Oscar Garrido: probolivia.net Este artículo plasmó claramente casi dos siglos la relación entre el estado y la iglesia católica, relación que hoy ha entrado en crisis. La nueva constitución política del estado en su artículo 4 dice: “El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y de creencias espirituales, de acuerdo con sus cosmovisiones. El Estado es independiente de la religión”. Esta afirmación sin usar la palabra laicismo define al estado plurinacional como laico. Sin embargo la misma constitución va un paso mas allá en su artículo 8, al definir como principios ético-morales aquellos principios que salen de la cosmovisión andina, dejando ingresar de esta manera a las religiones originarias a asuntos estatales, perdiendo algo de su independencia religiosa. La constitución política del estado La presión popular impulso el cambio de constitución, lo que resulto en una nueva constitución en la que se funda un nuevo estado plurinacional donde todas las nacionalidades son reconocidas. En ese ámbito era necesario que el estado sea ademas laico. En la lucha por el laicismo en Bolivia existían claramente 3 corrientes, la de los cristianos protestantes, la de la cosmovisión andina y la de del laicismo. Las dos primeras son corrientes religiosas están mas interesadas en disminuir los privilegios que gozaba la iglesia católica que en independizar al estado de las religiones, mientras no se toque sus propios privilegios. Los cristianos protestantes por ejemplo apoyaban la idea de poner impuestos a las propiedades católicas, sin embargo se oponían ferozmente cuando se propuso controlar los diezmos. La cosmovisión andina tiene al menos tres corrientes una que convive en una profunda simbiosis con el catolicismo, una segunda que plantea una cosmovisión indígena pura, sin ropaje católico, eliminando toda la influencia colonial que tuvo la fe católica en los pueblos originarios, y una tercera que no solo plantea la descolonización del cristianismo sino que plantea la eliminación de todo el esoterismo de esta cosmovisión. Las tres corrientes que lograron el laicismo en Bolivia son muy diferentes entre si. Por ejemplo los protestantes califican la ch´alla como demoniaca, mientras que para los cultores de la Pachamama (madre tierra) este es un rito principal. Ahora viene la lucha por implementarlo, y es allí donde esas diferencias se hacen evidentes. La educación Ahí se presenta el primer problema, y es que durante muchos años cuando el estado no podía (ni quería) tener centros educativos en todo el país, la iglesia lleno parcialmente ese vacío construyendo escuelas, llegando luego estas a constituirse en las llamadas escuelas de convenio. El convenio es bastante sencillo, la iglesia regenta la escuela, es decir ellos colocan al director, a los profesores, y se hacen cargo del mantenimiento de la escuela. El estado por su parte corre con todos los gastos económicos. Bajo la lógica capitalista, también existen escuelas privadas, o sea en el sistema educativo boliviano tenemos, escuelas fiscales, particulares (privadas) y las de convenio. Las escuelas de convenio en realidad son escuelas católicas privadas, pero que son sostenidas por el estado. por ejemplo exigían que los padres de sus alumnos estén casados, y obligaban a sus alumnos a ritos como el de la primera comunión. Incluso muchas de las escuelas de convenio cobraban cuotas mensuales, a pesar que sus gastos los paga el estado. No se puede hablar de laicismo mientras en Bolivia el estado siga subvencionando a las escuelas de convenio, o bien estas deberán pasar a ser escuelas fiscales, o bien privadas. El otro problema en el campo educativo es sin duda la materia de “Religión” que tradicionalmente enseñaba catolicismo, y que con la reforma educativa a sido reemplazada por una materia similar llamada “Espiritualidad y ética”, donde se espera que se enseñe no solo catolicismo sino también otras religiones presentes en el país (principalmente el protestantismo y la cosmovisión andina). La idea original era eliminar esto del currículo educativo, pero obviamente no se pudo. Una nueva lucha para los ateos laicos en Bolivia, sacar las supersticiones de las escuelas. En un estado laico, la materia de religión no puede ser neutra, tiene que ser inexistente. Implementación del estado laico Eso significa que a pesar de ser respetuoso con las diferentes creencias, no debe