Sin Warmikuti no hay Pachakuti
Julieta Paredes / katari.org >>
Uno de los rasgos más importantes del proceso de transformaciones políticas de Bolivia es el planteamiento de la descolonización. Concepto que recoge las acciones que hombres y mujeres de los pueblos originarios ponen al centro de las urgencias históricas en nuestros territorios.
En este contexto, la organización y movimiento social Feminismo Comunitario de Abya Yala ha construido un conocimiento que conlleva propuestas concretas, tanto en políticas públicas, las que llamamos políticas de “despatriarcalización”, como también en profundas reflexiones filosóficas. Enunciados que posicionan nuestros cuerpos y territorios como hijas e hijos de la Pachamama.
El Feminismo Comunitario es un conocimiento construido que se concreta –con ese nombre– a partir del año 2006, en el proceso de la Asamblea Constituyente de Bolivia.
Feminismo Comunitario es hija del Proceso de Cambio y recoge el camino de lucha contra el neoliberalismo, y en una circularidad del tiempo encuentra viva la memoria de nuestras ancestras originarias aymaras quechuas, guaraníes, que hoy caminan delante de nosotras, como la sabiduría que nos guía, cuida y acompaña.
No somos feministas, nos llamamos Feminismo Comunitario, pero siempre aclaramos: “No somos feministas”. Nuestro nombre es una estrategia semántica, una estrategia del lenguaje ante la imposición colonial del castellano. Ya que usaron palabras para dominarnos, vamos a devolver –resignificadas– estas mismas palabras para descolonizarnos. Somos feministas comunitarias porque en cada una de nuestras lenguas originarias nosotras sabemos quiénes somos y cómo nombramos lo que somos.
Ruptura epistémica con Europa
Como decíamos, uno de los rasgos más ricos del pensamiento del Feminismo Comunitario es el de crear conceptos, tanto de análisis como otros generadores de acciones que movilizan a la sociedad en su conjunto. Queremos compartir en esta oportunidad solo dos de ellos: el concepto de análisis del “entronque patriarcal” y la propuesta de acción libertaria y revolucionaria “contemporaneidad descolonizada”.
Entronque patriarcal
Afirmamos que a partir de 1492 se instaura en los territorios de Abya Yala una articulación de patriarcados –el patriarcado ancestral y el patriarcado colonizador– que tiene como resultado la doble y triple opresión y discriminación de las mujeres indígenas originarias. Nuestros hermanos indígenas se rasgan los ponchos y tiran al suelo sus lluch’us.
“¿Cómo estas imillas feministas comunitarias vienen a decir tal cosa? ¿Que ya había un patriarcado ancestral? ¡Mentira, el patriarcado vino con los colonizadores!”, afirman. Pues no, en nuestros territorios ya existían relaciones de poder y opresión, no como las que hoy vivimos, pero ya había.
La forma de resolver este estado de situación –terrible para las mujeres– dentro del actual entronque patriarcal es precisamente el proceso de despatriarcalización del Estado, del Gobierno y de la sociedad propuesto desde nuestra organización.
Contemporaneidad descolonizada
Es otro de los muchos aportes conceptuales del Feminismo Comunitario, es la base de prácticas cotidianas de afirmación del ser, jaque-gente aquí, en nuestros territorios. Dejar los complejos y las búsquedas de tutelaje por parte de centros de poder político, económico, conceptual, entre otros.
Complejos que tienen origen en darle crédito a Europa de que, supuestamente, irían delante de nuestros pueblos, de nosotras y nosotros, como vanguardia civilizatoria del ser y el pensar. ¡Nada más falso! Y para entender y posicionarnos ante eso nosotras hemos creado el concepto de “contemporaneidad descolonizada”.
Existimos al mismo tiempo. Didácticamente lo explicamos como un paralelismo, líneas paralelas de tiempos, y no como un tiempo único, dominante, donde el tiempo eurocéntrico de Europa –valga la redundancia– se comió a los tiempos de los diferentes territorios.
Ciertas feministas nos quieren matar en tanto este atrevimiento tiene muchas alegrías por la dignidad de nuestras luchas. Pero también tiene dolorosos costos basados en la envidia, la competitividad entre mujeres y el plagio de quienes no son capaces de crear y practican un nuevo extractivismo intelectual. Acciones que resucitan a la Inquisición, sus linchamientos, calumnias y persecuciones.
Bienvenidas a construir juntas, nuestra organización y movimiento social está sembrado en todo el continente Abya Yala (mal llamado América). Tenemos voceras en cada territorio y nuestra máxima autoridad es la Asamblea de Asambleas.
Todas las hermanas que quieran pueden ser feministas comunitarias. Estamos en el área rural e igual en las ciudades. Si bien partimos de la memoria de luchas de nuestras ancestras indígenas originarias, el Feminismo Comunitario no es un feminismo indígena y solo para indígenas.
Tampoco somos un feminismo decolonial, como las académicas quieren etiquetarnos. En otra oportunidad explicaremos el porqué “comunitario” del Feminismo Comunitario. Pero quisiera dejar claro que nuestro horizonte es la Comunidad de Comunidades.