Julieta Paredes Carvajal / katari.org Me refiero a por qué las mujeres todavía somos colonia, por qué seguimos siendo ciudadanas de segunda, a pesar de que la nueva Constitución tiene cambios importantes. Esto es pretexto para ser tuteladas, controladas y cuestionadas por ciudadanos de primera, que deciden por nosotras. Ya que nosotras, según esta discriminadora concepción, no tenemos derecho a nuestras decisiones. Penalizar las decisiones de las mujeres antes que las tomemos dice de antemano que no tenemos derecho ni facultades para tomar decisiones; y ésa es una de las bases del machismo, la violencia sexual, la violencia en general y el asesinato de mujeres. Tal es el pensamiento de los patriarcas que, cuando las mujeres bolivianas argumentamos en favor de la despenalización del aborto, nos dicen que estamos manejadas por potencias extranjeras y neoliberales. ¡No mamen!, los propios neoliberales, colonialistas y esclavistas hoy hablan de las culturas originarias como aliadas contra el aborto, cuando en realidad nuestras abuelas siempre manejaron sus cuerpos con el conocimiento de las hierbas. Recomendamos al Viceministro de Descolonización no ser hipócrita. ¿De qué garantías constitucionales de las mujeres hablamos? Discutamos primero sobre el derecho a decidir de las mujeres. Son dos discusiones diferentes. No estamos hablando de la legalización del aborto, con la que yo no estoy de acuerdo. No quiero tutela del Estado sobre mi cuerpo, ni con penalización ni con legalización. ¡Mi cuerpo es mío! Es violencia contra las mujeres penalizar la posibilidad de decisión, coartar el derecho de discernimiento, reflexión, expresión, discusión. No hay ley de penalización si los hombres deciden eyacular sus espermatozoides en la vagina de una mujer que no quiere ser madre. No digo que debería haberla, sino que doy elementos para la reflexión, pues para que haya fecundación, se necesita al hombre también, ¿o no? Si son hermanos y compañeros de las mujeres, si nos consideran sus iguales pero diferentes, es ahora cuando hay que demostrarlo. Es necesario que las mujeres dejemos de estar tuteladas por una doble moral, que nos violenta por nuestro sexo, nos atormenta cuando decidimos ser madres y nos condena si decidimos no serlo. Se está pidiendo tener derecho a decidir, porque nuestras decisiones son tan válidas como las de ustedes, compañeros, pues este proceso de cambio es de ustedes y también de nosotras, las mujeres. |