Oscar Garrido Esta declaración llega días después que el gobierno de Evo Morales expulsó de Bolivia a la DEA, organismo estadounidense que supuestamente lucha contra el narcotráfico y que en realidad es una agencia que se inmiscuía en los asuntos internos del país, que intimidaba y fomentaba la corrupción en la policía, que sistemáticamente abusaba, y violaba los derechos humanos de muchas personas cuando las detenían, les torturaban. Ademas de haber financiado los violentos actos de terrorismo conocidos como el “golpe cívico prefectural”. El hecho que el máximo representante de la iglesia católica en Bolivia abiertamente ataque al gobierno desde su púlpito no debería extrañar. Ya con anterioridad el mencionado tata cura se inmiscuyo en asuntos políticos más terrenales que los que le corresponde. Aun recuerdo cuando este individuo participo en el referéndum ilegal sobre los estatutos autónomos que se realizaron en Santa Cruz. Es decir el tata cura ayudo a que nuestro país se convierta en un espacio sin ley. En otra ocasión el tata cura negó la existencia de personas en estado de servidumbre en el país. Es decir a pesar que los medios televisivos lo mostraban, a pesar que incluso sacerdotes católicos lo denunciaban, el tata cura lo veía de otra perspectiva y negaba la existencia de la maldad y el crimen de aquellos terratenientes. No me extrañaría que esos que mantienen a los indígenas esclavizados sean también grandes narcotraficantes. La reacción de el gobierno es sin embargo débil. El ministro Llorenti aclaró que sus críticas iban dirigidas al cardenal y no a la institución de la Iglesia Católica. El temor del gobierno es sin duda molestar a los sectores de la iglesia católica que apoyan el proceso de cambio. Sin embargo hay que tener presente que el Cardenal es el representante oficial de dicha institución y por lo tanto sus opiniones son las opiniones de la iglesia por mas de que la mayoría de sus fieles estén en desacuerdo. La iglesia católica no es una institución democrática, todo lo contrario, su estructura es monárquica piramidal. Las Naciones Unidas tienen aprobadas mas de 100 convenciones internacionales sobre los derechos humanos. De todas estas convenciones el Vaticano solo ha firmado 10, lo cual coloca a la “Santa Sede” como el peor estado en la defensa y promoción de los derechos humanos, es decir la iglesia católica no esta comprometida en la defensa de los derechos humanos. Por ejemplo la “Santa Sede” no ha ratificado ninguna de las convenciones sobre la supresión de las discriminaciones basadas en la sexualidad, la enseñanza, el empleo y la profesión. Tampoco las relativas a la protección de los pueblos indígenas, los derechos de los trabajadores, los derechos de las mujeres, la defensa de la familia y el matrimonio. Como tampoco las convenciones que se han firmado contra los genocidios, los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad o contra el apartheid. Ni las que se refieren a la supresión de la esclavitud o los trabajos forzados. Ni las que prohiben la tortura y la pena de muerte. Lo que el gobierno debe exigir a todas las instituciones religiosas que operen en el país en particular a la iglesia católica es que dejen de inmiscuirse en asuntos políticos (Dar al Cesar lo que es del Cesar). Que deje de encubrir a los párrocos acusados de delitos sexuales contra menores de edad. Que entregue a esos criminales a la justicia terrenal. Nunca debemos olvidar que la iglesia católica a lo largo de la historia siempre a estado al lado de los poderosos en contra del pueblo oprimido. Que gracias al apoyo de esos poderosos, ha conseguido ventajas económicas, y a pesar de haber realizado algunas obras de caridad, no se sabe cuanto dinero evadido del fisco lograron sacar del país. Que han bendecido a todos los dictadores asesinos que nuestro país a sufrido. Que han mantenido una actitud patriarcal frente a los reclamos de las mujeres. Que no quieren aceptar el derecho de las parejas al divorcio, el derecho de los homosexuales al matrimonio. Que mantienen la medieval tradición de los sacerdotes célibes, tratando de ocultar los abusos sexuales que sus sacerdotes cometen. Y esto es solo por nombrar algunos ejemplos de la nefasta historia de la iglesia católica. La nueva Bolivia, esa que los bolivianos empezaremos a construir cuando aprobemos la nueva constitución, será, como todo estado moderno, un estado laico. Y su grado de laicismo no tiene porque depender de la importancia sociológica que tenga tal o cual religión en la sociedad. Sobre todo si la ideología que pregona esa religión va en contra de los principios democráticos básicos, de los principios de equidad, es decir en contra de los valores morales con los que queremos construir nuestro país. Por ello debemos presionar para que la libertad de conciencia sea respetada, para que el sistema educativo asuma unas pautas laicas ya que la sociedad está exigiendo estos cambios. Sin embargo soy escéptico en cuanto a que nuestro sistema político imponga decisiones en esa dirección ya que lamentablemente se ve que o bien el gobierno esta fuertemente influenciado por la iglesia católica, o en el mejor de los casos teme a la influencia que dicha organización pueda tener en los bolivianos. |