Bartolina Sisa: una luchadora aymara contra el Imperio español
En el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, conoce la historia de Bartolina Sisa, luchadora indígena de Bolivia del siglo XVIII.
Helena Zelic, Barbara Salazar / capiremov.org
Bartolina Sisa fue una mujer indígena de etnia aymara, comerciante y guerrillera que lideró luchas del levantamiento contra el colonialismo español junto a Tupac Katari, su compañero y lider insurgente, Inca Rey de los Aymara y Virrey del Inca. Luchando contra el dominio de los españoles, las agrupaciones indígenas combatieron la opresión a la que estaba expuesto su pueblo.
La invasión española en el continente americano fue responsable de introducir prácticas de violencia y explotación marcadas por el patriarcado, el racismo, el desarrollo del capitalismo y la esclavitud. Bartolina fue una de las mujeres que tomaron el mando de los rebeldes de su región. Combatiendo con fusil y liderazgo, Bartolina y otras compañeras como Gregoria Apaza organizaron batallones populares contra el Imperio español. Bartolina Sisa fue responsable por tareas de reclutamiento, de organización logística de provisiones y circulación en territorio rebelde.
Recopilando la historia de Bartolina Sisa
Según estudios que recuperan su trayectoria, Bartolina tiene posible origen en el 24 de agosto de 1753, en el corregimiento de La Paz, cuando parte del territorio boliviano era conocido como Alto Perú. Habiendo crecido en el seno de una familia acomodada por el comercio de coca, no se dejó cegar ante la realidad de los demás.
Bartolina fue una de las participantes del primer cerco a la ciudad de La Paz. A inicios de 1781, organizó campamentos durante la sublevación en ciudades como como El Alto, o zonas de la capital, como Killi Killi, Poto Poto (hoy Miraflores) y Pampahasi. El 13 de marzo de aquel año, el grupo montó campamento en La Ceja de El Alto, cerrando los accesos a la ciudad. La ocupación llevó semanas, y solo fue levantada en junio por una acción del Ejército.
Bartolina fue presa un mes después, según fuentes, a consecuencia de una traición, y sufrió torturas para que entregara a los líderes de la insurgencia indígena, pero no hay indicios de que haya dicho una sola palabra. Se relata que, en el día de su cumpleaños, su agrupación organizó una “fiesta” en su homenaje, produciendo sonidos descentralizados alrededor de la zona de la ciudad donde estaba ubicada la cárcel, en una demostración de fuerza política y afirmación cultural.
Después de una segunda rebelión que nuevamente cercó La Paz, las fuerzas españolas arrestaron y sentenciaron a muerte a las y los líderes del levantamiento, incluso Tupac Katari, quien fue descuartizado en espacio público. A él se le atribuye la siguiente frase, que se mantiene viva hasta los días actuales: “a mí sólo me matarán, pero mañana volveré y seré millones”.
Fue muy difícil mantener los múltiples levantamientos que ocurrieron en 1781, pues toda la estructura hispánica estaba en su contra. Asimismo, jugaron un papel central para la independización. Según una investigación realizada por la historiadora Pilar Mendieta, que estudió los diarios de un oidor miembro de las élites locales, “le sorprende el hecho de que las mujeres indígenas sean protagonistas en actos políticos que sólo son válidos para la esfera masculina, combatiendo junto con sus maridos, lanzando piedras e incluso comandando ejércitos.
La actuación de las mujeres indígenas se realiza fuera de los muros de la ciudad sitiada, en el contorno espacial que dominan los indígenas.” En el diario, el oidor escribió que “circunvalaron con sus mujeres la ciudad como si concurrieran por cómputo diez o doce mil de ellos, bajaron los hombres y acometieron por todas partes con muchedumbre de una pedrea continua”.
