César Lévano: diariolaprimeraperu.com Lo mismo cabría aplicar al incidente en que un joven fue golpeado por el presidente Alan García por el pecado de haberle gritado una verdad: “¡Corrupto!”. Es ese el adjetivo que todas las encuestas lanzan a la cara del mandatario. A García le faltarían manos para cachetear a los millones que opinan como Richard Emilio Gálvez. García tiene antecedentes de violencia autoritaria. El Frontón debe de poblar algunos de sus insomnios. Bastaría mencionar la matanza de presos en la isla para calibrar su peligrosidad. Un episodio notable ocurrió cuando aplicó un rodillazo a Jesús Lora, un pobre muchacho que más bien quería abrir espacio para el hambre de cámaras que García padece. Hace siglo y medio, el gran crítico de arte inglés John Ruskin escribió: “Todos los sentimientos violentos tienen el mismo efecto. Producen en nosotros una falsedad en todas nuestras impresiones de las cosas exteriores, que yo caracterizaría generalmente como la ‘Falacia patética’.” Eso fue escrito en 1856; pero podría ser aplicado al intento presidencial de ocultar y desfigurar, con patética falacia, los hechos respecto al manotazo reciente. García debería tomar en cuenta el insulto del joven Gálvez, no para recurrir a la falacia sino para tratar de rectificar algunos de los actos de corrupción que marcan su gobierno. Lo que aparece en todos los casos es un partido cuya cúspide no puede con su genio, el cual consiste en beneficiarse con millones de dólares malbaratando bienes y riquezas nacionales en costa, sierra y selva. Puertos, aeropuertos, Amazonía, gas: todo adquiere bajo García un olor a podrido, un tinte de traición nacional y social. El jefe del APRA y del Estado debería reflexionar sobre la catástrofe electoral de su partido, debida en gran parte a la corrupción generalizada que, como un Cáncer moral, aqueja al aprismo. Ayer mismo, el diario El Comercio publicó una encuesta nacional urbana elaborada por Ipsos Apoyo entre los días 13 y 15 de octubre. Se ve allí que la desaprobación a García llega al 58% y tiene estos componentes: 37% lo desaprueba porque hay mucha corrupción en su gobierno; 35% porque es mentiroso y 34% porque no hay trabajo. En otras palabras, la corrupción es la marca distintiva del gobierno aprista; la mentira, su discurso esencial. Posdata. Agradezco las numerosas muestras de solidaridad y afecto recibidas a raíz de una grave enfermedad que estuvo a punto de tumbarme. Vinieron de los más diversos sectores políticos y culturales y, muy en especial, de la CGTP. Prometo cuidarme más. Como dije alguna vez: me defiendo porque tengo muchas cosas que defender. |