Integrante del Foro Internacional de Mujeres Indígenas – FIMI y la Asociación de los Derechos de la Mujer y el Desarrollo – AWID De nuestra organización: De la naturaleza y origen de la problemática indígena: Esto es producto de situaciones sistemáticas que han conformado una estructura deexclusión. Los pueblos indígenas en los cinco últimos siglos, hemos vistoconstantemente violentadas nuestras formas originarias de vida, a nivel material con ladestrucción de nuestros sistemas económicos, de producción y crianza de la vida ydiversidad, y a nivel espiritual, con los intentos de erradicar nuestro profundo vínculocon la Madre Tierra y los elementos que la conforman, siendo su principal foco deacción de estos procesos, las mujeres indígenas, por ser nosotras los ejes dearticulación social y criadoras de vida. La ideología articuladora de estas situaciones es el racismo, que se manifiesta endiversas formas de discriminación que conforman un estado de violencias constantes ycotidianas, frente a las cuales los pueblos indígenas y en especial las mujeres, lashemos hecho frente con diferentes resultados. El racismo ha sido y es el eje articulador de nuestros Estados, y es por esta razón queestos se han construido de espalda y en contra de los pueblos indígenas, siendonuestras formas de ser y estar en el mundo identificadas como atrasadas y unimpedimento para el desarrollo, de esta forma, los pueblos indígenas que somosobjetivo y centro de acciones violentas, venimos a ser tratados como elementosdesestabilizadores de nuestras sociedades. Sobre el impacto de las violencias estructurales: Esta situación se hace extensible a todos los ámbitos que nos afectan directa eindirectamente, pues al ser factores que diseñan y articulan nuestros Estados ysociedades, todo es visto, diseñado e implementado desde su perspectiva mediatizadapor su desvaloración a nuestros universos culturales y sobre todo el ejercicio denuestros derechos. Por esta razón, no son reconocidos nuestros derechos territoriales –fundamental parael desarrollo de nuestras vidas-, la destrucción sistemática de los mismos, y de la vidaque lo habita, por las industrias extractivas sin aplicar los mecanismos de consulta,previa libre e informada, conllevando al deterioro anímico y material, motivando eldesplazamiento y migración, siendo las mujeres y niñas en este proceso, articuladas asistemas de explotación sexual y laboral. La práctica constante de violencias contra las mujeres y niñas indígenas, configuran unaccionar sistemático, cuyo objetivo político y social es anular la presencia de lospueblos indígenas. Reconocemos que no está normado, que explícitamente no estáformulado, pero el comprobar la inacción de los Estados, su dimensión histórica y cómoviene afectando a nuestras comunidades y pueblos, nos permite afirmar que esnecesario un cambio profundo de nuestros paradigmas como sociedades. El justo reclamo de los pueblos indígenas asentados en estos territorios es respondidode manera represiva por los estados, militarizando nuestros territorios, imponiendorestricciones a nuestras libertades, trayendo violencia sexual, torturas, encarcelamientoarbitrario, procesos de desterritorialización, desarraigo, desplazamiento forzoso,traumas psicosociales, muchas veces matando y violando las mujeres de lascomunidades, hechos que no suelen salir a la luz pública. Para las mujeres indígenas la violencia interpersonal no se refiere solo a la violenciadoméstica o de pareja, sino también a la violencia sexual de sesgo racial, que suele nodenunciarse o se hace insuficientemente. En medio de los conflictos armados, lasmujeres indígenas hemos sido violentadas, en los servicios públicos de salud sufrimosesterilización masiva, maltrato, abuso y abandono. Esto se refuerza con la invisibilidad de la que somos objeto los pueblos indígenas, alcarecer de estadísticas y datos diferenciados que permitan dimensionar ycontextualizar nuestra situación. Datos desagregados por campos de edad, regional yde género –entre otros- son fundamentales y urgentes para cualquier esfuerzo serio derevertir nuestra situación. Sobre el camino por recorrer: a.- De la comunidad internacional y organismos de cooperación: — Contribuir a facilitar el desarrollo de capacidades de las mujeres, niñez y juventud indígena, que permita equiparar las posibilidades de accesocompetitivo en los espacios sociales, laborales y políticos. — Colaborar en los procesos de incidencia para generar bases de datos, desdecensos, hasta series estadísticas periódicas que permitan visibilizar la situaciónde los pueblos indígenas y de la mujer, niñez y juventud indígena. — Que los crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos contrapueblos, Mujeres, Niñez y Juventud indígenas, en nuestros territorios y contranuestras culturas, sean redimensionadas jurídicamente, generándose unespacio especial en donde ser escuchadas y pudiendo ser los Estadossancionados, mediante la aplicación de inversiones inmediatas en políticaspúblicas, frente a su inacción en materia de aplicación y aplicabilidad dederechos de pueblos indígenas. — Fortalecer los mecanismos y espacios que traten la problemática de la mujer,niñez y jóvenes indígenas. — Establecer un fondo o fortalecer los existentes, para la investigación ygeneración de información global sobre pueblos, mujer, niñez y juventudindígena. b.- De los Estados: — Visibilizar y tomar acciones sostenidas contra el feminicidio cotidiano y lasviolaciones, que encubiertas en relaciones familiares, prácticas culturales ohechos sociales como producto de la marginalidad, minan la vida y dignidad delas mujeres y niñas indígenas. — Realizar esfuerzos sostenidos y de buena fe, para transformar nuestrosparadigmas sociales, haciendo frente al racismo, modificando los contenidoseducativos y realizando acciones sistemáticas de sensibilización y valoraciónde nuestra diversidad, respeto a las diferencias y afirmación de identidadesdiferenciadas. — Fortalecer los espacios de representación indígena, institucionalizando nuestraparticipación en igualdad de representación y participación, promocionando yhaciendo efectiva el rol propositivo y ejecutivo de las mujeres indígenas. — Establecer espacios de diálogo y diseño de políticas públicas y de políticas enviolencia hacia los pueblos indígenas, con especial participación de las mujeresindígenas. — Respeto y aplicación efectiva de los convenios, tratados e instrumentosinternacionales en general referido a derechos humanos, derechos de pueblosindígenas, derechos de mujeres y niñez indígenas. — Tomar las medidas necesarias para subsanar urgentemente el subregistro delas múltiples formas de violencia hacia las Mujeres Indígenas, así como lacarencia de las variables de etnicidad en los instrumentos de país comoencuestas de prevalencia, mediciones de victimización y encuesta dedemografía y salud, incluyendo el reporte de los avances y desafíos deabordaje de la violencia contra las mujeres indígenas en los informesperiódicos sobre las convenciones Belén Do Pará y Cedaw. Las mujeres indígenas: — Luchamos por una cultura de derechos humanos, en donde los seres humanosy sus culturas sean el centro de las políticas y de los modelos de desarrollo. — Construimos paso a paso nuestros mecanismos de sanación, pero esto soloserán efectivos si nuestras sociedades cambian profundamente para encontrar en ellas las posibilidades y oportunidades que permitan que esta sanación seaintegral. — A pesar de vivir las violencias de manera histórica, estructural, sistemática ymultidimensional, no apelamos a ella, por el contrario, nuestros mecanismos deincidencia hacen un llamado a la armonía y el diálogo alturado, digno y sinningún tipo de subordinación. — Luchamos por la vida, para criar vida individual y colectivamente, vida a partir de nuestra cultura y por la soberanía de la felicidad de nuestros pueblos,nuestras sociedades, de nosotras mismas y de la humanidad. Lima, 23 de Noviembre, 2012 |