Alfonso Gumucio D. b o l p r e s s Tienen toda la razón de quejarse los 1,500 o 2,000 pasajeros estafados por el LAB y por agencias de viaje que ni siquiera tenían existencia legal. Es lamentable lo que ha sucedido en los aeropuertos de Cochabamba y Santa Cruz, sobre todo este último, que se ha convertido en un mercado, con las salas de espera saturadas y la gente tirada en el suelo con sus cargamentos. No es posible que se produzca semejante situación y que las autoridades respectivas se crucen de brazos. Las multas al LAB no sirven de nada porque ya es una empresa en bancarrota. ¿Se podrá recuperar algo del dinero malversado por los “ejecutivos”? El diario El País, afirma que el LAB llegó al descaro de solicitar a los pasajeros que ya estaban sentados en el avión y listos para viajar, dinero para comprar combustible,: “según han denunciado ante la Asociación de Cooperación Bolivia-España (Acobe) numerosos afectados, la compañía aérea optó por organizar colectas entre los pasajeros de algunos vuelos para pagar el combustible. Justo antes de despegar les pedían entre 100 y 200 dólares.” Una compañía aérea que ejerce ese tipo de chantaje no merece ninguna consideración, ya basta. Basta de monopolios caros e ineficientes. Hay que abrir los cielos de Bolivia para que los pasajeros tengan mejores opciones y dejen de ser explotados y maltratados por las pocas líneas aéreas que operan los vuelos nacionales e internacionales actualmente. Hay espacio para otros emprendedores, como los Canedo, una familia de pilotos a quienes me referí en algún artículo anterior. Ellos no solamente tienen una propuesta innovadora que consiste en rehabilitar aeropuertos y aviones DC3 (de hélice) para cubrir varios otros destinos dentro de Bolivia que no están cubiertos hasta ahora. Para quienes no saben de aviones, bastará decirles que el DC3 es considerado entre los mejores aviones que se han fabricado en la historia de la aviación, y uno de los más seguros. En cuanto a las rutas internacionales, estamos cansados del monopolio de American Airlines y de sus asociadas: TACA, TAM de Brasil y LAN Chile. Ese monopolio controla con mano férrea las rutas de acceso a Bolivia. Vaya a saber a quién le pasaron plata, y en qué gobierno, para impedir que otras líneas aéreas puedan hacer vuelos internacionales hacia y desde Bolivia. TACA fija caprichosamente sus precios, de manera que uno paga una fortuna, por ejemplo, para volar de Lima a La Paz, aunque se trata de un vuelo de apenas una hora. En Europa, hay empresas pequeñas que ofrecen vuelos internacionales por 25 o 35 Euros. Pero para volar a Lima tenemos que pagar US$ 500 dólares. Es un asalto a mano armada que sólo es posible cuando las rutas son monopolio de unos cuantos frescos. Una comparación entre La Paz o Santa Cruz, y cualquier otra ciudad importante de América Latina, deja en claro que algo turbio hay con ese monopolio de la red de American Airlines (One World) en nuestro país. Si hacemos una lista de las líneas aéreas que llegan a Lima, Quito, Bogotá, Panamá, Guatemala o Costa Rica, veremos que hay un abismo de diferencia. A una ciudad mediana como la capital de Guatemala, llegan todas estas líneas aéreas: Iberia, Mexicana, Copa, United, US Air, American, Continental, Delta, Cubana, y TACA. A las capitales de Perú, Colombia, Chile, Argentina, Brasil, Mexico… llegan líneas europeas como Air France, Alitalia, Lufthansa, KLM, British Airways, o Iberia que no tenemos la esperanza de ver en Bolivia, aunque por lo visto mucha gente quiere viajar a Europa. A fuerza de desentenderse, el gobierno deja que todas estas cosas sucedan y empeoren. Una declaración desafortunada del Canciller prácticamente alienta a los bolivianos a que sigan emigrando. ¿Será un reconocimiento tácito de que el gobierno no tiene planes de mejorar la situación de la población? ¿Qué clase de gobierno les dice a sus ciudadanos: “váyanse a buscar trabajo a otra parte”? Hasta que no se produce una crisis como la de estas últimas semanas, el gobierno no mueve un dedo. Bueno, que yo sepa y a pesar de la crisis, todavía no lo ha movido. |