Frei Betto – Prensa Ecuménica Cuidado: usted puede estar contaminado por el virus social-demócrata, cuyos principales síntomas son usar métodos de derecha para obtener conquistas de izquierda y, en caso de conflicto, desagradar a los pequeños para no quedar mal con los grandes. La cabeza piensa donde los pies pisan Teoría sin práctica es hacer el juego a la derecha. No se avergüence de creer en el socialismo. El escándalo de la Inquisición no hizo que los cristianos abandonaran los valores y las propuestas del Evangelio. Del mismo modo, el fracaso del socialismo en el este europeo no debe inducirlo a descartar el socialismo del horizonte de la historia humana. El capitalismo, vigente hace 200 años, fracasó para la mayoría de la población mundial. Hoy somos 6.000 millones de habitantes. Según el Banco Mundial, 2,8 mil millones sobreviven con menos de dos dólares por día. Y 1,2 mil millones, con menos de un dólar por día. La globalización de la miseria no es mayor gracias al socialismo chino, que, a pesar de sus errores, asegura alimentación, salud y educación a 1,2 mil millones de personas. Sea crítico sin perder la autocrítica Tampoco se enganchan para mejorar las cosas. Quedan como simples espectadores y jueces y, algunos, son captados por el sistema. La autocrítica no es sólo admitir los propios errores. Es admitir ser criticado por los compañeros y las compañeras. Sepa la diferencia entre militante y ‘militonto’ El militante profundiza sus vínculos con el pueblo, estudia, reflexiona, medita; valora de forma determinada su área de actuación y actividades, valoriza los vínculos orgánicos y los proyectos comunitarios. Sea riguroso en la ética de la militancia Hay arribistas disfrazados de militantes de izquierda. Es el sujeto que se engancha apuntando, en primer lugar, a su ascenso al poder. En nombre de una causa colectiva, busca primero sus intereses personales. El verdadero militante —como Jesús, Gandhi, Che Guevara— es un servidor dispuesto a dar la propia vida para que otros tengan vida. No se siente humillado por no estar en el poder, u orgulloso al estar. Él no se confunde con la función que ocupa. Aliméntese en la tradición de la izquierda Conozca la historia de la izquierda, lea (auto)biografías, como el Diario del Che en Bolivia, y novelas como La Madre, de Gorki, o Las Uvas de la Ira, de Steinbeck. Prefiera el riesgo de errar con los pobres a tener la pretensión de acertar sin ellos La diferencia es que son pobres, o sea, personas privadas injusta e involuntariamente de los bienes esenciales de la vida digna. Por eso estamos al lado de ellos. Por una cuestión de justicia. Un militante de izquierda jamás negocia los derechos de los pobres y sabe aprender con ellos. Defienda siempre al oprimido, aunque aparentemente ellos no tengan razón La diferencia es que, en la élite, la corrupción se hace con la protección de la ley y los bandidos son defendidos por mecanismos económicos sofisticados que permiten que un especulador lleve una nación entera a la penuria. La vida es el don mayor de Dios Haga de la oración un antídoto contra la alienación Hablamos como militantes y vivimos como burgueses, acomodados en una cómoda posición de jueces de quien lucha. Orar es permitir que Dios subvierta nuestra existencia, enseñándonos a amar, así como Jesús amaba libremente. |