Emilio Hurtado Guzmán / katari.org Los principales números en el escenario, dirigidos por dos personajes que al parecer no tenían la mínima idea de lo que era luchar contra la discriminación pero sí de promoverla, tenían que ver con pasarelas de modelos que lucían sus figuras estereotípicas y un concurso de “chicas levanta cola” con música reguetonera. Las autoridades que se dirigieron al público repitieron lo que acostumbran en estos casos. Mencionaron la histórica humillación de los campesinos en Sucre sucedida hace algunos años atrás, y pidieron al público no ser racistas y discriminadores. Estos discursos a los oídos de los jóvenes llegaron como palabras vacías y no les llamaron la atención. No es que no nos guste este tipo de actos colmados de diversión superflua, a la moda, moderna, internacional, pero un acto organizado por el Viceministerio de Descolonización, y más aún contra el racismo y contra la discriminación, no correspondía de esa manera, porque emprender esta lucha es una tarea eminentemente educativa y la educación está en todos lados, no sólo dentro de las aulas. La presencia de modelos que enseñan con sus cuerpos la imagen estereotípica del cuerpo de la mujer, como si no sobraran otros espacios para eso, estuvo por demás en un acto supuestamente descolonizador. Una y otra vez en los noticieros, en las propagandas, en las revistas televisivas, en las series, en las novelas, etc., se destaca una imagen predominante del cuerpo de la mujer, que tiene que ver con la estatura alta y las medidas 90,60,90 o a veces 100 o más. Esta constante aparición, en todo momento y en cada lugar, del cuerpo de la mujer con estrechas cinturas y colosales pompas, que son utilizadas, principalmente, para vender todo tipo de productos y ganar audiencia televisiva, es ya fetichista. Entonces, se tiene como resultado, niñas que tienen en su conciencia que mientras crezcan deberán desarrollar o moldear este tipo de cuerpo si quieren ser aceptadas, si quieren triunfar consiguiendo un marido rico, o un puesto de trabajo de alto nivel. No en vano en la ciudad de Santa Cruz, los últimos años se supo de varias operaciones clandestinas de aumento de glúteos que derivaron en mala praxis y provocaron dolor en el entorno familiar de jovencitas, algunas aún adolescentes. Este fetichismo del cuerpo de la mujer es eminentemente discriminador, porque promueve que muchas jovencitas no se acepten como son y se frustren, pues la sociedad les exige cumplir con un modelo aceptado de aparecer físicamente. Que el Viceministerio de Descolonización, tal vez sin querer, ayude a reproducir este fetichismo organizando un acto, donde además de desfile de modelos, muchachitas del público se presentan en un concurso de movimiento de nalgas para ganarse un pantalón levanta cola, dice mucho de lo que es esta institución; o, también, de cómo se ve a Santa Cruz desde esta institución. La juventud cruceña gusta mucho del folklore nacional, aquí se danzan tinkus, morenadas, caporales, al igual que chobena y carnavalito, puesto que nuestras raíces están en todo el país y en las distintas 36 naciones originarias. ¿Por qué el Viceministerio no organizó un acto donde se enseñara a la juventud la diversidad de la riqueza cultural de nuestras raíces indígenas para no rechazarlas y generar un espíritu de respeto y valoración a las personas que aún tienen una identidad indígena? Al parecer, desde esta institución se tiene una imagen equivocada de lo que es Santa Cruz, a cuya población joven se considera enajenada y frívola, incapaz de aceptar un acto más cultural y boliviano, por eso se organiza un acto como el del viernes 24 de mayo. Habrá que preguntarnos cuáles son las proyecciones de transformación con estas políticas, si son las adecuadas o simplemente un saludo a la bandera. El pueblo debe saber cómo ésta institución está trabajando junto al Ministerio de Educación en cuanto a la puesta en práctica de la currícula descolonizadora y la Ley 070, si en verdad lo está haciendo; cómo está trabajando al interior de las familias bolivianas para combatir el racismo y la discriminación, que es el lugar donde más se necesita orientación porque ahí se inicia la educación; qué se está haciendo con respeto a los programas más vistos por la televisión que reproducen con sus imágenes racismo y discriminación, o, qué alternativas televisivas más adecuadas y educativas está impulsando, etc. Si las autoridades de este Viceministerio de Descolonización no tienen idea de cómo combatir el racismo y la discriminación, y creen que ya lo están haciendo sólo lanzando sus frases vacías de vida real y cotidiana, deben hacerse a un lado, o, definitivamente esta institución, que significa un gasto para todos los bolivianos, debe desaparecer por el bien del Estado Plurinacional. |