CARACOLLO, Bolivia - Cuando era niño en el altiplano de Bolivia, Evo Morales solía correr detrás de los autobuses para recoger las cáscaras de naranja y banana que los pasajeros arrojaban por las ventanillas. A veces, dice, no conseguía otra cosa para comer. Ahora, una semana antes de las elecciones presidenciales y a la cabeza de las encuestas, amenaza con convertirse en “una pesadilla para el gobierno de Estados Unidos”. No es difícil comprender el motivo. El candidato de 46 años es un izquierdista acérrimo, que cuenta entre sus amigos al cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez. Además, como cultivador de coca, promete revertir la campaña impulsada por Washington para erradicar el cultivo de la hoja con la cual se fabrica la cocaína. Con su sangre indígena aymara y su rechazo total de las doctrinas libremercadistas que los latinoamericanos llaman neoliberalismo, Morales en el poder no sólo trastornaría la elite política boliviana sino que fortalecería la tendencia izquierdista que recorre América Latina. “Algo histórico está sucediendo en Bolivia”, dijo Morales a The Associated Press. “El sector más despreciado, odiado, humillado ahora es capaz de organizarse”. En un acto de campaña reciente en la población de Caracollo, en el altiplano occidental, Morales y otros miembros de su partido Movimiento al Socialismo fueron rodeados por multitudes que los besaban, les arrojaban papel picado y les echaban collares de flores y frutos al cuello. “Lo digo sin ningún miedo, y en voz alta, que no sólo somos antineoliberales, somos antiimperialistas hasta en las venas”, dijo en su discurso. Morales, que siempre lleva consigo un retrato del Che Guevara, participó en la caída de dos presidentes, estuvo cerca de ganar la presidencia en una elección anterior y ahora encabeza las encuestas contra el ex presidente conservador Jorge Quiroga y varios candidatos más. Si nadie gana la mayoría el próximo domingo, el Congreso elegirá entre los dos más votados a mediados de enero. La encuesta más reciente de Ipsos-Captura da a Morales el 32,8 por ciento, cinco puntos más que Quiroga, con un margen de error de dos puntos. “Simbólicamente, representaría un cambio fundamental”, dijo Jimena Costa, profesora de ciencias políticas en la Universidad Mayor de San Andrés. “No sólo sería la primera vez que un indio ganaría las elecciones presidenciales, sino que lo haría con el apoyo de un sector de la comunidad blanca y mestiza y las poblaciones urbanas”. Morales ha sido una espina para Washington desde que surgió en los 90 como dirigente de los cocaleros en la región del Chapare en su resistencia a veces violenta a los intentos de erradicación de la coca. Mientras el gobierno estadounidense sostiene que buena parte de la coca del Chapare sirve para producir cocaína, los campesinos dicen que abastecen un mercado legal. Las hojas de coca se venden en los supermercados y se las puede mascar, hervir para preparar infusiones y utilizar en ceremonias religiosas. En las elecciones presidenciales anteriores, las críticas del entonces embajador estadounidense Manuel Rocha a Morales sólo sirvieron para impulsar su meteórico ascenso en las encuestas. Esta vez, Washington ha guardado silencio, aunque una declaración del actual embajador David Greenlee, en la que exhortó a Bolivia a no cambiar de rumbo en materia de coca, apareció como un ataque a Morales. “Espero que no haya cambios, porque si hay cambios para peor, el país que sufrirá es Bolivia”, dijo Greenlee en un acto antidrogas en La Paz. Morales, que se siente más cómodo con jeans negros y zapatillas que de traje y corbata, conserva sus campos de coca y se compromete a realizar una campaña internacional para legalizar la hoja e industrializar la producción. Asegura que combatirá el narcotráfico, pero que se ha calumniado a la hoja en todo el mundo. Cuando Morales era niño, su familia luchaba por sobrevivir. De sus siete hermanos, sólo tres vivieron más allá de la infancia. Apacentaba las llamas de su familia, cosechaba papas, tocaba la trompeta en una banda viajera y abandonó los estudios secundarios. Cuando tenía 19 años, la familia migró del Altiplano a Chapare en el sudeste. Allí se hizo cocalero y en 1993 fue elegido presidente de la federación local de cultivadores. La nación de 8,5 millones de habitantes salía de décadas de golpes militares y dictaduras y se unía al avance de la democracia por el continente. Morales fundó el Movimiento al Socialismo en 1995, fue elegido diputado y en 2002 perdió por estrecho margen la elección presidencial que ganó Gonzalo Sánchez de Lozada. El fracaso de las políticas libremercadistas que no han sacado a los bolivianos de la pobreza, junto con el conflicto sobre la mejor manera de explotar las segundas reservas de gas natural del continente, han fortalecido a los indios pobres en sus reclamos de cambio. Morales adquirió prominencia en las movilizacionez que derribaron a Sánchez de Lozada en 2003 y a su sucesor Carlos Mesa poco después. |