Por Mariano Cereijo Desde el PSOE y sus medios fieles han destacado y con toda razón, que dicho partido logró mantener la distancia de diputados respecto el PP, a pesar de la destructiva oposición de la derecha en estos últimos cuatro años. Sin embargo, quedarse simplemente en este análisis sería faltar a la realidad y de buen seguro que en la cabeza de Zapatero y los suyos ronda la preocupación, aunque luego nos engañen con sonrisitas y caras de satisfacción delante de las cámaras de televisión. Para mí, uno de los titulares más destacable es que el PSOE, por comunidades, no logra arrebatar ni un solo diputado al PP. Contrariamente, los conservadores consiguen arañar tres diputados al PSOE (Andalucía y Madrid) y en las tres comunidades donde había un diputado más respecto a 2004, también se los suma el PP. La derecha refuerza la hegemonía en sus territorios y sólo pierde tres diputados en las zonas que ven reducidos la cantidad de escaños respecto a los anteriores comicios. Para hilar más fino, el diputado de menos en Euskadi corresponde a la circunscripción de Vizcaya y de no haberse restado hubiera correspondido al PP, de hecho, el último parlamentario en juego lo pierde por unos 1000 votos con el PSOE. En Galicia, el diputado de menos por la circunscripción de A Coruña lo sufre el PSOE aunque luego se lo arrebata al PP en Ourense. Para ser justo habría que decir que Galicia, en el fondo, fue la única comunidad donde un diputado popular pasó a los socialistas. En Castilla y León, el escaño de menos en Soria se le resta al PP. Además, el partido de ZP no ha sabido plantar cara en cinco feudos de la derecha y reduce su número de votos (Las dos Castillas, el País Valencià, La Rioja y Murcia). En otras comunidades los socialistas experimentan aumentos esqueléticos, como Cantabria con cerca de 9000 votos más. En Asturias, Extremadura, Galicia y Navarra, el incremento es de menos de 5000 votos por región. Unidas a las dos comunidades donde dilapidan diputados, llegamos a la conclusión de que los socialistas perdieron o apenas aumentaron en 12 de las 17 comunidades. En les Illes Balears el mayor número de votos no se traduce en ningún escaño más, y por lo tanto, el PSOE logra sostener la arremetida de la derecha a nivel nacional gracias a los resultados en Aragón, Canarias, Euskadi y principalmente Catalunya. Para entender mejor esta retahíla de datos basta decir que el PP, a nivel de toda España, aumentó 400.000 votos mientras el PSOE sólo subió 40.000. La diferencia entre ellos, establecida en un 5% hace cuatro años, ha quedado mermada a un 3,5%. Sólo la casualidad ha privado a la derecha de que este aumento de votos se tradujera en un incremento de diputados. Aparte del caso comentado de Vizcaya, en la circunscripción de Barcelona el PP se disputa un diputado con CIU que de momento está en manos de los nacionalistas por menos de 100 votos. Conclusiones El PSOE, con la ayuda inestimable de los medios, sólo ha sido capaz de crecer a costa de los pequeños partidos -fundamentalmente de izquierdas- a los que lleva años exprimiendo y micronizando sin piedad y sin vergüenza. De esta forma el PSOE absorbió votos y escaños de la Chunta Aragonesista en Aragón, de ERC en Catalunya, de IU en Madrid y Catalunya, de los nacionalistas en Euskadi y de Coalición Canaria en Canarias. La política sucia de la derecha no ha sido detenida con alegría, con cambios estructurales que redundaran en el pueblo. Sólo con un talante de porcelana, vacío, artificial y hueco, que en ningún caso ha reducido el precio de la vivienda, ni ha aumentado el poder adquisitivo de los trabajadores, ni ha mejorado la calidad laboral, ni ha evitado en abandono del campo, ni tampoco ha rebajado los precios de los productos de consumo, entre otras muchas cosas. Es real que el PSOE ha logrado ciertos avances sociales, pero el manual teórico de dicho partido gira alrededor del neoliberalismo económico. Los beneficios record de las grandes multinacionales españolas y de los grandes empresarios, contrastan con un ciudadano medio cada vez más endeudado y asfixiado. En definitiva, se puede afirmar que el PSOE recogió votos a su izquierda pero los dejó escapar por su derecha. Esta táctica es muy peligrosa, obviamente para los partidos minoritarios, pero también para los propios socialistas. Llegará un momento y es posible que haya llegado ya, en el cual el parásito ya no tendrá de donde comer. De tanto rascar, más temprano que tarde el PSOE topará con el hueso de los partidos pequeños, es decir, con el núcleo de militantes valientes que votan por un proyecto por minoritario que sea, y que no se dejan engañar por el “¡Que viene la derecha!”. Éstos nunca darán su voto a un partido neoliberal camuflado tras el puño y la rosa. Veremos de dónde chupa el PSOE entonces, ante un futuro en el cual la derecha es probable que profundice en su política agresiva y en una coyuntura mundial marcada por la recesión económica en USA. |