Panguipulli: La obscena historia de impunidad de un lindo pueblo del sur
Mauricio Durán Espinoza / El Puelche / katari.org
Mientras escribo estas líneas, la Municipalidad de Panguipulli, el juzgado de policía local y otras dependencias de servicios públicos arden y se consumen por las llamas en una expresión de rabia e impotencia, frente a la indolencia y el desprecio por la vida de un joven.
Quizás una conciencia colectiva que estalla frente al cobarde asesinato de Francisco Romero, un muchacho humilde, un artista de las calles y creador de bellas joyas con piedras preciosas y noble cobre andino, en medio de una ciudad turística como Panguipulli, a vista y paciencia de los transeúntes en una de esas tarde de verano de postal del sur, en un pueblo donde nunca pasa nada, no se puede entender a primera vista.
Quizás las desafortunada intervención del Alcalde de Panguipulli, más preocupado del orden público y de la vuelta a la normalidad, que de dar un sentido pésame a la familia del joven asesinado en declaraciones a medios nacionales. Quizás la declaración pública de Carabineros de Chile tratando de instalar la defensa propia como excusa para respaldar al funcionario policial. Quizás hay que dar un poco más de contexto, para que se dejen de decir que no lo vieron venir.
Escena uno: Un asesinato a plena luz del día
Que vemos en el video, a Francisco Romero, sosteniendo en sus manos sus malabares hechos de un latón sin filo, artefactos y no armas blancas, que se consiguen en cualquier tienda de artículos circenses. El joven está siendo rodeado y apuntado por tres efectivos policiales. Hay dos disparos a los pies del muchacho, quien se esconde del carabinero que tiene de enfrente en una caja o tablero eléctrico que controla los semáforos.
Luego de los dos disparos, Francisco en una reacción natural ante el uso desproporcionado de la fuerza, se abalanza para asustar al efectivo policial quien finalmente le dispara en un muslo y luego otro disparo que le atravesó el pecho. El carabinero y los efectivos policiales se retiran del lugar, mientras el cuerpo de Francisco exhalaba su último respiro, auxiliado por una TENS que fue testigo junto a su hija del hecho,
El testimonio de la Tens Naty Peralta, que dejamos aquí, nos explica sin eufemismos la situación vivida durante la tarde del viernes 5 de febrero de 2021 en el centro de Panguipulli.
Escena dos: Una larga historia de impunidad I
Panguipulli es una comuna que se encuentra al noroeste de la provincia de Valdivia, en la región de Los Ríos y a pesar de su belleza natural y aspecto de pueblo donde nunca pasan este tipo de situaciones, tiene un historial de impunidades y despojos que se remontan desde la llegada de los colonos al territorio y la usurpación de tierras mapuche, ahí están los asesinatos de mapuche que se opusieron al avance del progreso a costa de su territorio, producto de engaños y corridas de cerco. Esto relatos están expuestos en el Parlamento de Koz Koz escritos por el periodista Aurelio Díaz Meza, allá por 1907.
Luego vinieron los años de la explotación forestal que trajo consigo la expoliación de los trabajadores forestales y sus familias, que cansados de tantos abusos y pagos en vales de pulperías tomaron el control de sus vidas; y en el contexto de la reforma agraria intentaron construir en estas cordilleras un mundo más justo para ellos y para sus hijos.
Pasó nuevamente el cuervo de la violencia estatal y en nuestra memoria están presentes los detenidos desaparecidos, las torturas, los fusilamientos de trabajadores que solo ejercían sus derechos y su dignidad en plenitud por primera vez en la vida. Más de setenta nombres están en las placas del monumento de Neltume, que diariamente hace una vigilia permanente en búsqueda de justicia y fin a este horrible y vergonzoso capítulo de la historia nacional de la impunidad.
Todos estos elementos están descritos en extenso en el Informe Rettig y en el informe Valech, así como en diferentes libros de memorias y testimonios de la lucha obrera. Que decir de los desplazamientos forzados de familias completas de las cordilleras a poblaciones como la Lolquellen o como pueblos cercanos como melefquen.
No olvidar que el último desalojo lo hizo el grupo Luksic, al expulsar a las familias de Enco. No olvidar que las 320 mil hectáreas del Complejo forestal y maderero tierras pasaron a las manos de los nuevos ricos a precios irrisorios, que hablan de un despojo corrupto.
Tampoco podemos olvidar la impunidad en el asesinato y tortura de siete luchadores sociales en 1981, que resistieron y combatieron una dictadura que implementó este modelito de país oasis de paz, tranquilidad y progreso en América Latinas.
Veo los noticieros y vuelven a repetir que Panguipulli es un lindo pueblo del sur donde nunca pasa nada. Hay que seguir con esta memoria obstinada.
Escena Tres: Una larga historia de impunidad II
Pero el 21 de agosto de 2016, a Macarena Valdés, madre de cuatro niños, compañera floreciente de ternura y esperanza, nos la arrebató ese cuervo invisible lleno de violencia , por defender junto a su compañero Rubén Collío y la gente de las comunidades mapuche, el territorio de Tranguil de la instalación de una mini central hidroeléctrica. A pesar de los rumores inoficiosos y viles, ahí están los informes tanatológicos que indican que Macarena no se suicidó, sino que hubo participación de terceros.