ser influido en sus decisiones por dichas creencias. Por ello los gobernantes deberían ocultar o al menos esconder sus creencias personales. En la medida en que no existe una religión apoyada por el Estado, no es admisible ni las escoltas militares en las procesiones, ni los ministros comulgando en actos oficiales, los crucifijos y biblias en los juramentos de autoridades designadas, pero tampoco la presencia oficial en entradas folclóricas a devoción de la Virgen del Socavón, de la de Urkupiña o de Jesús del Gran Poder, los ritos aymarás que se celebran en el palacio de gobierno, los matrimonios bajo ritual aymara financiados por el estado desde el ministerio de descolonización. Laicismo no es independizar al estado de la iglesia católica sino de todas las religiones incluso de las indígenas. Laicismo o ecumenismo Por ello el laicismo que se implementa no quiere ignorar como debería a las religiones presentes en el país, sino que intenta complementarlas, dando como resultado una mezcla ecuménica jamas vista en el mundo entero. Antes cuando el catolicismo era la religión oficial, en festejos oficiales, como en el día de la independencia, o en efemérides departamentales solía los festejos iniciarse con un Te Deum, una misa católica oficiada por los mas altos jerarcas a las que asistían los mas altos funcionarios de gobierno. El Te Deum ha sido reemplazado por un “ritual intercultural” en el que participan el consejo nacional de amautas (sacerdotes indígenas), la iglesia católica, el consejo latinoamericano de iglesias, representantes de las iglesias metodista, ecuménica, luterana y evangélica, y representantes de las religiones bahai, judía e islámica. En estas ceremonias participan representantes del gobierno. Es decir en lugar de independizar al estado de las religiones parece que se quiere crear una dependencia equidistante con todas las religiones presentes en el país. Esto desde luego no es laicismo. Se requiere abandonar la costumbre de ver como “normal” la relación de dependencia del estado con la religión, y aceptar que existe una diferencia entre la opción religiosa de las personas y la del estado. No estamos en contra de esas ceremonias, sino que estas sean impulsadas desde el gobierno. Hacia un laicismo verdadero El articulo 86 en la que se “garantiza la educación religiosa” y el artículo 87 en el que se “reconoce y respeta” el funcionamiento de las escuelas de convenio, y el derecho de administración de entidades religiosas sobre dichas unidades educativas. El mismo artículo 86 tiene dice textualmente “se fomentará el respeto y la convivencia mutua entre las personas con diversas opciones religiosas, sin imposición dogmática”. Sin embargo al aceptar que exista proselitismo religioso en la educación formal, al permitir entidades religiosas regentar unidades educativas, se va en contra de la imposición dogmática a los niños. Las madres y padres tienen que entender que aunque ellos tengan una determinada creencia, sus hijos tienen el derecho de decidir por cuenta propia lo que quieran creer o no creer. Debo declarar que apoyo el proceso de cambio en Bolivia y que las opiniones vertidas aquí deberán verse como una critica constructiva, puesto que las acciones que critico se las hace bajo el precepto de la complementariedad que comparto, sin tomar en cuenta que el ámbito religioso no puede ser comunitario, la religión es una cuestión de conciencia individual. Por lo tanto, si bien debería existir libertad de religión, la materia de religión y similares no debe existir en la educación pública, no debe existir ningún subsidio estatal, ni económico ni de ninguna índole a ninguna religión. El gobierno de Evo Morales ha hecho mucho por la mayoría de los bolivianos, integrando en el estado plurinacional a aquellos que eran invisibles para el antiguo estado republicano. Es sin embargo un error tratar de integrar la diversidad religiosa al estado. El estado debe ser completamente independiente de las religiones. Del mismo modo con el que se combate la corrupción, bajo la consigna de que las nuevas autoridades venidas de sectores anteriormente ignorados, no pueden corromperse diciendo que “ahora es nuestro turno de robar”, tampoco pueden las religiones anteriormente discriminadas decir que “ahora es nuestro turno de tener privilegios”. Ni la corrupción ni la religiosidad pueden ser parte del aparato estatal. |