Fortunato Esquivel Los mercados mundiales donde se cotiza todo, jamás le dieron importancia a esta comida de indios que se cultiva y es dieta de los seres humanos desde hace unos 5.000 años antes de Cristo, hasta que se supo sobre sus bondades. La quinua es nutricionalmente completa pues tiene un adecuado balance de proteínas, carbohidratos y minerales. Para los campesinos del altiplano boliviano, este insumo es fundamental en su dieta y es por eso que se llenaron de furia al enterarse que dos gringos de la Colorado State University la patentaron en 1994 (US Patent 5304718). La denuncia internacional les obligó a renunciar a su atrevimiento. El “trigo de los Incas”, comenzó a ser notada por el mundo cuando los astronautas se alimentaron con un preparado en base a este nutritivo grano. Su escasa producción fue en incremento desde entonces. El precio, fue saltando siempre hacia adelante. Los precios internacionales oscilan actualmente por 2.500 dólares la tonelada. La quinua Real que es la variedad más buscada llegó en un momento a 3.000 dólares. Frente a la soya que se cotiza por alrededor de 350 dólares la tonelada, la quinua es, sin duda, el nuevo “grano de oro”. Gran demanda mundial Dice, Antelo Gil, que la quinua es utilizada por los 50 restaurantes vegetarianos más importantes de Europa y Estados Unidos, donde el grano es presentado en los platos más exóticos y requeridos por el paladar de los exigentes. De pronto, las sopas de quinua, las laguas y la ph’isara, se degustan universalmente. La gama de alimentos preparados va desde los dulces hasta los salados, por lo que el futuro de este producto es definitivamente positivo para sus cultivadores. Pocas, pero malas noticias Los datos del año 2008, señalan que hasta entonces se cultivaron 51.382 hectáreas, con una producción de 23.654 toneladas métricas, de las cuales 10.300 se exportaron de forma legal con certificación orgánica. Un total de 4.350 TM se destinaron al mercado interno y lamentablemente 9.000TM salieron del país vía contrabando. La mala noticia, es que esta ilegal actividad va en crecimiento, sobre todo hacia el Perú, que acapara el producto para venderlo al exterior con valor agregado. Otra mala noticia es la escasa cantidad de tierras destinadas a su cultivo. La soya superó el millón de hectáreas, pero su precio es diez veces menor que el de la quinua. Asignatura pendiente Entre los productos orgánicos, este alimento es el más buscado y las exigencias para su adquisición, son cada día más altos. Las ventas bolivianas se han limitado a materia prima. Es una asignatura pendiente la industrialización. La incorporación de valor agregado es urgente como una de las tareas que puede decidir a la adopción de políticas de Estado tendentes a incentivar su cultivo. Si el mundo exige quinua, es hora de iniciar un masivo cultivo del producto que se ha convertido en el verdadero “grano de oro” del siglo XXI. |