Prof. Teodosio Vargas V. Por ello planteo algunos puntos de vista con una visión propositiva respecto de las políticas de formación docente:
2.- Revisar la estructura epistemológica de la docencia y sus roles dignos por cumplir. 3.- Promover cambios actitudinales en el profesorado frente al alumno y en la conducción de su aula. 4.- Renovar la organización de las disciplinas en relación a la productividad. 5.- Discutir y reconceptualizar la pertinencia de las actuales carreras como escenarios claves para el desarrollo armónico de la docencia. 6.- Crear espacios para el debate, la reflexión permanente y crítica a la vida desde las aulas para la formación integral docente en las instituciones superiores (Díaz, 2001:1). De este planteamiento destaca que el poder formativo del docente debe partir desde la estructura organizativa de la institución con la participación de la comunidad en base a sus propias necesidades, hasta la creación de espacios para la crítica reflexiva en las aulas, lo cual permitirá ver desde una perspectiva amplia para entender y dar mayor cobertura a la formación docente iniciando el análisis desde la realidad presente. Es decir, llevar a la práctica en el aula y su entorno para llegar a la verdadera comprensión de lo que se quiere enseñar y aprender. De acuerdo con el trabajo sustentado por Giroux (1997), se refiere a los maestros como “intelectuales transformativos”, lo cual considera a los docentes como pensadores, investigadores de la educación, capaces de producir conocimientos. Hasta ahora esta realidad de la personalidad del ser docente no se ha comprendido ni se ha valorado aún; sin embargo, no dudo en manifestar que los docentes que asumen su responsabilidad de aula en los niveles inicial, primario, secundario y superior cumplen esa tarea anteriormente indicada de manera teórica y retórica, sólo como cumpliendo una obligación encomendada por los administradores de la educación. Si nos damos cuenta, falta el saber sistematizar las experiencias vividas, profundizar la verdadera investigación, analizar, inferir, tomar en cuenta la retrospección y la introspección, la prospección de la práctica docente acumulada, saber autovalorarse como persona, valorar todas las acciones mediatas e inmediatas efectuadas como docentes de cualquier nivel de formación que deben estar relacionadas a las acciones cambiantes de la cotidianidad presente. Esta realidad, como maestras y maestros, nos compromete cambiar nuestra actitud y personalidad, tomando en cuenta las siguientes cualidades: Diferentes, entregados, implicados, inclusivos, cualitativos, holísticos, reflexivos, investigadores, críticos, etc. Por lo tanto, es necesario asumir con criterio amplio que de verdad responda a las exigencias necesidades y aspiraciones con proyecciones al futuro. Si asumimos esta actitud, de hecho la educación ya no será retórica, teórica, individualista, capitalista, egoísta y ajena, sino que se abrirán nuevos horizontes, nuevas brechas para alcanzar las verdaderas aspiraciones de lo que hoy necesita Bolivia, del servicio abnegado de la y del maestro, del profesional auténtico; entonces la educación resultará ser la cuna del progreso y conocimiento científico y tecnológico, al igual que de otros países desarrollados e industrializados. En este espacio de reflexión quiero terminar indicando que la acción del docente es incierta y compleja. Sin embargo, si comprendemos desde diferentes dimensiones que la tarea docente es aquella que sabe manejar el diálogo abierto como un hilo conductor que no tiene fin, una persona especial e imprescindible en todo momento, es aquel que sabe adecuar planteamientos teóricos y prácticos, aquel que sabe adecuar estrategias pedagógicas, que maneja técnicamente los métodos de enseñanza, que desarrolla capacidades, destrezas y habilidades diversas, que imparte una enseñanza-aprendizaje continua, y como cuando fluye el agua del manantial así fluye el trabajo diario del maestro en el aula. Estas consideraciones responden a los planteamientos que presenta la nueva Ley de Educación Avelino Siñani y Elizardo Pérez. En base al enfoque socio comunitario productivo, necesariamente la actual tarea docente convergerá hacia una formación docente, crítica y transformadora. |