”, objetivo alcanzado mediante el mecanismo “Yo sí Puedo” diseñado en Cuba. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo destacó en el informe de 2014 que Bolivia fue el país de América Latina en el que más se redujo la pobrea (un 32% entre 2000 y 2012).
También ha subrayado el canciller que en diciembre de 2013 Bolivia puso en órbita su primer satélite espacial de telecomunicaciones, construido por la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial China.
Otro de los asuntos que concierne al país es la reciente decisión (septiembre de 2015) por parte de la Corte Internacional de Justicia de La Haya de considerarse competente para resolver en el litigio que Bolivia sostiene con Chile por acceder a una salida al mar, después que en la Guerra del Pacífico (1879-1883) Chile ocupara 400 kilómetros de costa y 120.000 kilómetros cuadrados de territorio boliviano. David Choquehuanca ha defendido las aspiraciones de Bolivia, “siempre de manera dialogada”.
Por último, el canciller ha informado de la visita de diez días girada en noviembre de 2015 por Evo Morales a Francia, Alemania, Italia e Irlanda.
En Francia el presidente Morales alcanzó un acuerdo con la Agencia Francesa para el Desarrollo, lo que le permitirá a Bolivia acceder a empréstitos por valor de hasta 400 millones de dólares en proyectos dedicados a recursos hídricos y electricidad.
También se llegó a un acuerdo para la compra de radares que contribuyan a la lucha contra el narcotráfico y el contrabando. Además, Telesur informó de un preacuerdo con la empresa Total para una inversión de al menos mil millones de dólares para la exploración de hidrocarburos.
Por otro lado, durante la estancia en Alemania, informa Prensa Latina, Morales buscó apoyo e inversiones para la economía boliviana, sobre todo para el desarrollo de infraestructuras, energía eólica y la construcción de una línea de trenes de cercanías en el municipio de Santa Cruz. El próximo mes de enero una delegación de representantes de empresas alemanas se desplazará a Bolivia.