El genocidio expoliador contra la población indígena
Entre las mayores fortunas de Europa y de Estados Unidos, siguen actualmente figurando los descendientes de esclavistas y banqueros que amasaron riquezas en base al genocidio y la esclavitud.
Jorge Molina Araneda / alainet.org ->
De acuerdo a Marx, “El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, el exterminio, la esclavización y el sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: tales son los hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos representan factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria”.
El 12 de octubre de 1492 es una fecha que, anualmente, es celebrada con júbilo por muchos españoles. Probablemente muchos de estos no sabrán qué significa realmente esta fecha al margen del uso partidista y manipulado que el estado español le ha dado desde hace años, calificándolo como el día de la raza, elemento de la más alta expresión xenófoba y racista, como el día del descubrimiento del nuevo mundo, como si América existiese únicamente desde 1492, o como si dicho acontecimiento hubiera supuesto algo positivo para la población indígena americana.
Sin embargo, lejos de percibirlo desde esta óptica deformada, para muchas personas esta fecha nefasta simboliza el inicio de la decadencia, explotación y miseria de todo el continente americano durante siglos; primero a través de la explotación europea y más tarde por la explotación criolla.
Así pues, el 12 de octubre de 1492 los navíos españoles capitaneados por Cristóbal Colón (que luego demostraría sus dotes de mando y esclavismo explotador), Juan de La Cosa (adinerado cartógrafo) y los hermanos Vicente Yáñez y Martín Alonso Pinzón (representantes de la alta burguesía andaluza) llegaron a las caribeñas costas de Guanahani, dato no muy preciso ya que también se baraja la posibilidad de que desembarcasen más al sur, en las costas de Cayo Samaná, donde los americanos contemplaron por primera vez las cruces y estandartes de los desconocidos occidentales, ignorando en ese primer momento el desastre que este hecho iba a suponer para su civilización.
Inmediatamente se inicia la conquista, colonización y expolio masivo más vergonzoso de la historia. Primeramente, los castellanos se limitaron al robo de las joyas y objetos de valor que poseían los indígenas. Al agotarse, continuaron con el saqueo de las minas de metales preciosos, explotadas mediante el trabajo forzado de una población indígena esclavizada que pronto registró un empeoramiento de su nivel de vida, reflejado en un incremento muy pronunciado de la tasa de mortalidad en un corto período de tiempo.
En este aspecto cabe resaltar la responsabilidad no solo de los soldados castellanos, si no del propio Cristóbal Colón, tan idealizado por muchos, el cual inició el primer gobierno extranjero en América. Su gobierno en las islas caribeñas (puesto que aún no se había explorado el continente americano) se prolongó desde 1492 a 1500, tiempo que Colón aprovechó para su enriquecimiento personal y de su familia. Prueba irrefutable de esto son las enormes atribuciones que se le conceden en las capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492, donde obtiene poderes absolutos:
- Otrosi, que vuestras altezas hacen al dicho Cristóbal Colón su virrey y gobernador general en las dichas islas y tierras firmes que el descubriere. Que de todas las mercaderías, Don Cristóbal lleve para sí la décima parte de todo ello. Que en las dichas islas y tierras firmes naciera pleito alguno, él o su teniente, pero ningún otro juez, conozca el pleito y lo provean desde ahora. Por cuanto vos, Cristóbal Colón, vades por nuestro mandado a descubrir y ganar islas y tierra firme, desde que lo hayáis descubierto, vos intituléis Almirante, virrey y gobernador de ellas, etcétera (Historia de las indias, Bartolomé de las Casas, 1527-1561).
De esta manera Colón inicia, con mano de hierro, su gobierno en América. Pero la situación económica se volvía insostenible; el oro y la plata fueron agotándose, y vio la necesidad de buscar otro recurso. Su brillante alternativa no se hizo esperar; traficar con los esclavos indígenas como mercancía sería la perfecta alternativa para seguir sacando partido económico a las colonias americanas, de forma que en poco tiempo cantidades ingentes de indígenas pasaron a la península para ser comerciados y esclavizados en los territorios de la corona.
Ello, como es lógico, supuso una dura reacción de resistencia y rechazo por parte de la población indígena, que a mediados de 1493, y tras sufrir la explotación y abusos de los castellanos, se sublevan y exterminan la primera colonia europea en América, el llamado Fuerte Navidad.
