Juan Rivera Tosi Al concluir la Guerra de Independencia contra España, la nación aymara fue fragmentada nuevamente, pasando a formar parte de los territorios de Perú, Bolivia y Argentina, donde los llamados “patriotas” intentaron formar nuevas menciones. Y en ese interés no consideran que éramos una nación en formación, sino que ya era una gran nación y muy antigua y que, aún en la época inca, formando parte del gran Estado Confederado Andino, seguimos conservando nuestra nacionalidad y rigiéndonos por nuestra forma de ver y sentir la vida, en total armonía con la naturaleza y nuestros hermanos vecinos. No se nos consultó si estábamos de acuerdo con la nueva demarcación territorial que se imponía, pese a que había recaído en las montoneras indias, el mayor peso de la guerra contra España. Aún así, seguimos manteniendo nuestra nacionalidad, ya que era mucho más fuerte que las efímeras repúblicas que pretendían convertirse en naciones. Como si ellas pudieran construirse mediante decretos o por imposición política y militar. Luego vino la Guerra del Pacífico, ocasionada por interés políticos y económicos de las oligarquías de Chile, Perú y Bolivia y, donde los aymaras, no tuvimos ninguna responsabilidad en esa hecatombe que alteró totalmente nuestras vidas. Sin embargo eran territorios aymaras los que estaban en disputa, por las riquezas minerales que albergaban y el interés de los grupos de poder de la época, por tomar posesión de ellos, para su explotación y enriquecimiento. La Guerra que duró 4 años, culminó arrebatándole a Bolivia los territorios aymaras que le permitirán el acceso al Pacífico, mientras que Perú perdió Tarapacá y Arica (igualmente aymaras). Hoy mucho se habla de la mediterraneidad de Bolivia y se pretende hacernos creer que fuimos obligados a convertirnos en una nación sin acceso al mar, lo cual no es cierto. Nuestros corazones aymaras no fueron obligados a vivir enclaustrados en la mediterraneidad, por el hecho de que Chile se apropió de parte de nuestros territorios costeros. Seguimos siendo una nación andina que se proyecta hasta el mar del Pacífico No podemos decir lo mismo en el lado chileno, ya que sus gobernantes han intentado sistemáticamente despoblar de aymaras o Kullas, nuestros territorios, llegando incluso a prohibir que las postas médicas de las zonas andinas, atiendan a nuestras hermanas gestantes, como una medida para impedir que se incremente el nacimiento de nuestros niños en esas zonas y, obligándoles a bajar a las ciudades. La realidad nuestra, es distinta en cada país donde nos encontramos y, eso es algo que no podemos dejar de tener presente A partir de allí, al disponer del instrumento Gobierno, estamos abriendo un espacio político, que nos permite avanzar en la creación de un proyecto de refundación del Estado, a partir del reconocimiento de nuestras raíces y sus bases culturales. Es cierto que se está chocando con fuertes interés de occidente y que Evo tendrá que decidir en los próximos meses entre ser aymara o ser un aculturado. El desenlace de la situación en Bolivia puede resultar muy complicado, pero lo cierto es que aun así habremos logrado avanzar sentando las bases para nuestra consolidación como Estado. En Perú, si bien es cierto que no fue posible en el REFERÉNDUM, lograr la creación de la Gran Región Sur Andina (Puno, Arequipa y Tacna), por el boicot y contra campaña realizada por la totalidad de Partidos Políticos y que se deberá esperar hasta el 2011 para una nueva consulta, es innegable que se ha logrado desarrollar un poder económico muy grande. Prácticamente todo el sur andino de Perú, se mueve con capitales aymaras. En Chile, en unión con nuestros hermanos mapuches, venimos librando grandes batallas para que se nos reconozcan nuestros derechos como PUEBLOS ORIGINARIOS y podemos afirmar q sus aymaras en Chile nos llena de orgullo, porque pese a todas las adversidades y el hostigamiento de la dictadura y los regímenes posteriores q le siguieron, no lograron doblegarnos. Hoy, con el advenimiento del NUEVO PACHACUTI, nuestros hermanos de Arica, Tarapacá y Antofagasta, levantan nuestra WIPHALA agitándola al viento y, han empezado a demostrar q nuestra riqueza cultural sigue viva, presente y altiva. ¿Qué importancia tiene ser de uno u otros países, frente ala fortaleza de una nación? Podemos aceptar ser parte de varios países, pero eso no significa q debemos permitir que se nos pretenda destruir como nación. Mas aun cuando seguimos viviendo y funcionando como tal. Por lo expuesto es importante que al finalizar el año aymara 5,513 (2006 del calendario occidental), reflexionemos sobre nuestra condición y exijamos a los estados que disponen de territorios aymaras, nuestro derecho ala territorialidad, nuestro derecho a preservar nuestra cultura e historia, nuestro derecho a que acepte y respete nuestra organización comunal y social. No es justo que se nos pretenda hacer creer que nuestro pasado se remonta a apenas 1000 a 1500 años. Cuando las evidencias arqueológicas demuestran que podría remontarse a varios miles de años. ¿Por qué tanto miedo a que seamos tan antiguos, si finalmente ese tiempo es nuestro y no de occidente?. La razón es obvia y por interés de occidente Y es importante que quede muy claro que no estamos hablando de independizarnos como nación, que podría ser un justo reclamo. Solo estamos pidiendo que se nos respete y acepte como la gran nación que somos. De una cosa si pueden estar seguros es que los aymaras fuimos forjados en el acero por el gran hacedor del universo y nuestra pachamama, ante la mirada vigilante y protectora de nuestros ACHACHILAS y, nosotros somos concientes de lo que ello significa. Nacimos aymaras, vivimos como aymaras y moriremos como aymaras… pero dejando miles de hijos aymaras. ¡¡ ARUMANTI KUTIÑA JIMWASANHI !! ¡¡ JALLALLA KULLASUYO !! ¡¡ JALLALLA AYMARANAKA !! |