Perú. Un país donde la presencia campesina incomoda
Itzamná Ollantay / katari.org
En 1821, la jurisdicción territorial del ex Virreinato de Lima, fue convertida en República peruana para beneficiar material y simbólicamente a los criollos y posteriores oligarquías del país.
En 1821, la jurisdicción territorial del ex Virreinato de Lima, fue convertida en República peruana para beneficiar material y simbólicamente a los criollos y posteriores oligarquías del país. Dicho Estado republicano funcionó como un apéndice de las haciendas de los gamonales.
En la actualidad, este sistema político y cultural del Estado criollo gamonal se encuentra ante una posibilidad histórica de ser transformado por un Gobierno campesino, tanto a nivel simbólico como material, para responder a la realidad multicultural del país
¿Quiénes debían gobernar el Perú?
Perú fue creada y regentada para que “limeños blancoides” manden, y los cholos y campesinos obedezcan. Y es justamente este principio constitutivo y organizador del sistema republicano criollo del país que está siendo desafiado con la sola presencia del Campesino Pedro Castillo como Presidente en el Bicentenario del Perú.
Durante campaña electoral 2021, la clase media (tradicional y emergente) y la gran mayoría de provincianos acumulados en Lima (buscando el “sueño limeño”), se quedaron observando el sombrero del entonces candidato presidencial Pedro Castillo, mas nunca le prestaron suficiente atención a sus propuestas de cambio. Por eso la incomodidad y el fastidio actual cuando Castillo comienza a hacer lo que dijo.
Lo cierto es que ese campesino de sombrero, proveniente de la “nación clandestina”, con aroma a sudor andino y con estética “subalterna”, ahora es el Presidente del Perú. Un país donde coexisten varios países sin conocerse, ni encontrarse entre sí.
¿Qué les ofende más a los patrones criollos del Perú?
Si la consumación de la elección/triunfo del campesino andino ya era una ofensa para la oligarquía y la “limeñidad” acriollada, los actos protocolares de la transmisión de mando (con marcada presencia de personajes como Evo Morales), el discurso presidencial del campesino y la conformación del Gabinete de Ministros ofendió de sobremanera a los patrones del Perú.
Pero, por las reacciones, los ofendidos no solo fueron los patrones con aroma a naftalina, sino también la “limeñidad” acriollada y provincianos “alimeñados”, al ver que el Gabinete de Ministros sería presidido nada menos que por otro campesino andino: Guido Bellido (congresista).
Los primeros sienten que el Estado finca corre peligro; los segundos, quienes se creen “los nacidos para ejercer función pública”, sienten que su mercado laboral cautivo se les esfuma.
Tanto los patrones del Perú, como las y los limeños acomplejados, y provincianos “alimeñados”, hasta el 30 de julio pasado asumieron que Pedro Castillo sería un Presidente campesino domesticable a los intereses económicos y culturales hegemónicos.
“Dejemos que sea Presidente, pero los ministros y funcionarios los seguiremos poniendo nosotros”, dijeron, pero no fue así. El campesino insumiso se insubordinó también con la conformación de su Gabinete ministerial. Y estos cambios simbólicos les comienzan a preocupar sobremanera.
En el fondo, es el miedo a perder privilegios culturales y materiales bicentenarios “naturalizados” en la República criolla, fundada en un racismo lacerante que les constituye su falsa identidad superior de criollos y acriollados sobre las grandes mayorías sociales y culturales de los pueblos del Perú.
Tienen miedo que el gobernante de soberano gobierne bien, y los derrote moral e intelectualmente desde el interior del mismo Estado excluyente que los patrones diseñaron. Pero, el peor miedo es al proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional que el Presidente Castillo ya anunció. ¡Tienen miedo al Perú de todas las sangres!