Tras esta situación, que rápidamente se le escapó de las manos a Colón, la reina Isabel de Castilla, decidió suspender el trafico inhumano de esclavos y poner fin a la esclavitud, aunque más tarde veremos que lo hizo no por cuestiones humanitarias si no por meros intereses económicos, para limitar el poder absoluto de Colón en favor del de la corona castellano-aragonesa.
Sin embargo, esta idea de Colón, no desapareció con su expulsión en 1500, sino que, lamentablemente, pasó a sus sucesores políticos, como el gobierno del clérigo Fray Nicolás de Ovando (1502-1509), el cual organizó administrativa, económica y políticamente los enclaves caribeños, pero que continuó con sus medidas racistas contra la población indígena, de forma que inició un sistema de trabajo forzado de la población indígena usada como mano de obra esclava por todas las islas.
Además, los conquistadores, recuperan un triste fenómeno, resquicios del oscuro pasado medieval, con la reinstauración del sistema de la encomienda, que tantos conflictos producirá.
Este sistema consistía en que la corona asignaba o “encomendaba” a los conquistadores españoles una serie de indígenas, para de esa forma usarlos como mano de obra esclava y poder beneficiarse económicamente de su trabajo, en situación de absoluta explotación. Además, por si fuera poco, en ese periodo, el conquistador se veía obligado a trasmitirles la cultura cristiana occidental para que olvidasen su pasado, así como la lengua castellana, todo un proceso de conquista y aculturación de los indígenas americanos.
También se usaron otros sistema de control de la población indígena, como el repartimiento, con trabajo forzado por turnos, donde se reclutaba a la fuerza a los indígenas en los pueblos o aldeas, y del que, estaban exentos los caciques y altas familias nobiliarias indígenas, mostrando un evidente clasismo, o también el yanaconaje, en situación de semi-esclavitud (pues legalmente no se reconocía como tal) o directamente la esclavitud, fundamentalmente de la mano de obra esclava negra importada como mercancía desde África, y solución alternativa por la masacre de población indígena americana, que adoptaron diferentes sectores de la sociedad castellana, y aceptada indirectamente por el célebremente conocido defensor de los indígenas Fray Bartolomé de las Casas.
Así, con el paso del tiempo, y por obra de la conquista castellana, se inició y formó una sociedad desigual, clasista y racista, que sentó las bases de la futura sociedad americana a partir de entonces y cuyos cánones, tristemente se mantienen hoy en día en estos países.
Esto es el llamado concepto de la “pigmentocracia” que tan adecuadamente describió el explorador Alexander von Humboldt en el siglo XVIII donde dice que: “En América, la piel más o menos blanca decide el rango de un hombre en la sociedad”
De esta forma las relaciones sociales ya desde el siglo XVI en América, se fundamentaron en factores puramente étnicos, y donde, la mayor parte de la sociedad, se encontraba discriminada socialmente.
Por su parte los indígenas, no obstante desde la proclamación de las Leyes de Burgos (1512) y las Leyes Nuevas (1542) habían dejado de ser legalmente esclavos, no cambiaron su desigual situación, estaban explotados por los conquistadores, pagaban tributos excesivos por el mero hecho de ser indígenas (mita, coatequitl), socialmente estaban discriminados por las elites occidentales y criollas (hijos de occidentales nacidos en América) y se encontraban en situación de total desprecio y rechazo de las cúpulas políticas gobernantes, que los aislaban del resto de la población en lo que entonces se llaman “reducciones” (iniciadas por el Virrey Toledo, célebre asesino y represor de indígenas) y que hoy llamaríamos guetos, con una autentica jerarquización y estratificación social.
Por su parte, la situación de los esclavos negros era más nefasta aún, pues ellos sí eran considerados legalmente como esclavos, deportados y literalmente “cazados” como animales en África, llegaban a América para hacer los trabajos más duros e insoportables, con pésima sanidad, higiene y alimentación, y que se usaban en condiciones de trabajo extremas, se les quitaba su libertad y eran tratados como piezas, mercancía y objeto, pero nunca como seres humanos.
Los mismos conquistadores se regocijaban en dicha afirmación (como más tarde el general norteamericano George A. Custer, justificaría la matanza de indios norteamericanos, en que no eran considerados como personas al no tener alma y no ser cristianos). Ese era un recurso moral ampliamente utilizado en la época.
