Grover Cardozo, enviado especial de A B I “Impresionado de estar aquí para ver la inmensa riqueza que nos ha dado a los bolivianos la madre tierra, nuestra Pachamama”, dice el Primer Mandatario apreciando un pedazo de roca rojiza de hierro de aproximadamente 15 kilos. Desde la cima se observa, se siente y se toca las 40.000 millones de toneladas de reservas de hierro. La mayor reserva de hierro de América Latina y una de las más grandes del mundo. “Ahora entiendo por qué hubo tanta pelea”, dice el fotógrafo de una agencia internacional y el comentario es corroborado por otro periodista que susurra: “Aquí hay millones de dólares”. Lo que se ve en la superficie de la zona es impresionante. La reserva del Mutún está ubicada a 80 kilómetros de la ciudad de Puerto Suárez, pero saliendo 30 kilómetros del poblado, ya se deja ver en la angosta carretera el hierro, tierra y superficie rocosa de color rojizo oscuro. ¡Ahí está la riqueza¡ exclama una voz. En los flancos de la ruta aparecen pedazos del mineral a manera de rebalses volcánicos. El panorama natural es excelso y para quien conoce lo básico de la historia de Bolivia, resulta una interpelación dolorosa, observar tanta pobreza en varios puntos de Bolivia, pese a contar con semejante regalo de la naturaleza. Nuevamente la entrevista con el presidente Morales, cuando la autoridad observa con inocultable alegría, los pedazos de hierro tirados por el suelo. Levanta uno de 15 kilos y dice: “Este pedazo lo llevaremos a Palacio y va a dar suerte para que esto funcione bien”. El mismo carga la piedra hasta la vagoneta, recordando a los presentes, el rito que la población católica realiza en la festividad de Urkupiña, Cochabamba. Desde la cima se observa la inmensidad de Bolivia y periodistas, autoridades y porteños (habitantes de Puerto Suárez) curiosos que llegaron al lugar, protestan porque hace 40 años se haya descubierto esa reserva y recién se canalice su explotación e industrialización.”¡Es que puej, se duermen las autoridades”, dice en tono de protesta un compatriota cruceño. Comienza el descenso del cerro del Mutún, y las vagonetas retoman la ruta del retorno a 80 kilómetros por hora. En el polvo de la ruta, se puede sentir un polvo picante que provoca molestias respiratorias. En la bajada alguien hace parar los vehículos. No hay ningún accidente. Cuatro pobladores de la zona hicieron parar los vehículos para estrechar la mano del Presidente. El cerro del Mutún queda ahí, pero ya no estará otros 40 años abandonado o tras la codicia de oscuras compañías mineras. Ahora tiene una misión: generar un polo de desarrollo en la zona oriental del país. Inversión india es superior a proceso de capitalización “Esta es una buena señal para el país porque viene una empresa desde el otro lado del mundo, confía en Bolivia para poder hacer una inversión de 2.100 millones de dólares, superior al proceso de capitalización que ha sido de aproximadamente 1.500 millones a 1.600 millones de dólares y que, además, hay que ver si esas inversiones se efectivizaron”, dijo Loza. “Esta es una señal clara del país a la comunidad internacional, apoyamos a la inversión extranjera para industrializar los recursos naturales y la mejor forma de dar seguridad jurídica es que el contrato con la Jindal -al igual que los contratos petroleros- se lleve al Congreso Nacional para que sea refrendado”, aseguró. Asimismo, sostuvo que el contrato con la Jindal contribuirá al desarrollo económico del país, pues la inversión juega un papel dinámico para el progreso, más aún cuando este contrato dejará ganancias al país de aproximadamente 200 millones de dólares anuales en la explotación del hierro que se hará en un 50 por ciento del yacimiento cerca de 20 mil empleos directos e indirectos. Para la explotación e industrialización de hierro del Mutún, la empresa siderúrgica Jindal usará gas natural para la reducción y producción de energía eléctrica en vez de carbón vegetal, evitando, de esa manera, la deforestación y cuidando el equilibrio ecológico de la región. |