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Otra lengua en proceso de muerte: el mapuzugu
Avkin Pivke Mapu-Komunikación MapuChe
Otra lengua en proceso de muerte, acosada por el idioma del genocidio colonial en Abya Yala, el castellano. «El mapuzugun es una lengua en proceso de muerte».
Así declara Antonio Díaz Fernández, de origen diaguita calchaqui, pero que, como consecuencia de sus investigaciones, aprendió a hablar en el idioma de los mapuches.
Sostiene que si el Estado no deja de contribuir al etnocidio, el «habla de la tierra» se perderá.
Antonio Díaz Fernández reside en Esquel, Argentina, pero gracias a los conocimientos que adquirió sobre el «mapuzugun» o idioma mapuche, su trabajo trascendió las fronteras de Chubut. Días atrás expuso en el marco del Primer Encuentro de Historia, Cultura y Pensamiento de la Nación Mapuche, que finalizó ayer en esa localidad. Entre otras aseveraciones, llamó la atención sobre el peligro que se cierne sobre el «habla de la tierra».
Cuando todavía hay quienes pretenden referirse a un encuentro entre dos mundos para realzar al 12 de Octubre, el lingüista puso de relieve que la corona española tomó la decisión política de terminar con los idiomas indígenas. «Fue a través de una Cédula Real de 1770 de Carlos III, en la que dice que se pongan en práctica metodologías para que se extingan las lenguas indígenas lo más pronto posible y solamente se hable castellano en los dominios de la corona. Es cómico, porque en la firma dice: por ser así mi voluntad, yo el rey… Como si él tuviera derecho a decidir que idioma hablamos o cuál no».
Evidentemente, la colonización de América no fue un intercambio entre pares. Según Díaz Fernández, «desde ya, no había respeto por las identidades de nadie porque para los americanos que tenemos sangre indígena, imponernos un idioma fue una situación bastante triste, sobre todo cuando uno piensa que muchas lenguas ya no existen y no pueden recuperarse de ningún modo. Es el caso de mis ancestros, porque yo me identifico como parte del pueblo diaguita calchaquí y ese idioma no se puede recuperar porque no quedó registrado en ninguna fuente bajo ningún punto de vista».
Se torna dificultoso precisar cuántas lenguas existían en el actual territorio argentino al producirse la llegada de los conquistadores. «Es difícil discriminar entre lo que es un dialecto y lo que es un idioma. Hoy no sabemos si el pilagá es una variedad de la lengua toba o si es una lengua independiente.
El pueblo pilagá tiene su identidad propia entonces ellos no van a reconocer que su lengua sea una variedad dialectal del toba. Lo mismo pasa con los ranqueles, que dicen que tienen la lengua ranquelina cuando en realidad es una variedad del mapuzugun.
Pero se calcula que existían entre 35 y 40 lenguas cuando los españoles llegaron a lo que hoy es la Argentina. En el momento de la independencia ya habían desaparecido varias: el sanavirón, el comechingón, la de los huarpes… Podemos decir que al momento de la Independencia, habría 25 lenguas. Cuando se produce la Independencia todavía se valoraban porque el Acta de la Independencia se tradujo al qhichwa y al aymara. En todas las provincias del Alto Perú, que eran partes del Río de la Plata, se usaban esas lenguas», enseñó el especialista.
Otros métodos.
En la actualidad, los mecanismos que propician la extinción de los idiomas diferentes al castellano existen, aunque sean más sutiles. «Con la Declaración de los Derechos Humanos, nadie se mandaría al frente y diría bueno, vamos a extinguir las lenguas. Pero sí hay formas de contribuir a la extinción a través del etnocidio: ver cómo una cultura va desapareciendo y no implementar medios para rescatarla… Por ejemplo, hay una ley de Chubut de 1991 que decía que tenían que hacerse campañas de rescate de la lengua tehuelche, pero no dice de cuál de las lenguas tehuelches (de los gününa küna o de los aonik enk).
Se sabía que la lengua ya estaba en proceso acelerado de muerte o ya había muerto, el Estado sabía pero no hizo nada… Ése es el etnocidio, hacer morir una lengua de manera indirecta».
En este sentido, el presente del idioma mapuche no es alentador.
«En cuanto a la situación sociolingüística del mapuzugun, como lingüista tengo que decir que es una lengua en proceso de muerte. En algunas comunidades fuera de la provincia de Chubut tendrá más vitalidad y sobre todo en Gulumapu, pero acá los hablantes son personas ancianas de 70 años hacia arriba. Sus hijos y nietos no son hablantes.
Hay personas de 50 o 60 años que entienden, que se pueden expresar en situaciones sencillas pero ya no establecer un diálogo donde aparezcan estructuras lingüísticas complejas. Entonces, si son los ancianos los únicos que pueden hablar y que sus hijos los entienden pero no lo pueden hablar, a su vez éstos no le pueden transmitir la lengua a sus propios hijos. Entonces, la lengua está en un proceso de muerte», insistió Díaz Fernández.
Pero el investigador no baja los brazos.
«A los lingüistas que estamos comprometidos con las reivindicaciones étnicas y creemos que la lingüística no tiene que ser una ciencia por sí, sino que tiene que tener una bajada a la comunidad, nos interesa fortalecer las lenguas, recuperando textos y elaborando material.
En mi caso, textos didácticos y material que pueda volver a la comunidad.
Hay lingüistas que no, que hacen ciencia por la ciencia pero a mí me interesa que el mapuzugun no se pierda porque como te decía, tengo sangre diaguita calchaquí y no tengo cómo recuperar nada de esa lengua. Uno siente algo de orfandad lingüística.
En este pueblo, donde todavía viven hablantes, hay que aprovechar el momento y recuperar la lengua. Pero bueno, uno trabaja a pulmón, el Estado está ausente y no se puede publicar. Yo tengo cuatro textos que todavía no pude editar. No bajo los brazos y creo en lo que quiere decir marichiwew (diez veces estamos vivos). Hay que seguir luchando, en algún momento saldrán estos textos y volverán a la comunidad».