La doble moral mediática
    El cinismo mediático es sólo una cara afable de la indolencia de un sistema acostumbrado a mentir

José Luis Exeni Rodríguez / la-razon.com
Se trata de doble moral, ciertamente. Pero también es una cultivada forma de cinismo. “4.987.300 parados”, decía el titular de primera plana, a seis columnas, del diario español La Razón.

Y completaba la portada con una foto inmensa de Mariano Rajoy, entonces candidato del Partido Popular (PP), junto a un conveniente subtítulo: “La principal razón del cambio”. La noticia, que más parecía una solicitada de campaña, se publicó tres semanas antes de las elecciones de 2011 en el país ibérico.

Cinismo mediáticoAbril de 2013
En medio del “austericidio” por gentileza alemana y sus troikas, los datos sobre el paro en España son vergonzantes.

El desempleo no bajó como se había prometido (“la razón del cambio”), sino que en año y medio con Rajoy supera los seis millones. ¿Cómo informa La Razón? Con un mezquino titular de tres columnas en la parte inferior izquierda, sin fotos ni infografías: “6.202.700 parados”. ¿Y el cambio?

“Matonismo”
Denuncia El País en un editorial condenando “la brutal agresión sufrida por varios diputados opositores de Venezuela… a manos de rivales chavistas”. Y habla de “rumbo deplorable”, “opciones destructivas”, “grave situación” y “atropellos” para referirse al presidente Maduro, democráticamente electo en las urnas.

Contra la evidencia, el editorial ignora que la trifulca fue organizada por la oposición al impedir la sesión, lanzar sillas, golpear diputados chavistas… ¿Pero qué dijo El País sobre el cacerolazo convocado por el derrotado Capriles con el saldo de diez personas asesinadas y 61 heridas, todas ellas vinculadas al partido bolivariano? ¿Qué dijo ante la quema de 25 centros médicos ambulatorios? ¿Habló acaso de “matonismo” o de brutal asesinato de chavistas… a manos de la oposición? Ni una palabra. La violencia opositora se encubrió como “enfrentamiento”.

Noviembre de 2011
Tras las elecciones españolas en las que Rajoy ganó con el 44,6% de los votos (es decir, con menos de la mayoría absoluta), el periódico El Mundo tituló en su portada: “El PP se lleva por delante al PSOE”. Por supuesto no habló de país dividido ni de gobierno ilegítimo ni dijo que el 54,4 por ciento del electorado no había votado por Rajoy.

El pasado 14 de abril el chavismo ganó unas reñidas elecciones con el 50,6% de los votos (esto es, con mayoría absoluta). ¿Cuál fue la portada del diario El Mundo? “Incertidumbre en Venezuela tras la ‘pírrica’ victoria de Maduro”.

¿En qué quedamos? Y ni hablemos de su gran titular “Calderón, Presidente de México”, cuando el candidato del PAN ganó las cuestionadas elecciones de 2006 con el 35,89% de los votos frente al 35,31% de su adversario izquierdista.

3 muertos
Pero el cinismo mediático, teniendo vida propia, es sólo una cara afable de la indolencia de un sistema acostumbrado a invisibilizar, despreciar y mentir.

“¿Cuántos muertos en Siria equivalen informativamente a uno en Boston? ¿Por qué algunos muertos son noticia y otros no?”, pregunta un blogger golpeándonos.

Los tres muertos en Boston tienen cobertura llorosa para rato. Las decenas de muertos en Alepo, en Bagdad, en Palestina… no importan.

“Políticos, economistas y empresarios de Grecia, la Unión Europea y las entidades monetarias internacionales discuten en Atenas sobre el futuro de la eurozona y la crisis helena”. Tremendo acontecimiento que provoca esmerada atención noticiosa. Pocos medios informan que durante el primer trimestre de 2013 más de 700 griegos, entre jubilados y pobres, se han suicidado.

Alrededor de 260.000 personas murieron en Somalia durante la hambruna que sufrió entre octubre de 2010 y abril de 2012. Los países del Norte global, mientras tanto, sus agencias de cooperación, sus operadores mediáticos, se ocuparon en ese período de “invertir” recursos y agitar noticias para proteger barcos pesqueros, adiestrar militares locales y, claro (siglo XXI cachivache), perseguir piratas.

¿Doble moral? ¿Cinismo? Más bien parece una enfermedad incurable.

V o l v e r