Los indígenas canadienses continuarán sus manifestaciones de protesta hasta que el Ejecutivo ofrezca alguna solución a sus demandas, enfatizaron el sábado los representantes del movimiento ˈIdle no Moreˈ. Las marchas siguen, pese a que el primer ministro canadiense, Stephen Harper, aceptó el pasado viernes sentarse a la mesa de diálogo con los dirigentes indígenas el próximo 11 de enero para discutir los problemas de las Primeras Naciones (etnias canadienses). Sin embargo, el pueblo originario no se ha mostrado optimista. En el marco de las protestas antigubernamentales, la líder de la tribu Attawapiskat, Theresa Spence, desde el pasado 11 de diciembre emprendió una huelga de hambre frente al Parlamento de Canadá, en la ciudad de Ottawa, para exigir una respuesta al Gobierno Federal sobre los distintos problemas que sufren esas comunidades y también para rechazar la ley C-45. Al respecto, el jefe de los amerindios de Canadá, Shawn Atleo, amén de destacar el incremento de las quejas de los indígenas, reafirmó que los nativos tienen demandas clave y en base a ellas las autoridades deben ofrecer soluciones. Estas protestas ya no se registran únicamente en Canadá, sino que han traspasado fronteras y también se han celebrado en Estados Unidos. Spence y los líderes indígenas condenaron el proyecto de ley C-45, cuya aprobación se prevé en las próximas semanas, y que contiene medidas que eliminan los derechos de las tribus indígenas sobre sus territorios tradicionales. Esos derechos están reconocidos en los tratados firmados durante la colonización británica entre los pueblos indígenas y la corona inglesa. No obstante, Amnistía Internacional (AI) había demandado a las autoridades canadienses por incumplir las promesas contraídas respecto a los derechos de los pueblos indígenas, ya que, en opinión de dicho organismo, ese sector minoritario del pueblo, con una población de más de un millón de personas, está haciendo frente a una “crisis de derechos humanos”.
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