«El cóndor pasa…» cumple en diciembre 100 años de su estrenoJosé Vadillo / andina.com.pe El teatro Mazzi quedaba en la plaza Italia, entonces llamada plaza de Santa Ana, en los Barrios Altos. Si bien “la gente decente” frecuentaba el teatro Olimpo (hoy Municipal) y el Principal (Segura), tal fue el éxito de la obra El cóndor pasa…, estrenada el 19 de diciembre de 1913, que la élite de Lima también llegó al Mazzi para verla y aplaudirla. La obra, “un boceto dramático en un acto y dos cuadros”, fue escrito por Julio Baudouin. Llevaba música de Daniel Alomía Robles (1871-1942). Se localiza en la mina de oro Yapac, donde vivían y trabajaban los obreros indios esclavizados por mister Mc King. Con María, él tendrá un hijo, Frank, un “indio rubio”. El esposo de ella, Higinio, consolidará su venganza, pero mister Mc King será reemplazado por mister Cup, y Frank también lo ajusticiará; luego de mucho tiempo aparece sobre Yapac un cóndor y su vuelo será la metáfora de la libertad. El cóndor pasa… fue estrenada por la compañía española de zarzuela Juan Zapater, que llegó al Perú en 1904. Alomía Robles dio la partitura y la obra fue dirigida por el músico español José Ramos Albújar. La temática del indio El musicólogo Luis Salazar Mejía explica que en cuestión de temática y música, la zarzuela tiene un antecedente, ¡Pobre indio! (1868), del músico italiano Carlo Enrico Pasta, creador también de la ópera Atahualpa; Pasta contó con libretos del arequipeño Juan M. Cossio. “¡Pobre indio! nació a raíz de la sublevación de los indios de Huancané, Puno. Y estuvo promovido por la Sociedad Amigos de los Indios, que trató de impedir la masacre indígena. Aunque se perdió el pentagrama, sabemos que su compositor juntó dos yaravíes y un huaino. El contexto de El cóndor pasa… es diferente. Por esos años, el mayor del ejército Teodoro Gutiérrez, ‘Rumi Maqui’, se pone al frente de los indígenas en Puno para evitar el trabajo gratuito. Alomía, junto a Abraham Valdelomar y otros, forma parte de la Asociación Pro Indígena, creada en 1909 por Pedro Zulen”, explica Salazar. Vuelo majestuoso “El cóndor pasa… solo se escenificó en el Perú. El propio Alomía hizo un arreglo para piano, con el que lo representó más de 3,000 veces por más de 12 años”, explica el promotor cultural Mario Cerrón Fetta, del colectivo cultural Centenario El cóndor pasa…, que publicaron en junio el libreto original y el CD de la música completa. Fue tanta la fama en su momento de la obra –Alomía Robles radicó en Ecuador, Cuba y en Estados Unidos, a partir de 1917– que el propio compositor huanuqueño reconoció en una entrevista de 1933, tras 14 años en el país del norte, que más se le conocía como creador de El cóndor pasa… En su versión original no tenía charangos ni zampoñas, como han llenado en el imaginario popular desde que lo versionó el dúo estadounidense Simon & Garfunkel en 1970 como ‘El cóndor pasa’ (‘If I could’) y luego los grupos de música latinoamericana lo hicieron suyo “hasta dejarlo completamente andino”. El cóndor pasa… original fue escrito por Alomía Robles para orquesta y se dividía en siete partes. Usa la música pentatónica y las técnicas de la música para ópera. Sin embargo, las múltiples versiones que conocemos se han basado solo en dos partes: la cashua y el pasacalle, que inclusive se tocan en orden inverso. “No se puede negar que lo que Hiram Bingham es para Machu Picchu lo son Simon & Garfunkel para El cóndor pasa…, impulsaron su difusión”, opina Salazar Mejía. Para Mario Cerrón –quien desde hace un quinquenio trabaja con Salazar reivindicando al compositor con videos explicativos en la web–, el Alomía Robles que compone la inmortal pieza estaba en su mejor momento. “Es una de sus más grandes creaciones por lo variada, rica y estremecedora”. Tres años antes de estrenar su obra más famosa, en noviembre de 1910, el huanuqueño se había hecho famoso en los círculos académicos cuando desde la Casona de la Universidad de San Marcos explicó que la música auténtica del Perú era pentatónica. Por lo cual es considerado entre los tres descubridores de la pentatonía de la “música incaica” junto con los cusqueños José Castro y Leandro Alviña. Trabajo original Si bien las primeras diez famosas notas del pasacalle de El cóndor pasa… se pueden encontrar también en la Marcha turca, de Mozart, el gospel norteamericano ‘Joshua fought the Battle of Jericho’ o ‘El canto de las ñustas’ (Ollantay)”, de Alviño, grabada en 1917, “las escalas y melodías son creaciones de Alomía Robles”. “El cóndor pasa… tiene mestizajes, semitonos, que en la música tradicional no se utilizan”, explica Luis Salazar. “Lo mismo sucede con ‘El himno al Sol’ (melodía inca basada en versiones oídas a indígenas en Jauja, Junín, y Huamalíes, Huánuco) y ‘Amanecer andino’, sus otras obras más significativas. Pero el sueño del compositor siempre fue poner su ópera incaica, con música pentatónica, Illacori. La conquista de Quito por Huayna Cápac”. Julio Baudouin, por su parte, era periodista y había vivido años en la Argentina. No tenía mucha experiencia como libretista, por eso consignó que la zarzuela era un “boceto dramático”. Pero fue tal el éxito que tanto el historiador Jorge Basadre como el crítico literario Luis Alberto Sánchez y el pensador José Carlos Mariátegui la consideran la obra más importante de su época. “Unos alabaron el libreto y otros la música: la obra rompió con todo lo que se presentaba en la época, dominado por lo costumbrista”. Datos Luis Salazar, junto con el orquestador Claude Ferrier y Daniel Dorival, ha reconstruido la partitura a partir de los manuscritos originales. La región Huánuco planea reeditar el libreto original y en Huancayo una asociación también montará la obra completa. Hay interés en llevarla en formato original a Argentina y Chile. El cóndor pasa… no está incluida en el disco de oro que se envió en la sonda espacial Voyager. Entre las 31 canciones se hallan dos temas peruanos: ‘Canción de matrimonio’ y una de roncadoras. El cóndor pasa… en youtube.com |