Bartolina Sisa fue asesinada el 5 de septiembre de 1782, hace exactos 239 años. Su muerte fue violenta, en un intento colonial de poner miedo a sus compañeras y compañeros rebeldes, como muestra la brutal descripción del oidor recuperada por Mendieta: “(…) que sacada del cuartel a la plaza mayor por su circunferencia, atada a la cola de un caballo con una soga de esparto al cuello, una coroza de cuero y plumas y una aspa afianzada sobre un bastón de palo, en la mano, y a voz del pregonero que publique sus delitos sea conducida a la horca y se ponga pendiente de ella, hasta que naturalmente muera y después se claven su cabeza y manos en picotas con el rótulo correspondiente, y se fijen para el público escarmiento en los lugares de Cruz Pata, Alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y (…) después de días se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayo Ayo y Sapaaqui, de su domicilio y origen, en la provincia de Sicasica, con la orden de que se queme después de tiempo y se arrojen sus cenizas al aire donde estime convenir.” Su asesinato se debió a su intenso liderazgo y radicalidad en la batalla contra el poder colonial. Esta lucha, que no se apaga, se vuelve semilla para las nuevas luchadoras.
La presencia de Bartolina Sisa en las luchas actuales
Desde 1983, la fecha de su muerte se ha transformado en el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, como forma de visibilizar la trayectoria histórica de las luchadoras originarias de las Américas y de todo el mundo. En 2005, el Congreso Nacional de Bolivia reconoció a Bartolina como heroína nacional aymara.
Pero su lucha vive más allá de las fechas celebrativas y títulos institucionales: está pulsante en las batallas travadas por las mujeres indígenas organizadas en Bolivia, Perú y otros territorios originarios por el derecho a la tierra y la soberanía, la democracia y al reconocimiento de la pluriculturalidad amerindia. Las organizaciones populares de hoy mantienen de Bartolina su fidelidad a la lucha y su insumisión.
Los espacios de organización indígena son “lugares sagrados donde nuestros antepasados debatían la lucha por la libertad, la justicia y dignidad. Su lucha no fue en vano, ¡Gloria a Bartolina Sisa!”. Así dijo Lucho Arce, el presidente electo por voto popular después del golpe de Estado de 2019, hace dos semanas, en la fecha del cumpleaños de Bartolina, cuando visitó un sitio histórico donde las organizaciones indígenas del siglo XVIII se reunían políticamente.
La luchadora también prestó su nombre a la Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”. Así ellas conectan el pasado de explotación patriarcal colonial y las luchas necesarias en el tiempo presente, ante las nuevas y viejas estrategias de dominación. Las mujeres indígenas tienen un rol protagónico en la defensa de los territorios y de la diversidad de semillas, en la resistencia al agronegocio y a proyectos extractivistas. Construyen a diario la soberanía alimentaria y el enfrentamiento a las violencias estatales, racistas y patriarcales, al mismo tiempo en que mantienen vivas sus sabidurías ancestrales.
“El golpe nos cortara como un machete. Los aliados de la Sra. Jeanine Yáñez sacaron armas y ametralladoras. Aquí en Montero, mataron a un muchacho a balazos. Los golpistas no nos quieren ver a nosotras, las indígenas, las campesinas. Por ese momento, estamos peleando y discutiendo con el gobernador de Santa Cruz de la Sierra, Luis Fernando Camacho.
Nosotros trabajamos para el sustento del pueblo. Sembramos maíz y no queremos la semilla transgénica, queremos vivir con semillas naturales. Pero ellos, con sus semillas, siguen intentando impedir nuestro buen vivir. Con violencia, maltrato y humillación, la gente de derecha no nos reconoce como bolivianos, indígenas y labradores de la tierra. Nos están botando de las comunidades y nos tratan de avasalladores. No somos avasalladores, somos necesitados -por eso, estamos en nuestras organizaciones. Como mujeres, como campesinas, como indígenas, seguimos luchando y vamos a seguir así, como la compañera Bartolina Sisa, que defendió a los pobres.”
Redacción de Helena Zelic con la contribución de Barbara Salazar (MST Bolivia). Revisado por Luiza Mançano