Ramiro Ramírez S. “Vino a insultar a los españoles”; “Ésa es la clase de aliados de Zapatero”; “Cuando lo eligieron nos caía bien, pero ahora nos cae mal, por las cosas que dice”, fueron algunas de las expresiones que comentaristas invitados de la Televisión Española (al estilo Unitel) lanzaron pocas horas después de que el presidente Morales se refiriera a las versiones de prensa que involucran al derechista Partido Popular de José María Aznar (el ‘facho’ aquel) con la conspiración separatista en Bolivia. Las investigaciones policiales apuntan a que una fundación que recibe dinero del tal PP tuvo contacto con la célula separatista desarticulada por la Policía Boliviana en abril de 2009. El asunto está en manos de la justicia, precisó Morales, pero más pudo el sensacionalismo de la prensa para encender la ‘indignación’ española que obligó, incluso al Ministro de Asuntos Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, a rechazar las declaraciones del mandatario boliviano. Uno de los comentaristas, también de la Televisión Española, fue más allá y se metió nada menos que con la Constitución Política del Estado que está vigente hoy en Bolivia, por decisión de los bolivianos. El ilustre español —desconocido por estas tierras, por cierto— dijo sin sonrojarse y marcada autosuficiencia que el lío de los separatistas en Bolivia tuvo que ver más bien con la Constitución “que fue aprobada en favor de una parte del país y contra la voluntad de algunas regiones”. Audaz el caballero. La ‘indignación’ española por las palabras del presidente Evo, avergüenza. Habrá que pensar entonces que la condena a los crímenes del franquismo insulta también a los españoles de hoy. Que el repudio a los militares asesinos como Augusto Pinochet arremete contra todos los chilenos o que el asco que producen los militares argentinos que asesinaron a miles de patriotas mella la estirpe argentina. Cuánta razón la del poeta español al evocar: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios”. |