1.- El primer mandamiento de las wacas era que no se conozca otro dios sino sus wacas y que es falso todo lo que enseñan los cristianos, pero que no lo traten y disputen entre sí, ni con los españoles, porque perecerán y serán castigados hasta la cuarta generación.
2.- Que se haga al año cuatro fiestas solemnes, donde ofreciesen muchísimos sacrificios de animales que son cuando aparecen las cabrillas, el corpus, navidad y semana santa.
3.- Que los indios y los niños que se ofreciecen sean por bautizar y sin lunares, excepto los cuyes que sean de cualquier color, porque los pobres no se excusen de estos sacrificios.
4.- Que los curis, llamados hijos del trueno, y el rayo, llamado Santiago, por haberles tocado o muerto alguno de sus antepasados, y los hijos de un vientre después de ofrecidos los llevan a los cerros como a la waca para que sean adorados.
5.- Que no se maten las arañas, sapos, ni culebras, ni coman carneros blancos, sino que se guarden para el sacrificio.
6.- Que se confiesen con los licenciados y malos ministros; el confesarse era para estos mandamientos si los quebraban o guardaban. La absolución era tirarles un hilo por la cabeza con ciertas palabras, y luego se fuese a lavar en una fuente, y la penitencia era que trajieran y ofreciesen un q'uwi (conejo).
7.- Era Ayunar doce días sin comer sal, ni ají, y abstenerse de sus mujeres, ponerse vestidos limpios para ir a besar a la waca, rasparse las uñas y pelarse o tirarse alguna ceja o pestaña.
8.- Que entierren a sus difuntos en sepulcros de sus antepasados, que era en los cerros, principalmente los curis de Santiago, y que los adoren y que les hagan los mismos sacrificios a las wacas, ofreciéndoles coca, sanko, quepo, mullu y paria (pajarillos), y que cada año cambien de ropas, que eran del día de los finados. Y este día les lleven de comer, y de beber, y que saquen y desentierren de las iglesias los cuerpos de los difuntos y que si no se pudriesen, en la iglesia les hagan todas las ceremonias posibles.
9.- Que el día que saliere el sacerdote o clérigo de un pueblo para otro, cojan un perro todo negro y lo arrastren por todas las calles y lugares por donde el sacerdote hubiese andado y que lo lleven al río y lo maten, para que con esto se purifiquen los lugares que paseó el cura de los pueblos.
10.- Que no se acuda al servicio de los españoles, ni los traten, ni les comunique, ni pidan consejo, que son enemigos de las wacas, sino es por fuerza.
11.- Que cuando fuesen camino, lleven alguna reliquia, piedra o rama de alguna mata de junco a la waca para que les vaya bien, y cuando se olvidaren, tomen un manojo de ichu (paja), y arrimándole a alguna piedra, la adoren el lugar de la waca.
12.- Cuando fueren camino y descubrieren a Pariakaka o Tambraico, o otros cerros, donde hay wacas, las reverencien y hagan a sus compañeros adorar, que si son de su ayllu tengan obligación de enseñar.
13.- Finalmente que no se descubra nada de esto a los españoles, sacerdotes cristianos, ni descubren las wacas porque serán castigados con hambre, pestilencias y muerte y para esto había runañakaj (verdugo) que eran descomulgadores que al fin de las fiestas descomulgaban.
Estas instrucciones revela aspectos muy básicos de la región de los Collas, y sobre todo la serie de obligaciones que les señalaban los sacerdotes indígenas a los aborígenes; y es particularmente notable la prescripción según la cual debían guardarse las llamas blancas para los sacrificios en sus importantes ceremonias, como la sanción que al principio regula la realización de las cuatro fiestas que debían ser celebradas en forma muy solemne y donde era necesario ofrecer muchísimos sacrificios de animales, aparte de la veneración y respeto que debía tenerse a las huacas, sin aceptar otra religión, sino la originaria .
Indica los castigos que se daría a los transgresores, la reverencia a los lugares sagrados, la enseñanza que debía impartirse de esto a todas las personas. El secreto con que debía mantenerse todos los ritos y no darlos a conocer a los españoles para que éstos no los destruyan.
Uno de los aspectos más interesantes es el que se refiere a la conservación de las llamas blancas, para las ceremonias de sacrificios y holcaustos en las fiestas mayores y menores.
En cuanto a la denominación del rayo con el nombre de Santiago, esto no es sino una forma de mimetizar a Illapa (Rayo), bajo la forma de uno de los nombres de los apóstoles.
Las instrucciones que por todos los medios difundieron para tratar de preservar la antigua, religión, sus ritos, sacrificios y costumbres. Gran parte de estos ritos se practican aún, en unos lugares conservando gran parte de su pureza primitiva, en otros con cierta mezcla de las normas católicas, pero con una fuerte base indígena, pese a la acción de la religión católica y los sistemas que ha empleado para borrarlos.