Abya Yala, tierra noble que acoge a todos Fernando Huanacuni Mamani / Comunidad Sariri Entre los significados que conocemos desde el idioma Kuna, Abya Yala significa: “tierra noble que acoge a todos” y “tierra joven en plena madurez”. El que un solo término tenga más de un significado es algo común en los idiomas ancestrales ya que son lenguas abstractas, multisignificativas y multidimensionales. Para los pueblos ancestrales que habitamos esta noble tierra, es muy importante proyectar la reconstitución de su nombre ancestral, ya que sabemos que cada nombre tiene un espíritu y el espíritu de América, (en aymara decimos ajayu), es de genocidio, de humillación, de esclavitud, de servidumbre y de superposición cultural. Recordemos que la trata de esclavos en la época de la colonia se volvió un comercio. Los africanos constituyeron el tercer elemento demográfico en Abya Yala. Aproximadamente 7 millones de personas fueron traídas como esclavos desde África. Las condiciones de vida eran tan duras que gran parte de esa población tenía una esperanza media de vida de apenas 7 años. Los que controlaron la trata negrera, primero fueron los portugueses, luego genoveses y más tarde franceses e ingleses. Los esclavos se asentaron primordialmente en aquellas zonas donde la población indígena era más escasa o había desaparecido en su totalidad, producto del genocidio durante la colonia. Entre las naciones que sobrevivieron están los mayas, aunque perdieron sus tierras, territorios y su cosmovisión. Desde el inicio de la colonización en el norte de Abya Yala, los originarios de las primeras naciones también perdieron su tierra y sus vidas frente a la expansión del hombre blanco, que por su codicia va arrinconando a los hermanos originarios más y más hacia el oeste; política denominada “far west”, que consistió primero en arrinconar y luego en eliminar a las naciones originarias. Franceses, ingleses e irlandeses, amparados en sus creencias, se sentían con todo el derecho de eliminar a quienes consideraban salvajes y herejes. Las primeras naciones lucharon al igual que en todo el continente, en defensa de tierra y territorio, de sus familias, de su cosmovisión y en defensa de su forma de vida. Al Sud de Abya Yala llegaron los portugueses y los españoles que también fueron muy crueles. Los portugueses fueron los mayores promotores del esclavismo y de la compra venta de seres humanos. Aunque en 1888 se abolió la esclavitud en Brasil, ésta no desapareció del todo porque el latifundio le dio continuidad. En el caso de los colonizadores españoles, si mantuvieron a los originarios en las zonas andinas, fue para tenerlos como fuerza de trabajo, a través de la mit’a que era una forma de trabajo obligatoria que ocasionó la muerte de millones en la extracción de minerales. Y el pongueaje que fue una forma de servidumbre obligatoria a los hacendados blancos. En la parte amazónica del sud de Abya Yala, la política de reducción de indígenas fue directamente la eliminación por un lado y por otro lado la evangelización forzosa, a través de las misiones. Los padres de la Compañía de Jesús durante casi los doscientos años de su vigencia activa durante la colonia, evangelizaron a miles de indígenas en los más de sesenta pueblos misionales que fundaron. Con lo que los hermanos originarios amazónicos perdieron por completo sus prácticas espirituales y su cosmovisión. Por lo tanto desde los pueblos ancestrales no nos sentimos parte de América, menos de América Latina, porque el proceso de latinización, es un proceso de occidentalización, por lo tanto de neocolonización, ya que en las repúblicas y los estados nación, las estructuras políticas, jurídicas, educativas y económicas continúan siendo excluyentes para quienes tenemos una cosmovisión distinta a la occidental. Así como los hermanos de Kuna Yala fueron custodios del nombre sagrado de nuestro territorio, también son custodios de aquella profecía que anuncia “el reencuentro del águila del norte con el cóndor del sur”, para volver a unir a todos los pueblos de Abya Yala, anunciando también el despertar de esta tierra y con ella el despertar de todos sus hijos, quienes volveremos a ponernos de pie y decidir sobre nuestras vidas y la vida de nuestros hijos; por lo que demandamos al mundo la restitución del nombre ancestral de nuestro continente, porque el ajayu de Abya Yala es conciencia, es respeto, es vida y es dignidad. |