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Bolivia: Para entender la revolución
Mario Ronald Duran Chuquimia
La curiosidad en el exterior sobre la problemática social de Bolivia es inmensa, en días pasados tuve la oportunidad de conocer e intercambiar opiniones con Juan Carlos Salinas, periodista argentino – boliviano, quien se encuentra en Bolivia realizando reportajes para medios escritos y radiales argentinos.
Junto a el fuimos a las oficinas del Parlamento Nacional boliviano, la primera sorpresa es la revisión a la que son sometidos todos los visitantes con mecanismos propios de un aeropuerto, dos revisiones con detector de metales y registro de datos personales. El poder político parecería que le tiene miedo todavía a la gente, desde que el trabajador minero Eustaquio Picachuri en la gestión de Carlos Mesa, detonador eléctrico en mano y dinamita en el cuerpo exigió la devolución de sus aportes laborales, su inmolación sirvió para poner en el centro del debate los problemas de los jubilados.
Desde la asunción de Evo Morales como presidente constitucional, el ambiente político ha cambiado… ya no es el parlamento de antaño con diputados de terno y corbata, el cambio de poderes se nota en el ambiente, las oficinas se han llenado de colorido con las vestimentas típicas de los indígenas, convirtiéndose en un territorio de pollera y abarca, un rumor de voces se hace escuchar, las salas se llenan con palabras propias del aymara, quechua, guaraní y castellano.
La primera persona a quien entrevistamos fue la diputada masista Paulina Humacata de Oruro, parlamentaria que para no perder contacto con sus electores todos los fines de semana se traslada a las comunidades del altiplano orureño para atender en persona las demandas sociales de su región que llevan decenios sin ser atendidas.
En las comunidades, me cuenta, en medio de centenares de ponchos, sombreros y abarcas se escucha la petición de los campesinos, las demandas son múltiples, escuelas y colegios, riego para los sembradíos, caminos, medios de comunicación, la cuestión de los becarios a Cuba y Venezuela y al Colegio Militar, ningún comunario se queda sin respuestas a sus problemas, pese que son tantos y variados los problemas, pero, su participación como autoridad no se queda ahí, sino que entre sus múltiples obligaciones tiene que participar en la mayoría de las actividades de las comunidades, inicio y recojo de la siembra, marcado de animales, «challas» a la Pachamama, padrinazgos a colegios y un largo etcétera.
Antes el pueblo debía inclinarse ante el poder, ahora quienes lo detentan van en busca de la gente, la relación directa con las bases es lo que diferencia a algunos de los parlamentarios del Movimiento Al Socialismo (MAS) del resto de los políticos, ya que este instrumento de consulta ciudadana le han dado a la ciudadanía lo que antes le negaban: participación, equidad y pluralismo, esto en cierta manera explica las votaciones mayoritarias de color azul en las áreas rurales. La oposición política a esta autonombrada revolución democrática y cultural no entiende esto, que no podrá derrotar al MAS sin alejarlo de su base social.