Fortunato Esquivel Existe 23% de diferencia entre ambas opciones, razón por la que no puede existir duda alguna respecto a lo que quiere la mayoría de los bolivianos. Concurrió el 90% del electorado inscrito para votar, aspecto digno de ser destacado, pues nunca antes había ocurrido algo así. La campaña previa estuvo esencialmente protagonizada por la variedad de partidos políticos existentes en Bolivia y por primera vez, también concurrió, ese partido político universal que es la religión cristiana en su vertiente católica y protestante. DIOS, fue arrastrado al mundano baile político como una presunta opción frente a la Constitución Política, puesta en referendo. Sobre todo en los departamentos, denominados de la “media luna”, se distribuyeron panfletos con lemas como: “Elija a Dios. Vote NO”. Otros, sostenían: “No dejes que el proyecto de la nueva constitución eche a DIOS de Bolivia”. “Si eres defensor de Cristo, es tu deber saber qué tipo de constitución es la que nos quieren imponer a todos los bolivianos: Se adoraría a la Pachamama, antes que a DIOS. Se permitiría el aborto. Se aprobaría el casamiento entre homosexuales. Todas las religiones contrarias al gobierno serían prohibidas. Se confiscarían los bienes y los fieles como usted, serían perseguidos”. Patrañas como esas, circularon en todo el país, propaladas desde los púlpitos de curas y pastores, todos movilizados políticamente, para impedir por todos los medios la aprobación de la nueva CPE. Se hizo creer al electorado, que los políticos de extrema derecha, las jerarquías católica y protestante, representaban a DIOS, frente a los partidos de izquierda y el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), a quienes atribuían ser sus enemigos y adoradores de la Pachamama, el Inti y las Achachilas. Otra vez ¡las jerarquias! Hay que hacer un esfuerzo para que Bolivia no sea el centro donde se acumula la droga y con la droga, el crimen y la maldad y la falta de perspectiva para salir por un horizonte más claro del lugar en el que nos encontramos”. Las jerarquías protestantes le hicieron coro con spots en la televisión atribuidos a una supuesta organización denominada “Iglesias Unidas”, cuyos grupos portadores de pañuelos blancos ocuparon plazas y avenidas. Fueron los mismos que aparecían apoyando al entonces gobierno de Carlos Mesa. Grupos de fanáticos salidos de Ekklesia, cuyo líder no suele aparecer públicamente, desde que la fiscal Corina Machicado, le investigó por sospechas de evasión impositiva, contrabando, malversación y estafa. Tremendo fracaso Desdichadamente ese viaje está postergado. Sin duda, Cristo le estará esperando látigo en mano, para darle soberana tunda, por levantar su nombre en vano. La nueva CPE está vigente y como podrán comprobar los jerarcas católicos y protestantes, su negocio para esquilmar a los creyentes está a salvo. El cardenal seguirá recaudando millones de las iglesias bajo su administración. El cura Marcial Chupinagua, quien afirmó que votar por el SI, era votar por el diablo, seguirá llenándose de plata en la cuota de poder que le dio el cardenal al nombrarle titular de la más jugosa iglesia de Santa Cruz, el templo de San Andrés, donde se casa y se bautiza por centenares cada semana. El de los pañuelos blancos, “Toto” Salcedo, seguirá organizando sus Alabatones para sonsacar millones que luego destinará a renovar sus autos de 50 mil dólares o vivir en lujosas mansiones, todo con la contribución de sus fanáticos que a cambio podrán recibir el perdón eterno de sus pecados. El cura Abastoflor, suele decir que la Iglesia católica es Santa y es Pecadora, solo para justificar las tremendas metidas de pata. En esta ocasión, la cruzada por el NO, cuyo triunfo estaban seguros de lograr, junto a los partidos de ultraderecha, terminó en decepción. No queda más alternativa que esperar la próxima ocasión. Como los indígenas parecen firmes en el gobierno, no sería raro que la Iglesia abandone coyunturalmente a sus aliados y se arrime a los primeros, por esa cantaleta de: “si no puedes vencer a tus enemigos, únete a ellos”. La derecha busca un “Mesias” Luego de la cardiopatía del cardenal y el desmayo de los políticos militantes por el NO, comenzaron a surgir, teorías sobre un supuesto empate y la necesidad de concertar las dos visiones presuntamente existentes sobre Bolivia. La derrota no se admite, como debería ser. Al no existir liderazgo en las agrupaciones de ricachones, gamonales y latifundistas, surgió desesperación, sobre todo ante la fecha del 6 de diciembre, sugerida para las próximas elecciones generales. ¿Quién será el candidato que les represente? No hay nadie a la vista y ante esa orfandad el ex-diputado del MNR, Oliverio Iriarte, propuso nada menos que al líder opositor del reciente referéndum, el Cardenal Primado de Bolivia, ¡… Julio Terrazas Presidente…! La esperanza, es que obre el milagro de sacarlos de su actual desmembramiento, les una y lleve el estandarte de la derecha como corresponde a sus nuevas convicciones de la opción por los ricos, que además va en línea con las directivas de Su Santidad Benedicto XVI. Pero, los resultados del referéndum parecen haber calado muy hondo en la Conferencia Episcopal que de inmediato emitió documento “aclaratorio”, señalando que: “Se pide respeto a la persona y funciones del Cardenal como primera autoridad de la Iglesia Católica en Bolivia, ya que la misión de la Iglesia no tiene nada que ver con ningún proyecto político”. ¿Qué tal?. Con semejante portazo, los partidos de derecha ya pueden abandonar las esperanzas de ponerse piel de cordero para ser apacentados por el cayado del representante de DIOS. De inmediato apareció el ex presidente Carlos Mesa, para proponer gentilmente a Eduardo Rodríguez Veltze, para ser “El Candidato”. Pero, qué decepción, tampoco a este le interesa volver al Palacio, de donde ambos salieron efectivamente “quemados”. Como a veces no hay escarmiento, cual polilla ante vela, Mesa comenzó a rondar los medios de comunicación, para ver si alguien lo confunde con el esperado Mesías de la ultraderecha. Todo puede ocurrir en Bolivia. Hasta el retorno de los neoliberales y su afición por vender los bienes de la Patria y la Patria misma, si encuentran comprador. |