Prefecto resistió con 50 policías el asalto al puerto de AntofagastaLas fuerzas militares y civiles de Chile planificaron con precisión la invasión a los puertos bolivianos. Su objetivo era llegar al sur del territorio nacional. Víctor Hugo Chambi Ocaña Severino Zapata, prefecto del Litoral, tenía la misión de custodiar los bienes del Estado en una ciudad donde sólo el 10% eran bolivianos, el resto chilenos, peruano y de otras nacionalidades, comenta Roberto Querejazu en su libro Guano, salitre, sangre: historia de la Guerra del Pacífico. En la obra se señala que hacia un par de años que Antofagasta y otros puertos bolivianos fueron víctimas de un terremoto que dejó varios inmuebles públicos destruidos, para reconstruirlos el gobierno de Hilarión Daza y la Asamblea Constituyente de 1877 determinó un impuesto de 10 centavos por cada quintal de salitre explotado, medida que se convirtió en Ley el 14 de febrero de 1878 y que Zapata tenía que dar cumplimiento. La compañía de Salitres y Ferrocarril Antofagasta —propiedad del ingles Jorge Hicks— protestó por esta medida, ya que en 1873 había obtenido del Gobierno boliviano la concesión de explotación del salitre y el guano, libre de impuestos por 25 años. Juan Siles Guevara en su tesis La última delegación diplomática chilena da cuenta de que el 3 de enero de 1879, mientras el embajador de Chile en Bolivia, Pedro Nolasco Videla, hacía los reclamos ante el Gobierno boliviano por el impuesto aprobado, el blindado Blanco Encalada zarpaba de Valparaíso con destino al puerto boliviano. Un mes después, el Gobierno de Daza instruyó el embargo y remate de bienes de la compañía inglesa-chilena, fijando como plazo el 14 de febrero de 1879 para el pago del impuesto, caso contrario el remate de bienes. No obstante, los aprestos militares chilenos estaban decididos. “El 9 de febrero, junto con la orden de zarpar, el coronel Emilio Sotomayor, jefe de la expedición, recibió instrucciones reservadas” de ocupar por la fuerza el puerto, indica Siles Guevara. La resistencia A las ocho de la mañana, 100 marinos y 100 artilleros desembarcan en el puerto y entregan un ultimátum a Zapata. “Mandado por mi Gobierno a ocupar la Prefectura del Departamento, sólo podré salir de él por la fuerza. Puede Usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos desarmados, pero dispuestos al sacrificio y al martirio. No hay fuerzas con que poder contrarrestar a los tres vapores blindados chilenos, pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consume la invasión armada”, respondió Zapata a los invasores. El ataque no cesó y Zapata entregó la Prefectura y las armas, se refugió en el Consulado de Perú y partió hacia el norte el 16 de febrero, pero desembarcó en Cobija y se dirigió a Calama, donde junto a Ladislao Cabrera organizó la defensa de esta población. Important – El 14 de febrero de 1978 se promulgó la ley del impuesto de 10 centavos a la exportación de salitre y guano. Eduardo Abaroa, Ladislao Cabrera y Severino Zapata resistieron la invasión de los chilenos “¿Rendirme yo, cobardes?, ¡Que se rinda su abuela… carajo!”. |