- Brechas que nos separan
Por: Denis Merino LA PRIMERA
“La pobreza y la miseria, incompatibles con la dignidad humana, conducen a un considerable número de peruanos a un déficit, afectivo, espiritual, psíquico, ético e intelectual y a un evidente riesgo de caer en la corrupción, el narcotráfico, la delincuencia, el contrabando, el terrorismo, el vandalismo político, etc. y hay quienes, no estando en esta situación, lamentablemente también caen en estas sociopatías”.
Manifestó el sicoanalista Saúl Peña K., en su ponencia El ser del peruano que desarrolló en el Foro Descolonización y Soberanía de los Pueblos realizado días atrás en la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
“Las clases pudientes y medias pueden tener felizmente una Educación, una economía y un conocimiento que les permite una situación muy diferente a la del pobre o desvalido. Este es cada vez más pobre, debido una desocupación alarmante y está expuesto a situaciones deplorables y a sentimientos de venganza y revancha”, advierte el ponente
Desde su observación, vivencias y experiencia profesional, Peña refirió que teniendo los peruanos muchos aspectos comunes sin embargo existen brechas muy grandes entre las diversas clases socioeconómicas y educacionales, “diferencias que van desde lo ambiental y lo geográfico hasta lo racial, histórico y lingüístico”.
Integración
Para superar estas diferencias hace falta, aseguró, empezar por reconocer nuestro mestizaje histórico, integrando los aspectos indígenas y los hispánicos de nuestra identidad con otras influencias raciales, sociales y culturales.
Como una forma de entender mejor al peruano, el sicoanalista se remontó a la época de la colonia a la que calificó como violación genocida, de rapiña, ejercida por los conquistadores, con una falsedad en sus principios religiosos que propició una identificación escindida del peruano con el agresor y con el sometimiento.
Peña dijo que al colocar a la madre como lo indígena y al padre como lo español se percibe la agresión destructiva, el abandono, la exclusión y la descalificación del aspecto materno en relación al idioma.
“La lengua quechua que ha sido marginada desde la conquista hasta nuestros días por el país oficial. Garcilaso, Guamán Poma de Ayala, Túpac Amaru y Arguedas sobresalen en sus intentos de restitución”, apuntó.
“Las instituciones y la historia política de los líderes y de los gobernantes posteriores a la conquista y el virreinato, con honrosas excepciones, no muestran un interés por el país ni por los otros, sino por su propio beneficio. La patología política es más lesiva que la individual. El peruano está perdiendo la credibilidad, confianza y valores en todas las instituciones incluyendo el clero”, afirma el sicoanalista
Medio peruanos
Para mejor comprender la lucha de las comunidades nativas por la defensa de sus tierras, Saúl Peña puntualizó que la tierra ha sido siempre la alegría del indio, que siente que la vida viene de ella y vuelve a ella.
Recordó que “el virreinato estableció un régimen de brutal explotación que diezmó a la población aborigen y la redujo a un estado de servidumbre y de esclavitud. El padre De Las casas sobresalió humanitaria y civilizadamente en defensa de los indios. No ha habido en la república un defensor tan eficaz y porfiado de la raza indígena”.
“Ser peruano -agregó- es reconocer nuestra cultura y ancestro indígena y mientras no nos integremos seguiremos siendo medio peruanos. Todavía se mantiene marginado, denigrado y despreciado al indio y al quechua como si fueran inferiores, de ahí que un elemento indispensable para superar su miseria es educarlo digna, real y verdaderamente. El día en que haya amor auténtico, espontáneo, natural entre los que conformamos la peruanidad ésta va a llegar muy lejos”.
El sicoanalista, que tiene a José Carlos Mariátegui como uno de sus principales referentes, trae a la memoria al pensador que ponía toda la sangre en sus ideas.
“En el primer capítulo sobre la economía colonial me permito discrepar del Amauta, con todo el respeto y gratitud profunda que se merece. Cuando él dice que la conquista aparece en lo económico más netamente que en cualquier otro campo, como una solución de continuidad, yo más bien creo que la conquista aparece más en el terreno humano, dado el sometimiento, la impotencia, la violación, la humillación y el despojo constituyéndose en el trauma primordial de nuestra historia.”
La hipocresía
Peña considera que residuos de la conquista determinan que el peruano viva espacios de sometimiento externos e internos y sostiene que:
“Existe, en gran medida y lamentablemente, el peruano que es falso y que trata de aparentar o aparecer como ético y justo. En su vida cotidiana saca beneficios con una identidad escindida entre lo que dice y lo que hace. Hay andinos que tratan de mantener y sobrevivir con sus ideales primigenios y ser consecuentes con ellos pero al ser marginados pierden sus valores y se convierten en seudo criollos, sin conciencia moral. Algunos líderes son expresión hipertrofiada del falso ser y de una corrupción interior”.
Peña anotó que si bien la herencia de factores negativos coloniales influye en la hipocresía, el encubrimiento y la mentira que ha llegado a ser institucionalizada, no niega la responsabilidad del peruano actual.
Luego señaló que “los que dicen la verdad suelen caer muy mal. La mentira está vinculada al autoritarismo, a la carencia de Educación y a limitaciones personales, familiares, económicas y éticas. Todo esto genera una falta de autoestima, desde los sectores más deprimidos hasta los más encumbrados. Claro, también hay peruanos prósperos y con ética que no les gusta abusar de los otros y no tienen nada que envidiar a ningún ciudadano del mundo”.
Identidad
“Nuestra aspiración más grande -prosigue-, sería la certidumbre de nuestra identidad, nacionalidad y peruanidad, que nos llevaría a integrarnos con todos los países latinoamericanos. Así compartiríamos nuestra idiosincrasia, nuestras costumbres ancestrales, danzas, ritos, mitos, folclore.
El patriotismo no sólo es recordar nuestro pasado, sino vivir con satisfacción plena el ser peruanos, mirar hacia el futuro con el reconocimiento de nuestro pasado y presente”.
Todo esto, según el especialista, con libertad, a la que considera oxígeno para el espíritu y fundamental para cualquier ser humano . “La tiranía oprime la libertad de un pueblo y sofoca su impulso vital”, sentenció.
Destacó la importancia de desligarnos de prejuicios ancestrales, atávicos y destructivos. “La identidad y el ser peruanos está en la potencial capacidad que tenemos de integrarnos con la certidumbre, la confianza, el amor, la pasión lúcida y creativa para un ‘nosotros’ que incluya genuina y auténticamente todas las sangres”.