El año 2007 empezó con varias medidas dictadas por el gobierno de Evo Morales. El Presidente reunió a sus ministros el 31 de diciembre y de esa reunión salieron cinco decretos presidenciales y tres anteproyectos de ley. Estos últimos se refieren al Seguro Universal de Salud, al Nuevo Código Procesal del Trabajo, y a la Administración de Justicia Comunitaria en los Pueblos Indígenas, mientras que los decretos se refieren a las tarifas de telecomunicaciones, al plan estratégico de desarrollo amazónico y a temas de migración. Todos temas importantes. Lo primero que hay que decir a todos los periodistas ignorantes que critican la medida del gobierno, es que uno de los principios básico de la diplomacia es la reciprocidad. Esto quiere decir que un país debe tratar a otros países de acuerdo a las mismas reglas. En este caso concreto, si los bolivianos tienen necesidad de una visa para ingresar a los Estados Unidos, del mismo modo, los ciudadanos estadounidenses necesitarán una visa para visitar Bolivia. Esto es en aras de la más elemental reciprocidad. Y debe ser lo mismo con otros países que exijan visa a los bolivianos, sin excepciones. Estados Unidos se ha acostumbrado a dominar el planeta de tal manera que sus ciudadanos se pasean por el mundo sin necesidad de visas. Entran y salen de los países como Pedro por su casa, tan campantes, sin dar explicaciones a nadie. Son muy pocos los países que exigen visa a los ciudadanos de Estados Unidos, y sin embargo Estados Unidos exige visa a casi todos los ciudadanos del mundo, y muy especialmente a los que llegan desde África, Asia, Medio Oriente, América Latina y El Caribe. Eso es a todas luces y bajo cualquier análisis, una violación de las normas diplomáticas internacionales. Por eso, hace algunos años, Brasil introdujo las mismas medidas que impuso Estados Unidos en sus aeropuertos: cada ciudadano estadounidense que ingresa a Brasil debe dejarse fotografiar y tomar las huellas dactilares, puesto que los brasileños que visitan Estados Unidos, son sometidos al mismo procedimiento. Entonces, no hay nada extraordinario en la medida del gobierno de Evo Morales, sino que es simplemente un acto de justicia y un cumplimiento de normas. Todos los países deberían seguir ese ejemplo, pues sus ciudadanos son sometidos a los más humillantes procedimientos para ingresar a Estados Unidos. Son prontuariados en el aeropuerto, como si fueran criminales, con foto y huellas dactilares. Peor aún, el gobierno de Bush obliga a las agencias de viajes y a las aerolíneas, a proporcionar informaciones confidenciales sobre todo los pasajeros que se disponen a viajar a Estados Unidos. Ya no es solamente el nombre, número de pasaporte, nacionalidad, fecha de nacimiento, etc…. Ahora, las compañías aéreas tienen que enviar 34 datos sobre cada pasajero, con todos los detalles de cómo, cuando y con quien se hizo cada reservación, el número y peso de las maletas, teléfonos de contacto y direcciones, etc. Ni siquiera en los tiempos más duros de la Unión Soviética y de la Guerra Fría, cuando todavía se hablaba de la “cortina de hierro”, se aplicaron medidas policiales como las que ahora impone Estados Unidos. La diferencia es que en esos tiempos la propaganda gringa hacía aparecer a la URSS como una gran prisión, un lugar deprimente, mientras que ahora Estados Unidos aparece en los medios de desinformación gringos, como la vanguardia de la lucha por la libertad. Tamaño cinismo solamente es explicable por el control que ejerce el gobierno de Estados Unidos sobre los medios no solamente de su país, sino del mundo entero, incluyendo los aprendices de periodistas que pululan en nuestros diarios nacionales. En el aeropuerto de Houston me ha tocado escuchar en los altavoces, mensajes como este: “Se avisa a los pasajeros que si hacen bromas sobre nuestras medidas de seguridad, pueden ir a la cárcel”. Ahora, cualquier empleado de esos que revisan los equipajes y obliga a los pasajeros a sacarse los zapatos, se cree el Sheriff del aeropuerto, con autoridad para maltratar a cualquiera. La prepotencia ha ido en aumento de una manera impresionante. El “big brother”, el policía mundial, el invasor de países, se permite lo que solamente los imperios prepotentes y abusivos pueden permitirse. Por eso es una medida sana la que ha dictado el gobierno de Evo Morales. Como siempre, el presidente le ha dado un barniz político, como si se tratara de un ajuste de cuentas con los gringos, pero eso es simplemente otra bravuconada de las suyas. Ahora esperemos que la medida se mantenga, que el gobierno no dé pasos atrás como ha hecho otras veces, y no acabe pidiendo perdón a los gringos. |