Modelo de Estado, modelo de economíaFreddy Rivas Orozco Pensé para mí mismo: “Mi madre trabaja tan duro y aun así tenemos que prestarnos un boliviano para comprar pan”. Fue entonces que me di cuenta que algo no andaba bien. Eran los años 90 y Gonzalo Sánchez de Lozada era elogiado por los funcionarios del FMI y el Banco Mundial por sus planes de privatización radical que transfirieron el control de las compañías del Estado y recursos clave (petróleo, gas, trenes, electricidad) a capitales privados, mayormente a empresas transnacionales. En 2003, durante su segundo período como presidente, Sánchez de Lozada fue el responsable por el más alto nivel de endeudamiento boliviano desde la dictadura de Hugo Banzer; más de 700 millones de dólares en un solo año. Cuando llegaba la época de pago de aguinaldos había que prestarse aún más dinero. Carlos Mesa, en su libro Presidencia Sitiada, relató que en algún momento Goni llamó a la Casa Blanca para pedir un nuevo préstamo y ‘El Tío Sam’ le ofreció un tercio de lo que había solicitado, por lo que Goni exclamó: “Eso no me alcanza ni para los puros que fumo”. Esa era la realidad de la Bolivia prestataria que demuestra que fracasó el modelo económico neoliberal. En 2006, cuando el presidente Evo Morales anunció el decreto de nacionalización, prometió utilizar las abundantes reservas del gas boliviano para acabar con la pobreza en todo el país, implementando el modelo económico social comunitario productivo que convierte al Estado en participante activo en el desarrollo de la economía de nuestro país. Los resultados después de siete años revelan que Bolivia cerrará este año con un crecimiento económico del 6,5%, un índice nunca antes registrado y una reducción de un 17% de la pobreza extrema según un reporte del Ministerio de Economía y Finanzas. Estos resultados demuestran que el Primer Mandatario avanza en su plan de democratizar la riqueza y disminuir la pobreza, por tanto el anuncio del decreto 1802 ‘Esfuerzo por Bolivia’ es el resultado de todo este proceso que ahora nutre a las fuerzas productivas de forma directa, indirecta y por el efecto multiplicador que implicara el pago del ‘Doble Aguinaldo’. El sector privado ha reportado utilidades de 4.100 millones de dólares, las que también revelan la bonanza económica de este sector que en los últimos días no se ha negado a cumplirlo. Por otro lado, algunos economistas anuncian que el decreto ocasionará un alto nivel inflacionario, mucho peor que el de la década de los 80, pero les recordamos que en ese tiempo había más dinero saliendo que entrando en el país y una evidente crisis en la producción, ahora la realidad es inversa, habrá más dinero ingresando a la circulación y la producción se mantiene estable. El Gobierno tiene mecanismos de control para evitar fenómenos adversos al bienestar económico y ahora es cuando debe utilizarlos en procura de evitar los principales males que no los ocasiona el decreto, los ocasionan: el agio y la especulación, que de esta última también es responsable todo aquel que grite a los cuatro vientos que va a haber inflación y que los precios estarán por las nubes. Este es un premio a todos los trabajadores que aportan a la generación de los ingresos del país y que se activará sólo cuando el crecimiento económico supere el 4,5%. Estoy plenamente convencido que si mi madre hoy me mandaría a comprar no solo pagaríamos al contado sino también dejaríamos algo para los tiempos difíciles y ése es el resultado de un gobierno progresista que está diversificando la economía, invirtiendo las ganancias de sus recursos naturales en otras industrias y proyectos que se traducen en una mejor calidad de vida para las bolivianas y bolivianos. |