Todo este proceso condujo, como era lógico, a una auténtica catástrofe demográfica de la población indígena americana: se exterminó al 90% de ella tan solo en el primer siglo y medio de invasión (90 millones de personas). La teoría más aceptada respecto de este hecho es la llamada tesis homicida, pronunciada por Fray Bartolomé de las Casas en su insigne libro Brevísima relación de la destrucción de las indias, el cual considera como causa principal de la caída demográfica, las continuas torturas, abusos, asesinatos, trabajos forzados, y carencias higiénicas y alimenticias que sufrieron los indígenas desde la llegada de los occidentales.
En este sentido, son bastante explicitas las narraciones de las atrocidades cometidas por los castellanos en América, narradas al detalle en su libro, donde se pueden encontrar testimonios como estos:
- A todos los señores que eran más de ciento y que tenían atados, mandó el capitán quemar vivos en palos hincados en tierra.
- Fue él y estando embebidos y seguros en sus bailes, dice Santiago y a ellos, y comienzan con las espadas desnudas a abrir aquellos cuerpos desnudos, a derramar aquella generosa sangre, que a uno no dejaron con vida.
- Hicieron ley los españoles, que todos cuantos indios de todo género y edad tomasen a vida, echasen dentro en los hoyos y así las mujeres preñadas y niños y viejos a cuantos pudieron tomar, echaban en los hoyos hasta que los henchían traspasados por las estacas.
Estos son solo algunos fragmentos de las muchas y detalladas matanzas y torturas que Bartolomé de las Casas pudo ver y oír de las acciones de los españoles.
Asimismo, son muy explícitos del trato de los conquistadores a los indígenas, los propios documentos y testimonios ofrecidos desde las fuentes castellanas, como el llamado “requerimiento” de 1513, donde se dice textualmente:
- Y si no os sometierais, y en ello maliciosamente dilación pusierais, yo entraré poderosamente contra vosotros y os haré guerra y os sujetaré al yugo y obediencia de la iglesia y la corona, y os tomaré a vuestras mujeres e hijos, los haré esclavos, los venderé , tomaré vuestros bienes y os haré todos los daños y males que pudiere, siendo todo ello vuestra culpa.
En Las Venas Abiertas de América Latina, Galeano señala que tan solo el saqueo de la mina de Potosí le reportó a Europa unas ganancias descomunales, cuyo volumen en plata hubiera alcanzado para construir un puente de plata entre América y Europa. Otro puente se podría haber construido con los cadáveres de los indígenas esclavizados en la mina: 8 millones de indígenas fueron reventados de explotación por los españoles, en la primera etapa de saqueo de Potosí.
Un indígena esclavizado en Potosí tenía una esperanza de vida de dos meses en promedio (luego de ese lapso esclavizado, fallecía, y los invasores lo reemplazaban por otro indígena esclavizado). Asimismo, la mina de Ouro Preto en Brasil se tragó la vida de millones de africanos y les reportó a los invasores capitales que serían decisivos para el capitalismo europeo. Al estar la Península Ibérica endeudada por causa de sus guerras santas, los banqueros europeos cosechaban toda esa riqueza empapada en sangre humana y dolor.
Siguiendo a Cecilia Zamudio, el 12 de octubre significa igualmente el inicio de la deportación masiva de seres humanos perpetrada por los europeos desde África hacia América: al menos 33 millones de africanos fueron deportados, murieron dos tercios de ellos en los abominables trayectos, y el tercio sobreviviente fue esclavizado en el continente americano, así como sus descendientes durante siglos.
La aristocracia y burguesía europea lograron la mayor acumulación de riquezas jamás vista, en base al saqueo del continente americano, en base a la deportación y esclavización de millones de seres humanos, en base al genocidio y la tortura. Esa acumulación de riquezas sin precedente, fue la que le permitió al imperialismo europeo cimentar su supremacía a nivel planetario, impulsar la revolución industrial, y erigirse hasta hoy como metrópoli del capitalismo.
Los Estados Unidos, antigua colonia poblacional inglesa, se erigieron igualmente como potencia capitalista en base al trabajo esclavo. Entre las mayores fortunas de Europa y de Estados Unidos, siguen actualmente figurando los descendientes de esclavistas y banqueros que amasaron riquezas en base al genocidio y la esclavitud.