- La Asamblea Constituyente
Idón Moisés Chivi Vargas
La Asamblea Constituyente, desde el inicio mismo de sus actividades, fue víctima de una conspiración planificada arteramente por los que perdieron viejos privilegios (oligarquía birlocha y burguesía deforme), llevada a la práctica por una fracción de la Asamblea Constituyente que no llega a un tercio (1/3 es la cantidad a la cual se aproxima PODEMOS) pero que se atreve a reclamar ¡¡¡dos tercios!!! (2/3), nada mas grosero, burdo y grotesco.
Antes de la asamblea constituyente, allá por el 2002, la ADN partido con el cual Tuto Quiroga fue Vicepresidente al inicio y Presidente al final (debido al fallecimiento de Hugo Bánzer Suárez), realizó una consulta al Tribunal Constitucional, la solicitud consistía en saber constitucionalmente la viabilidad o no de la Asamblea Constituyente, la respuesta era obvia, la Asamblea Constituyente no va, y a pesar de ello la Asamblea Constituyente es.
El marzo del 2006, con la nacionalización y la descolonización a cuestas, sufrimos la arremetida de una ley de convocatoria que amarra la Asamblea a un sistema de votación atrapado en la perversión y degradación: Los dos tercios como mecanismo de control a los pobres del campo y de la ciudad… Esa es la naturaleza de un sistema de votación extremadamente cualificado y como dicen algunos investigadores en el tema, ninguna Asamblea Constituyente latinoamericana se atrevió a tanto.
Binder dirá al respecto “cuando las minorías usan los 2/3 para defender viejos privilegios, se convierten en aliados burdos de las oligarquías”. Los dos tercios no son un destino inefable, existe la posibilidad de subvertir e insurreccionar esa forma de votación, tal cual. El segundo momento de tensión usado por la derecha, fue la definición de una asamblea originaria o derivada.
He aquí el lugar donde constatamos cual es la verdadera intención de PODEMOS, el hecho de que sea derivada, hace que el Tribunal Constitucional -vieja aliada de la derecha y producto del cuoteo neoliberal- tenga en sus manos los momentos políticos de la asamblea, de esta forma la legalidad de la cual hacen gala los podemistas no es mas que una máscara que encubre su misión coyuntural: Nada debe cambiar.
El mismo 2006, la aprobación del reglamento tarda casi ocho meses, todo por la presencia inefable de los 2/3, la discusión sobre si mayoría absoluta o 2/3, era el escenario propicio que la derecha tuvo para usar prácticas sociales populares, así los que nunca tuvieron hambre hicieron huelga de hambre, los que usaron la democracia para fines antinacionales, se convierten en demócratas a ultranza, como si no tuviéramos memoria, como si el olvido fuera la condena propia de pobres e indígenas, y no es así…
El 2007 se inicia el trabajo de las 21 comisiones que hacen a la Asamblea Constituyente, y se inicia una nueva etapa de movimientos tácticos que la derecha usa para seguir medrando del pasado, pide consensos que ellos jamás respetaron, por el contrario lograron quebrar la línea conceptual del MAS y al final del trayecto hicieron informes por minoría, particularmente en las comisiones donde los “medio lunáticos” tenían mayor representación porcentual.
La Comisión Visión de País, rompiendo el guión MAS Vs. PODEMOS, separa el informe de PODEMOS de la Comisión, tal cual como se mantiene hasta el día de hoy.
La legalidad que PODEMOS reclama extremadamente es una pantomima formalista, excesivamente formolizada. Cualquier estudiante de derecho sabe, que la legalidad no debe ser confundida con formalidad, pero resulta que en nuestro país, la formalidad es la base esencial de la legalidad, al revés de toda la teoría del derecho…
En un segundo momento que ahora se vive, esta la cuestión de la capitalía, sus élites no saben otra cosa que medrar del Estado colonial para reproducir su propia mentalidad señorial, ahí nació la república liberal como continuidad de la colonial, ahí se vió como la constitución y el constitucionalismo eran corrompidos a favor de los hijos de los españoles que se quedaron para gobernar, sin los indígenas, contra los indígenas.
El tercer momento, tiene un solo nivel descriptivo, la derecha no solo tiene una doble moral, sino que es polimoral, es una veleta discursiva que construye opinión pública con los intereses de la opinión privada y transnacional. Así y todo a Bolivia le toca ser escenario de un tiempo dantesco.
Aquellos que ayer se llamaban Acción Democrática Nacionalista (ADN) para evitar ser nombrados como dictadores, hoy se llaman Poder Democrático Social (PODEMOS), ellos son los verdugos de ayer que hoy se reclaman víctimas.
Son los que cuando eran ADN convocaron a menonitas para mejorar la “raza boliviana” y hoy no olvidan ese pasado cuando posicionan el racismo como forma de acción política.
Son quienes dilapidaron al Tesoro General de la Nación y hoy se niegan a beneficiar a nuestros mayores. Los espíritus del pasado.
Son los que ayer persiguieron, encarcelaron, asesinaron, mutilaron vidas, mutilaron familias y hoy -sin olvidar ese pasado-, secuestran una Asamblea Constituyente, porque ese es el preciso lugar donde su pasado se convierte en su presente, porque les recuerda que no son lo que creen, sino exactamente lo contrario, que nunca serán democráticos, porque no fueron paridos por la democracia.
Son los acomplejados de superioridad cuando toda su vida es una inferioridad espiritual, inferioridad de patria, inferioridad de vida, inferioridad de sueños, inferioridad de futuros posibles, viven en el pasado aunque sean parte del presente, no tienen futuro, porque su futuro se muere, ya no será nunca lo que fue. No pasarán.