Manuel Ticona: pukara Estas habían jurado defender Madrid “hasta morir”. “No pasarán”, era el slogan, que intentó movilizar a las fuerzas republicanas, en la defensa de la capital. Fue tal el poderío de la “quinta columna”, que Madrid cayó en muy corto tiempo, dando la estocada definitiva a La Republica. Las fuerzas franquistas en la retaguardia, hoy se sabe, estuvieron infiltradas desde un inicio en las fuerzas republicanas. Igualmente en nuestro país, las “quintas columnas” de la derecha y de la izquierda, lograron infiltrar el actual ejecutivo desde el mismo inicio del proceso. Los “reciclados”, los “Evistas”, los “Nuevos militantes”, provenientes de los partidos de derecha, ingresaron en masa al ejecutivo. La derecha mantuvo en el aparato del Estado a sus técnicos, que sabiamente y con los instrumentos, que ofrece la burocratización, frenan o sabotean el proceso. Ellos actúan en las sombras de la “buena intención” y el “respeto a las leyes”. Esta columna es peligrosa, pero no tanto como la “quinta columna” de la izquierda marxista. Esta, infiltrada en las más altas esferas, desde un inicio, trabajó en la destrucción del proceso, ya que las metas trazadas por este, colidan de frente con sus intereses. La izquierda marxista está interesada en instaurar un régimen socialista de corte marxista, lo que le permitirá, creen ellos, llegar al poder, cristalizar las tesis de “Pulacayo”, una sociedad reinada por los obreros, para bien de toda la humanidad. Esa tesis fue escrita en los años 40 del siglo pasado y propone una republica socialista, del corte, como aquellas republicas obreras, que fracasaron estrepitosamente en las penumbras del Siglo XX. Estos compañeros viven en las nubes. No se enteraron lo que pasó en el planeta en los últimos treinta años. ¿Cómo saboteó la “quinta columna” marxista? No quiso cristalizar un partido, ya que no quiso estructurar un ente, que fiscalice las actividades del ejecutivo. De esa forma, el proceso, que se consideraba la vanguardia de las reservas morales del país, las mayorías indígenas, se hundió en el fango de la corrupción. En concomitancia con las fuerzas de la derecha corrompieron a los nuevos funcionarios masistas, resultando estos más ladrones, que los antiguos. Con ello las “quinta columnas” marxistas lograron sus objetivos: El de destruir la imagen de ejemplo de esos pueblos milenarios. Eliminaron, gracias a esta política destructora, a sus enemigos políticos. Depuraron del aparato del Estado a los pocos funcionarios capaces de origen indígena y hoy día campean casi solos en los ambientes de los diferentes ministerios. Al evitar, que se cristalice un partido, cavaron la tumba del MAS. Ahora, después del gasolinazo, el vínculo entre el MAS y los movimientos sociales se diluye y el MAS se quedará simplemente sin masas. Desaparecerá como un poco de arena en el rio. Roto el cordón umbilical del MAS con los movimientos sociales, el MAS, se morirá solito. Y los movimientos sociales también se diluirán. Antes, impermeables a la acción disociadora de la derecha reaccionaria, son infiltrados por los moribundos resabios del pensamiento marxista. Antes, leales al “Jefe”, han perdido la fe. Las masas, carentes de formación, vagan en la más absoluta orfandad ideológica. No saben, qué son, ni para qué lucharon. Se sienten usados, como mujer violada, y son incapaces de explicar su frustración y desencanto. La lógica brilla por su ausencia y tan solo ha dado lugar a reacciones histéricas de las masas, hundidas en el fango de la decepción. Ahora es cuando entra en juego el AS marxista. Las masas obreras, a pesar de ser paupérrimas, tomaran las calles e intentaran ser la “nueva opción”. Con sus demandas desaforadas desestabilizarán el gobierno y la nueva “hiperinflación”, echará tierra sobre el proyecto fracasado. ¿Pero creen Uds., que los sueños de la izquierda marxista se harán realidad? ¿O volverá la derecha, con mayor fuerza, que antes? |