Hasta el momento, la impunidad de la violencia que opera en la sombras nos impide hacer justicia en este lindo pueblo con vista al lago y la cordillera. En estos días, su suegro Marcelino Collío, dejó este plano terrenal hacia el wenumapu sin encontrar justicia, mientras la carpeta de investigación duerme en la Fiscalía de Panguipulli.
La impunidad es obscena
Y este viernes 5 de febrero de 2021, un carabinero al cual el Estado de Chile le entregó un revolver para defender y proteger a sus ciudadanos, comete un asesinato a plena luz del día en el centro de Panguipulli; amparado en su rol de autoridad y en medio de un remedo de protocolo de control de identidad, matando a Francisco, un muchacho en situación de calle, preocupado del sentido humano y su relación con la naturaleza, un cabro lindo con un piuke y pulli (corazón y espíritu) tan azul como el cielo que nos cubre, tan digno en su sencillez como ese profundo reflejo de las montañas azules que lo cobijaran de aquí en adelante, como un manto brillante, pues él era el más sencillo y digno entre nosotros y nosotras. La violencia policial e institucional también es obscena.
Todo asesinato público es un asesinato político
Claramente lo de este viernes 5 de febrero, fue una muestra más de la violencia institucional que gracias a la impunidad centenarias, justifica las acciones de aquellas personas que repletas de privilegios tratan de establecer un orden clasista, represivo, segregador y humillante para los pueblos mapuche y chileno que habitan este lindo pueblito donde cada asesinato que les he relatado ha sido político.
Recalcamos lo de político porque tras una espontánea manifestación ciudadana, en repudio a este asesinato, Carabineros copó el centro de la ciudad con efectivos policiales tratando de imponer un escenario de miedo y terror, con lacrimógenas so pretexto de restablecer una normalidad que efectivos de su institución; habían quebrado con la delicadeza de un elefante corriendo en medio de una cristalería.
Esto unido a los desafortunados comentarios de la autoridad local, a la declaración pública de carabineros calificando el asesinato como en defensa propia, se sintieron como una provocación, como un escupitajo, como un insulto más a las inteligencia y la sana conciencia de la gente justa y trabajadora que habita Panguipulli.
Recordemos que todo asesinato es político en este pueblito del sur de Chile, donde nunca pasa nada según la tele. Algunos se quejaran de los incendios de espacios públicos, de las barricadas y de esta revuelta popular que con sus fuegos intenta purificar tanta miseria humana, tanta vileza, tanta sangre que ha cubierto nuestro campos y calles.
Los edificios, las construcciones, los computadores, los registros, todo eso se puede recuperar o reconstruir, pero las vidas de Francisco Romero, de Macarena Valdés, de los luchadores sociales que enfrentaron dignamente la dictadura militar, de los trabajadores y trabajadoras del Complejo, y nuestras lamgen y peñi asesinados y torturados durante el proceso de colonización y usurpación del territorio mapuche de Panguipulli a inicios del siglo XX, no se pueden reparar, no se pueden resarcir, ya que la impunidad es una violenta arma política de terror y una costumbre en pueblos del sur de Chile con vista al lago y al volcán.
Los medios de comunicación han tratado de instalar ese eufemismo de mierda denominado “confuso incidente” o “enfrentamiento”. Estimados colegas comunicadores, no fue confuso, fue un asesinato a plena luz del día, ni tampoco un incidente aislado en esta larga y hermosa historia de impunidad sistemática de este pueblito del sur de chile que le hemos relatado sintéticamente.
Sabemos que intentaran utilizar esta revuelta inédita en la historia local de Panguipulli, para militarizar el territorio so pretexto de la vuelta a la normalidad y el restablecimiento del orden público, ya lo escribe y pide por redes sociales José Antonio Kast, el rubiecito fascista del Partido Republicano, pidiendo que intervenga el ejército, antes de que quemen la ciudad completa y no olvidar que la Multigremial en la voz de su vocero, Juan Pablo Swett, ha estado solicitando la implementación de estado de sitio en la macro zona sur.
Sabemos, por experiencia histórica como operan los patrones en el sur. No olvidemos que la impunidad de los privilegiados siempre será defendida por los fascistas en este lindo fundo con vista al mar y a la cordillera llamado Chile.
Pero aquí no hacen falta más carabineros, ni más militares, ni imponer nuevamente el terrorismo de Estado para que la obscena impunidad siga sustentando el poder vertical y el privilegio autoritario de unos pocos, sobre los pueblos que habitan el territorio; en Panguipulli, es este territorio digno del Wallmapu, lo que es urgente y necesario es que se haga Justicia de Verdad por todos los asesinatos políticos y todas las vulneraciones a los derechos de los pueblos mapuche y chileno mestizo; realizados por la élite política, terrateniente y militar desde la mal llamada pacificación de la Araucanía hasta el presente.